Jun 23, 2009 00:24
Impulso
Está ahí, en su mirada. En la manera en que la mira cuando piensa que tú no lo ves. En el modo en que sigue tus pasos con la vista cuando cree que Lavander no presta atención.
No podrías decir exactamente qué es. Y eso es realmente descojonante. Tú, Hermione Granger, Prefecta de Gryffindor y mejor alumna de tu curso. Y sin embargo, se ha encontrado con algo que no sabe.
Es un brillo. Algo especial. Sus ojos son diferentes ahora. Porque él es diferente. Nunca como ahora has sido consciente de esto. Él es Ron Weasley, tu amigo (ahora que se arreglaron). Sus ojos son serios cuando repasan juntos El Profeta. Serios y azules, con el mismo tono de esas flores que tu madre corta para ti en las vacaciones. Son cálidos y bromistas cuando al finalizar las clases tú decides llevarle los deberes. Sus ojos son cálidos y profundos. Y te invitan.
Los ojos de ron son azules y profundos y tú no puedes resistirte al impulso de acercarte a él. Cerca. Cada vez más cerca. Hasta que el mundo se desdibuja y sólo queda ese azul que te invita. Podrías acercarte. Si juntaras valor, seguro te acercarías tanto que podrías ver las pequeñas vetas de celeste, esas que ni él sabe que tiene. Podrías sino fueras Hermione Granger, Prefecta de Gryffindor y si él no fuera Ron Weasley, tu amigo de toda la vida, como Harry. Sólo que por Harry no sientes estas ganas de acercarte. Estas ganas de sentirlo. Por eso aprovechas de Madame Pince, que aparece buscando un volumen de Defensa Contra las Artes Oscuras, y huyes despavoridamente.
Y te haces una promesa. Alguna vez,algún día. Cederás al impulso