I.
Alitalia ha vuelto a superarse a sí misma en lo que se refiere a la comida servida en el vuelo. Si la última vez fue un bocadillo de alcachofa con quesito, ahora directamente han metido dentro del pan un trozo del recubrimiento de goma del portaequipajes con un poco de perejil
En el aeropuerto, había estado miroteando el quiosco (mira que me gustan a mí los quioscos de prensa. ¿Por qué será eso?). En la portada de
La Vanguardia decía: “Rajoy se limita a considerar las palabras del General Mena inaceptables.” Interesante, la retórica periodística, atendiendo a quien la usa: se limita. ¿Qué tendría que haber hecho Rajoy? ¿Convocar una rueda de prensa y hacerse caca delante de los periodistas en la gorra de plato del militar?
En el vuelo, después de la comida, me quedé traspuesto un momento y tuve un sueño. En él aparecía Mena vestido como la adúltera del Evangelio. Estaba postrado en el suelo. Carod-Rovira, Puigcercós y Maragall lo rodeaban con piedras en la mano; en cada piedra estaba escrita la palabra “antidemócrata”. Ya iban a tirárselas, cuando apareció Rajoy, vestido de blanco y con un halo, fumando un puro. Y dice: “Quien esté libre de pecado…” Entonces me desperté.
Esto me pasa por comerme el bocadillo de recubrimiento de portaequipajes (con perejil) de Alitalia.
II.
Desde el momento en que me bajé del tren en la estación de Santa Maria Novella (aterricé en Pisa y luego hice Pisa-Florencia en tren), tuve una clara sensación de familiaridad, que se acrecentó cuando algo después me monté en el autobús de línea (el 14), camino del piso; como si no hubiera estado veinte días en Granada. No tuve esa sensación, empero, cuando volví de Florencia a Granada por Navidad: entonces, tal y como conté, sí experimenté el proceso natural de reubicación (como cuando he vuelto de Tolox, o de otros lugares donde haya podido estar algún tiempo). Es algo extraño. Me limito a consignarlo, sin tratar de buscarle explicación.
Hoy, después de comer, he paseado por una Florencia soleada y casi desierta. Sigue tan bonita como siempre.
Esta que sigue, creo que es una de las mejores fotos que me han salido, si no la mejor; la Piazza della SS. Annunziata a pleno sol, con turista absorta en la contemplación de la belleza:
Gótico y Renacimiento conviven:
Aunque no lo parezca, esto es el alerón de un tejado: