Another side from Monstruos xD Porque tenemos ideas muy peregrinas cuando nos ponemos a hablar xD
Titulo: Rainbow Colors
Fandom: EXO (Monstruos!AU)
Pairing: Xiumin/Sehun
Disclaimer: Nada es mio, pero nada.
Dedicado: a
lurque que es la instigadora de todo, como no xD A
wileret porque es un amor y me ha corregido esto en tiempo record, gracias! y a
ciel_funtom95 porque se que le encanta esta side xD
Notas: algo de cosa de amo/esclavo, un poco de masoquismo (?), mucho puterio y no se...alcohol? Leer con cuidado. El titulo no tiene relacion ninguna con el fic (??)
Rainbow Colors
El sitio no está mal. La fama que tiene se la merece en cada centímetro de pared decorada con espejos, al igual que los combinados que ha conseguido que su pareja esa noche le pague. Un treintañero, oficinista, aburrido de lunes a viernes y una fiera los fines de semana. Le ha conocido en la cola para entrar, él había quedado con unos amigos pero la mirada del otro le convenció suficiente para pasar de ellos. Ya les pedirá perdón el lunes en clase, si eso.
Aun mejor que la decoración y el alcohol, es la música. Grandes DJ han actuado en esa discoteca y hoy mismo está uno de los favoritos de Sehun por lo que prácticamente no abandona la pista. Le da igual que el chico, cuyo nombre no ha oído bien ni le interesa aprenderse, le pida que vaya con él a la barra; él quiere bailar y es lo que va a hacer hasta que le duelan los pies. Se pierde entre la marea de gente y baila sin pensar en nada más.
A veces ve como las bailarinas del bar le sonríen coquetas aprobando sus movimientos y tratando de copiar alguno, eso le hace sentirse poderoso. Lo de bailar es algo que jamás pensó que llegaría a gustarle. Gente pegada en una pista, casi sin poder moverse y sudorosa. Pero uno de sus primeros “novios” (por llamarlo de alguna manera, directamente se lo había tirado más de una noche) le enseñó las maravillas de la seducción con el baile y lo demás ya fue práctica, práctica, práctica.
Los chicos y las chicas revolotean a su alrededor. Se acercan a él bailando y piden entrar en su espacio para hacerlo con él. A veces dice que no pero normalmente no le hace ascos a nada que implique restregarse contra un cuerpo humano. Baila canción tras canción, cambiando de compañero hasta que siente la garganta reseca y va a la barra. Allí ya no le espera su ligue de la entrada, se ha cansado de esperarle, pero no le importa porque enseguida aparecen otros cuatro dispuestos a pagarle lo que quiera. Pide uno combinado a base de tequila y se lo bebe de un trago. Luego coge la lima del borde y la succiona mirando a su proveedor de alcohol sentado un par de metros de él. Se da la vuelta, se apoya en la barra y no está mucho tiempo allí.
Oye al chico intentando hablar con él pero la música está demasiado alta y no le apetece intentar averiguar qué le dice. Se disculpa con un “me encanta esta canción” antes de volver a la pista; los pies no han dejado de querer bailar desde que la dejó y sabe que allí es donde de verdad se siente libre. Sabe que llama la atención, siempre que sale lo hace para eso. Pantalones pitillo apretados que envuelven sus piernas casi como una segunda piel, una camiseta blanca de tirantes algo grande con el bien escogido eslogan de “Parental Advisory” y unas converse rojas. Sus favoritas. Recuerda haber pensado en haber traído una chaqueta pero desechó la idea casi al segundo. Es verano, hace calor en la calle y sabía que más iba a hacer en el club cuando llegase. Además ha ido esa semana a la peluquería y ahora lleva el pelo de colores, de todos los colores. No es algo permanente, como ha tenido que asegurarle a su primo para que no le rape la cabeza; pero hasta que se lave el pelo, aquella mezcla de colores seguirá presente para deleite suyo.
Ha perdido la noción del tiempo pero deben de ser cerca de las tres cuando el DJ acaba de tocar y la música más comercial vuelve a sonar. Sehun no quiere dejar de bailar pero esa música ya no le gusta tanto. Está cerca de una de las tarimas de las bailarinas así que no se sorprende con el cambio de turno, si lo hace cuando una de ellas le pica al hombro y él tiene que mirar hacia arriba para hablar con ella. La chica lleva unos shorts cortísimos y tiene unas piernas larguísimas que están tan cerca que podría tocarlas. Cree que intenta ligar con él pero ella sonríe y niega notando el malentendido. Los ojos le brillan divertidos.
-Ten -le pasa una tarjeta llave del club que mira extrañado-. Mi jefe quiere verte. Por la puerta de la derecha hacia la zona VIP. Enseña esa tarjeta y te guiarán. Suerte.
Está tentado a pasar de la invitación de un completo extraño pero hay algo de misterio que le atrae. Nadie ha visto nunca al dueño del Two Moons. Hay quien dice que es un viejo verde al que le gusta ver a los jóvenes restregándose desde su reservado. Otros dicen que es un actor porno que ha montado el club como tapadera para rodar pelis x con cámaras escondidas en lugares estratégicos. Otro rumor dice que el clubs es donde los peces gordos vienen a que les hagan servicios de calidad. Hay quien asegura que es donde venden la mejor droga de la ciudad. Sehun no se cree nada de eso. Algunas cosas si suenan verosímiles y hasta reales, pero no se traga otras.
Al final hace caso a la chica que le anima desde la tarima con una sonrisa mientras se contonea para el agrado de la panda de babosos de la pista y se dirige a la zona VIP. El guardia de la puerta le mira mal pero al ver la tarjeta que le muestra le deja pasar y le indica que siga las escaleras. Esa zona del club no parece una discoteca donde la juventud va a ligar y beber; parece más bien un club selecto. Las paredes están forradas de terciopelo rojo y por alguna extraña razón le recuerdan a una película que vió hace mucho tiempo cuyo título no recuerda.
En la parte alta de las escaleras le espera una chica vestida como las bailarinas del club. Con una sonrisa radiante le recibe y Sehun le enseña su tarjeta. Lleva lentillas azules que brillan en un color irreal a la luz tenue de esa parte de local. El pelo lo lleva teñido de azul eléctrico y recogido en una trenza. Sehun no puede evitar pensar en la combinación extraña de colores.
-Bienvenido al Two Moons, ¿cómo debería llamarle, señor? -pregunta amablemente.
-Sehun - le contesta, incapaz de pensar en un nombre ficticio.
-Encantada Sehun-oppa. Yo soy Mei. Te guiaré durante tu estancia en nuestro club -Sehun sabe lo suficiente para darse cuenta de que él no es el “oppa” de Mei y de que Mei es, en efecto, un nombre falso-. Si me sigue, por favor, le llevaré hasta nuestro jefe -la chica echó a andar pasillo adelante, guiándole y dejando puertas a su derecha y un gran ventanal que miraba al club a su izquierda.
-¿Por qué quiere verme vuestro jefe? -pregunta el chico suspicaz. No es algo común ese tipo de invitación y, dado que en aquella parte la música está amortiguada por los cristales, es más fácil conversar. Mei se gira hacia él y sonríe.
-Le habéis llamado la atención en la pista y quiere conoceros.
No le da tiempo a preguntar nada más porque han llegado al final del pasillo y, si la memoria espacial no le falla, deben de estar en el ventanal más alto que se ve desde la pista. El que dicen que es el lugar del jefe mirón. Mei se despide con una sonrisa y una reverencia, y Sehun se encuentra solo ante el peligro. Llama a la puerta levemente y espera hasta que una voz desde el interior le da paso. Entra y cierra la puerta tras él mientras sus ojos se acostumbran a la penumbra más pronunciada de la sala. Sala que, en cuanto puede empezar a ver, le abruma por sus detalles. Es casi un despacho más que una sala VIP. De hecho hay unos escalones que descienden a unos sofás dispuestos en redondo, con la cristalera frente a ellos y una mesa baja en el centro. Pero en esa parte no hay nadie. Su anfitrión está tras la barra del bar que queda frente a la puerta, moviendo la coctelera con soltura mientras sonríe a su invitado.
Sehun no puede evitar mirarle fijamente. No es para nada lo que se esperaba. Había pensado de verdad que iba a encontrarse con un cuarentón dispuesto a meterle mano a cambio de dinero o de algo parecido; pero no se esperaba a un chico de la edad de su primo más o menos, vestido con un impecable traje, un cigarrillo suspendido entre los labios y el pelo algo largo peinado desordenadamente de punta. No, no se esperaba para nada eso.
-Bienvenido -hasta su voz es inesperada. Es dulce como la miel y por alguna razón la piel de Sehun se eriza-. Me complace que hayas aceptado mi invitación. Ten, me han dicho en la barra que es lo que has pedido esta noche.
Sehun se acerca a la barra mojándose los labios inconscientemente, no sabe si por el cóctel o por el hombre ante él. Se bebe de un trago la copa y el tequila le rasca la garganta mientras se desliza lentamente por ella. Luego coge la lima y repite el mismo movimiento que hizo en la barra antes; salvo que esta vez sus ojos están clavados en la cara de su acompañante que sonríe satisfecho.
-Xiumin -se presenta tendiéndole la mano. Sehun no ve alianza ni nada que delate su estado civil, pero está seguro de que alguien como él no es tan descuidado. Tiende la suya para estrecharla.
-Sehun -le contesta, y su interlocutor sonríe aún más, quizás divertido por algo que él no capta.
La mano de Xiumin es suave y cálida y Sehun echa de menos el contacto al segundo en que se separa de él, coge su propia copa y sale de la barra por un lateral. No sabe por qué pero está nervioso, quizás porque nunca le ha seducido nadie con esa elegancia natural que parece desprender el dueño del Two Moons. Sus conquistas son de bajo nivel y suele ser él quien les seduce; esta vez es el seducido y de alguna forma se siente desprotegido, como un adolescente al que besan por primera vez. A pesar de que apenas ha dicho nada, sabe que Xiumin es quien tiene el control de todo y él solo puede esperar a ver qué pasa.
-¿Por qué crees que te he hecho venir aquí? -le pregunta a unos escasos metros de él. El chico niega confuso.
-No lo sé. Mei me ha dicho que os había llamado la atención.
-Que te había llamado la atención -le corrige con una sonrisa-. Puedes tutearme, no soy tan mayor -le dice, guiñándole un ojo. Sehun se sonroja sin poder evitarlo y se daría de cabezazos contra la barra si no fuese una forma de ponerse más en ridículo.
-Eso. Que te había llamado la atención, aunque no especificó por qué -Xiumin apura el resto de su copa y se acerca a él dejando el vaso sobre la barra; quedando muy cerca, casi tocándole.
-Por este club pasa mucha gente a lo largo de la noche, Sehun. Pero eres el primero que consigue captar mi atención, ¿sabes por qué? -El chico niega tragando saliva.-. Porque si te mueves en la cama solo la mitad de lo que te mueves en la pista merece la pena invitarte a una copa.
Si le quedaba alguna duda de lo que pretende aquel empresario, acaba de quedarle despejada. Traga saliva, sorprendido por la declaración pero intentando no demostrarlo. Es halagador pero él no es ninguna puta barata.
-Es halagador pero…
-No hay peros -le corta el mayor-. No te atrevas a decir que no eres una puta porque te mueves como una. Permites que los hombres se te acerquen y les dejas con las ganas de tenerte porque sabes que no pueden someterte. Yo no soy como esos, Sehun. Yo puedo someterte si quiero. Puedo ser tu amo si lo deseas, pero para eso tendrás que pedirlo.
- Si -duda apenas unos segundos, sus ojos clavados en los de Xiumin, que le mira con una sonrisa en los labios. Sabe que iba a aceptar en el mismo momento que le vió entrar en la habitación. Ambos lo saben.
-¿Si, qué? -le pregunta, y Sehun sabe que quiere que lo diga todo.
-Sí. Quiero que seas mi amo. Sométeme.
En cuanto lo dice firma el contrato vinculante más extraño de su vida y por lo tanto Xiumin deja la máscara de delicadeza atrás. Le agarra del cuello con una mano y le atrae hacia sus labios donde comparten un beso feroz. Son descoordinados y sus lenguas se mueven sin ritmo pero aun así, la violencia del beso es suficiente para que Sehun gima tan profundo como sus pulmones le dejan. Xiumin sonríe y le separa de sus labios violentamente tirándole del pelo hacia atrás. De nuevo un gemido, esta vez de protesta, escapa de los labios de Sehun. Luego simplemente le suelta y se aleja de él. El menor se queda unos segundos intentando asimilar lo que pasa a su alrededor y buscar a su anfitrión. Cuando lo hace, éste sonríe desde una puerta que él no había visto hasta ahora, oculta perfectamente en la pared, y le hace un gesto con la mano. Sehun le sigue como un cordero. Uno que va al matadero.
Lo ha supuesto en cuanto le ha visto en la puerta, la estancia a donde le conduce es una habitación decorada con tonos azules, y una cama enorme en el centro de la estancia de doseles de igual color que el resto de la decoración. Tiembla un poco anticipando lo que sucederá. Se siente aprisionado en la ropa y nota como su miembro despierta a pesar de que apenas le han tocado en lo que lleva allí de tiempo. Xiumin se sienta en uno de los sillones, se sirve otra copa y le hace un movimiento con la mano que el chico no comprende del todo. Al mayor se le escapa una sonrisa cuando está a punto de beber del vaso.
-Desnúdate -le ordena-. ¡Ah! Y Sehun…haz que valga la pena.
No sabe si se refiere a haberle traído allí o a la manera de quitarse la ropa, pero se sonroja un poco cuando le guiña un ojo al final de la frase. Allí ya no llega la música, así que Sehun tiene que imaginarse que está en la pista de nuevo, con su canción favorita sonando y la gente mirando. Salvo que ahora el único que le mira es Xiumin y eso es aún más excitante. Se quita las converse antes de empezar y las deja en una esquina.
La sonrisa de Xiumin sigue bailando en esos labios y Sehun está nervioso. Nervioso como no ha estado en su vida desde que empezó a salir. Ni siquiera la primera noche en que se emborrachó y probó el sexo esporádico, se sintió tan nervioso. Quizás porque entonces él controlaba la situación y ahora no. Ahora está a merced de un hombre que, si los rumores son ciertos, puede matarle si así lo desea.
La camiseta es lo primero que se quita lentamente, con manos temblorosas y sintiendo la mirada del empresario subir por su piel a cada centímetro que va exponiendo. La tira bien lejos y acaba cayendo sobre otra silla que hay en la habitación. Sehun contonea un poco su cuerpo y se acerca a Xiumin acariciando tentador el comienzo de sus pantalones. Su erección ya se delinea contra los vaqueros pero no es algo que le importe mucho. Duda sobre si podrá acercarse, pero una sonrisa cómplice y un par de palmadas en los muslos del castaño son suficientes. Se acuclilla sobre el regazo del otro, sin sentarse del todo sobre él, y le acaricia el pelo lentamente antes de besarle. Xiumin le deja llevar el ritmo del beso, primero lento y casi delicado, escalando hasta hacerse intenso. Tan intenso que Sehun casi puede decir que le está follando la boca con la ajena. En cuanto se separa de él, lo único que tiene claro es que quiere esa lengua en otras partes de su cuerpo nada decentes.
Se levanta del sillón y trastea con el botón y la cremallera, sonriendo para Xiumin. Este da pequeños sorbos a su copa, mientras la mano que tiene libre acaricia el incipiente bulto que comienza a delinear la tela del traje hecho a medida. A Sehun le cuesta un poco conseguir que la tela de sus propios pantalones baje más allá de sus muslos. Es la maldición de la ropa ajustada, se agarra al músculo como una segunda piel y no quieren liberarlo. Consigue sacarse los pantalones con toda la decencia que puede sin parecer ridículo, y se queda frente a Xiumin con su ropa interior de marca esperando el próximo movimiento del otro.
El castaño se acaba la copa de un trago y se levanta desabrochándose la chaqueta del traje en el proceso. Se la quita y la deja sobre el sillón bien doblada. Entonces se deshace de los zapatos mientras trastea con los gemelos, sin borrar en ningún momento la sonrisa de su cara.
-¿Puedo ayudarle, amo? -le sale a Sehun casi sin pensarlo, quizás hipnotizado como está por los movimientos de Xiumin y porque parece ser demasiado lento. El ansia le devora.
-Sí. Acércate y ayúdame -le responde, dejando que el chico se acerque.
Sehun no espera una nueva orden. Se acerca cogiéndole la corbata que cuelga del cuello y deshaciendo el nudo sin dejar de admirar el rostro del mayor. La corbata acaba junto a la chaqueta, y pronto la camisa empieza a ser abierta bajo los dedos largos de Sehun que tienen mucha práctica en ese paso. La piel que va quedando expuesta a sus ojos le parece la más perfecta del mundo y solo anhela poder besarla.
-Amo, ¿puedo lameros? -le pregunta tentador mientras sus manos acarician el abdomen que acaba de dejar al descubierto.
-Claro que si, Sehunnie -el mote le hace elevar los ojos hacia el mayor, que le mira sonriendo mientras trastea con la camisa para quitársela.
El rubio obedece y empieza a depositar besos y pequeños lametones desde el cuello al ombligo sin dejar centímetro de piel sin cubrir con su lengua. Cuando sus dientes se entretienen con los pezones de Xiumin, éste emite un gemido ronco que a Sehun le sabe a gloria, y le anima a seguir con su recorrido hacia el sur. Pronto está de rodillas, acariciando la tela del pantalón sobre los muslos, casi deseando poder frotarse contra ella. Pero no le ha dado permiso para poder tocarse y se siente a punto de explotar dentro de la única prenda de ropa que le queda.
-Amo, ¿puedo seguir lamiéndole? -pregunta con su mejor voz sumisa. No es la que suele usar pero sabe cómo hacerlo, ha tenido en el pasado un amante al que le gustaba disfrazarle de colegiala y que imitase la voz de una.
Por toda respuesta Xiumin desabrocha el cinturón y baja la cremallera del pantalón prácticamente en un solo movimiento. Sehun sabe que no es la primera vez que hace algo así pero quiere pensar que es el primero que sube desde la pista a aquella habitación. No va a ser el último pero quiere pensar que es el primero. Le ayuda a deshacerse de los pantalones y cuando tiene tan cerca de él la ansiada erección del castaño solo puede gemir contento mientras sus manos la acarician sobre la ropa, hasta que las de Xiumin las atrapan.
-Has pedido lamer Sehun y eso es lo que puedes hacer. Lamer, no tocar.
Vale, aquello deja bien claro que tiene que explicarse bien, y que claramente Xiumin es quien manda ahí. Como un niño bueno pone las manos detrás de su espalda, poniendo en práctica todos los años de campamento en los que le hacían jugar a pescar manzanas con los dientes (aparte de otras actividades nocturnas que no ha contado a nadie). Consigue coger el elástico de la ropa interior y deslizarlo hacia abajo un poco. No mucho pero lo suficiente para poder tirar del otro lado hasta que la erección del mayor queda liberada de la ropa y expuesta a sus ojos.
Es más grande de lo que había esperado pero sabe que puede hacer igualmente un buen trabajo con ella. Tantea la carne con la punta de la lengua antes de decidirse a recorrerla desde la base a la punta con un lametón intenso. Xiumin gime en respuesta a su movimiento y eso anima a Sehun. Acuna la punta entre sus labios y succiona un poco para no perderla al abrir la boca ya que sus manos no pueden ayudarle esta vez. No le cuesta conseguir el movimiento exacto para introducir la mitad de la carne en su boca haciendo que el comentario de Xiumin no tarde en aparecer.
-Se nota que tienes práctica en estas cosas. Un movimiento digno de un profesional.
Y quizás debería sentirse más ofendido por el comentario pero hay algo dentro de él que se llena de orgullo. Porque está seguro de que Xiumin podría tener a quien quisiese en su cama, porque es casi fijo que así ha sido; pero es él quien se está tragando su polla poco a poco, ninguna de las chicas de la zona VIP; él. Él es quien tiene al dueño de Two Moons gimiendo a cada centímetro que traga y es él a quien se va a follar esa noche. Definitivamente está perdido.
Sigue así un buen rato, alternando la lengua con el fondo de su boca, sacándole gemidos cada vez más altos y usando los dientes cuando lo cree necesario. Ha perdido la noción del tiempo pero no de las dos durezas que atacan su ser. Una la que tiene en la boca recibiendo la atención de su lengua; la otra la que tiene entre las piernas que clama porque alguien se acuerde de ella.
Xiumin le hace separarse de él tirándole del pelo y esta volviéndose casi una costumbre el que haga eso y luego le bese casi como si estuviese a punto de absorberle el alma.
-Amo… -gimotea de rodillas ante él.
-¿Qué quieres Sehun? -Es incapaz de responder, está demasiado cachondo para poder hilar más de dos palabras seguidas-. ¿Qué necesitas? ¿Quieres que te deje tocarte? ¿Qué te toque yo? -el chico casi llora de frustración y placer mezclados en su ser-. ¿O quizás prefieras colocarte como el perro que eres en esa cama y dejar que te folle el culo? ¿Quieres eso Sehunnie?
Esta vez el chico gime aún más lastimosamente, y Xiumin le obliga a levantarse y a quitarse la ropa interior sin dejarle que se toque en ningún momento más de la cuenta. Sehun se deja guiar hasta la cama, se arrodilla en el medio mirando hacia el cabecero y espera un movimiento por parte del otro. El castaño se une a él y le abraza por la espalda pegándose a su cuerpo, su erección rozando su trasero y sus manos acariciando su torso desnudo. Sehun gime encantando con las atenciones, clamando por más.
-No me has dicho que quieres Sehunnie. Dímelo -le pide mordisqueando su cuello, esperando a que le conteste.
-Fólleme, amo. Por favor, fólleme.
No tiene que decirle mucho más para convencerle. Le empuja hasta que tiene que apoyarse con las manos en el colchón y luego recorre su espalda lentamente hasta llegar a su trasero. Sus manos tantean las nalgas y las separa para dejar a la vista la entrada a su interior que casi puede apostar que está más ansiosa que él por sentirse llena. Estando de espaldas, Sehun no puede saber si Xiumin ha llevado algo con él a la cama. No lo sabe hasta que no nota la viscosidad conocida del lubricante cayendo sobre su piel e introduciéndose poco a poco en él. A dicha viscosidad no tarda en acompañarle uno de los dedos del castaño que tantea lentamente su interior mientras él gime desesperado bajo él, elevando las caderas para que ese dedo se meta más y más dentro de él.
-¿Te gusta Sehunnie? -no puede contestarle más que con un gemido aún más grave y con un movimiento involuntario de su cuerpo que se tensa ansioso por recibir más-. Veo que sí. En ese caso…probemos con algo nuevo.
Otra persona tendría miedo de lo que pudiese suceder a continuación, pero no Sehun, que lo único que ansía es más placer. Tanto lo ansía que en el momento en que siente que un objeto extraño se abre paso dentro de él, tiene que agarrarse a las sábanas fuertemente y usar la almohada de apoyo porque ni los brazos le sostiene. No necesita ser un genio para saber qué es lo que está siendo introducido en su interior, pero conoce suficiente sobre juguetes sexuales para saber que, el que se está abriendo paso en él, es uno de sus favoritos. La de veces que ha usado uno en sus momentos a solas para sentirse lleno por completo mientras se masturba. La diferencia es que ahora no puede tocarse, y que Xiumin está usando ese objeto para abrirle y que después le reciba a él en su interior. Es con diferencia el mejor uso que le han dado a su culo en mucho tiempo.
Cuando Xiumin le tiene prácticamente suplicando porque le deje tocarse, porque le folle, porque haga algo con él; saca de su interior ese maravilloso juguete que le ha dejado tan abierto que prácticamente puede notar el latido de su cuerpo contra el aire que secuela en su cavidad. Xiumin le hace volver a arrodillarse en la cama y le pone las manos sobre su cabeza mientras le coloca unas esposas y engancha la cadena a un saliente metálico que cuelga en medio del techo de la cama.
-¿Amo? -pregunta confuso ante ese movimiento.
-Es para que no te caigas -le tranquiliza, depositando suaves besos por su cuello y hombros mientras se prepara para continuar.
Sehun se deja besar y aferra las manos a la cadena cuando siente como el castaño se abre paso dentro de él. A pesar de que ha tenido antes el juguete dentro de él, sentir como se introduce en él la carne ardiente de Xiumin es demasiado. Además el ángulo es casi imposible; nunca le han penetrado de tal forma, casi en vertical. Eso está hace que pierda la poca cordura que le quedaba tras lo anterior. Lo más gracioso del asunto es que nota como se acerca al orgasmo y ni siquiera ha podido tocarse en un solo segundo.
Pronto Xiumin golpea sin piedad contra él, sus caderas clavándose en su trasero y sus manos vagando por el cuerpo del chico, hundiéndose más y más en él. A veces cambia el ritmo, otras varía un poco el ángulo, todo hasta que consigue alcanzar aquel punto que hace que Sehun grite con todas sus fuerzas y se gane un azote en el trasero.
-Vigila el volumen Sehunnie, alguien podría oírnos.
A Sehun no puede importarle menos que le oigan gritar, está siendo casi brutalmente follado por el tío más interesante y misterioso que ha conocido en su vida. Lo que menos le importa es que le oigan, sobre todo si el otro no deja de golpear una y otra vez ese punto que le hace delirar con cada embestida. Siente que va a romperse en dos y que las lágrimas bajan por sus mejillas a pesar de que trata de detenerlas. Es todo demasiado intenso y tan solo quiere poder alcanzar el orgasmo de una vez. Es entonces cuando empezó a suplicar de verdad. Al principio es un murmullo bajo, luego más alto hasta que se convierte en un mantra. Xiumin parece apiadarse de él ya que una de sus manos empieza a vagar por su cuerpo hasta que roza su erección, lo que le hace casi alcanzar el orgasmo al notar la atención por fin recibida.
No dura mucho después de eso. Tanta estimulación le vuelve loco y, tras un par de caricias bien dadas unidas a unas certeras embestidas, Sehun alcanza el orgasmo manchando las sábanas de la cama así como la mano de Xiumin. Su cuerpo se tensa por la liberación, contrayéndose y haciendo que su interior aprese el miembro de Xiumin, que gruñe contra su oreja y le hace gemir al notar lo salvaje que ha sonado eso. Si le hubiera sido posible habría tenido otro orgasmo sólo con ese gruñido; pero acaba de tener uno así que lo único que puede hacer es enviar todo el estímulo a su trasero para que estrangule más el miembro de Xiumin, con el objetivo de que el castaño le siga en el orgasmo.
Una embestida más y siente como el cuerpo tras él se tensa y se derramaba en su interior. Xiumin se mantiene contra él en tensión un par de minutos antes de relajarse y dedicarse a darle pequeñas caricias sin separar sus cuerpos. Le hace girar la cara casi en un ángulo imposible para besarle. Luego acerca su mano manchada con su orgasmo para que la limpie con su lengua, haciendo de esta forma que tenga que lamer esos dedos uno a uno a conciencia. Tras ello le descuelga del techo liberando sus muñecas, haciendo que caiga casi a plomo sobre las sábanas manchadas.
Rueda por la cama hasta quedar boca arriba, exhausto, recuperando el aliento mientras observa como Xiumin se deshace del preservativo que ha usado para follarle. Curioso, tantea por la cama hasta que encuentra el juguete que el castaño ha usado para dilatarle. Un plugin bastante grande de un rosa fucsia que le hace reír divertido, lo que llama la atención del castaño que vuelve ya hacia la cama.
-¿Qué te parece tan gracioso? -le preguntó, jugando con su pelo y su cuello.
-Nada. Es que no me imaginaba que fuese rosa - admitió, disfrutando de las caricias.
-Es para hacer más colorido el sexo.
-Ya veo. Interesante forma de verlo -le confesó aún riéndose.
-Créeme, es más interesante verlo dentro de ti -le dice el castaño, girándole la cabeza, atrapando sus labios entre los dientes y haciéndole gemir.
-Esto… -empieza cuando el otro libera sus labios-. ¿Es algo irrepetible? -pregunta, no muy seguro de cual quiere que sea la respuesta.
- Depende de ti -Sehun le mira confuso.
-¿De mi?
-Sí. Depende de las veces que vuelvas al Two Moons, y de lo sexy que te vistas para bailar en mi pista.
-Eso quiere decir que si vuelvo y bailo lo mejor que sé, ¿volverás a invitarme a subir? -le pregunta.
-Claro. Siempre y cuando tenga tiempo para poder follarme tu culo a gusto. ¿Alguna pregunta más?
-No. Ninguna.
-Bien, en ese caso, creo que ahora me apetece verte mientras te corres para mí.
Con esta simple frase Sehun se encuentra de nuevo sobre las sabanas de la cama, aún sudoroso y abierto para recibir a su nuevo “amigo”. Xiumin le hace gritar su nombre un par de veces más aquella noche y, para cuando vuelve a su casa, se siente tan satisfecho que apenas quiere desvestirse. Duerme un par de horas con la ropa puesta y el olor de la fuerte colonia de Xiumin en su ropa. Antes del alba, el ruido de su móvil le despierta con un nuevo mensaje. Gruñe molesto por el sonido, cogiendo el aparato con los ojos medio cerrados para ver quien le envía un mensaje a esas horas de la mañana.
Se le quita el sueño de golpe al ver que es del dueño del Two Moons. No recuerda haberle dado su número, quizás cuando fue al baño antes de vestirse éste aprovechó para cogerlo. El mensaje es corto pero lo suficientemente largo para hacerle temblar de anticipación. El próximo sábado va a haber una nueva actuación de un DJ famoso en el Two Moons y Xiumin le invita a ir. Solo tiene que confirmar si quiere ir y entonces le enviará una invitación electrónica.
No tarda ni dos segundos en teclear un “sí” que envía rápidamente. Ya no es solo por la actuación, es la promesa de sexo increíble lo de que de verdad guía a sus dedos a la hora de escribir la respuesta. No puede esperar a que llegase el sábado.