Two Hearts [Alex/Sean] [PWP]

Jul 14, 2011 17:07

Hi there people!! ^^
Vereis...os lo voy a comentar y eso. Resulta que estoy super enganchada a un fic super guapo y tal de X-Men. Es un AU basado en el siglo XIX y en fin...ver a Charles de caballero ingles y eso siempre es un buen reclamo, ¿no? xD El caso es que...estoy enganchada a ese fic, y en ese fic salen Alex y Sean siendo...digamos...adorablemente rebeldes y en fin...que yo espero en algun momento que se lien y tal xD
Bueno que me lio. Basicamente, el otro dia estaba frustada sexualmente porque en mi Crossover mis personajes son mas panfilos que una mosca ¬¬ y decidi hacer un drabble para desestresarme. Acabe haciendo un par de Sean y Alex, todo pornosos y uno de ellos basandome en los personajes de livinghysteria (que el fic ese que os comentaba es de ella. Por si os interesa aqui podeis verlo).
El otro es simplemente random, un AU escolar. Lo tipico. xD Lamentablemente no tienen titulo porque no fue nada más que para desestresarme asi que...uno va primero y el otro tras las lineas de puntos xD Ya sabeis...no me da por pensar mucho xD

Titulo: Two Hearts
Fandom: X-Men: First Class
Pareja: Alex/Sean
Disclaimer: Nada mio...ya sabeis. Todo de la Marvel y demas y tal.
Advertencias: Es puro PWP avisado quedais xD y pornaco del mio, del malo vamos xD Leer bajo propio riesgo.


     Debería haberle dicho que no. Que no quería que le acompañase de juerga aquella noche porque iba a ser demasiado para él. Debería haberse puesto serio y haberse negado. Pero Sean le miró con aquellos ojos azules y no pudo decirle que no.

Hicieron su ruta favorita. Aquel bar del puerto que era una tapadera para un fumadero de opio. Su burdel más frecuentado y exquisito. Y por último el pequeño apartamento sobre un bar de apuesta que tenía alquilado al dueño para cuando la borrachera y lo demás era demasiado para llegar a casa bien.

Allí se encontró cuando el efecto del opio y la cocaína le dejaron volver un poco en sí. Estaba en el sillón destartalado que dominaba la estancia y Sean estaba en la cama mirando al techo como si fuese lo más interesante del mundo. Estaba claro que aún no se le habían pasado los efectos de todo lo que habían tomado aquella noche de excesos.

Pensaba en que debería haberle dejado en casa cuando el pelirrojo se levantó como un resorte de la cama desorientado. Alex sabía que solía pasar, ahora se estaría preguntando dónde estaba y cómo había llegado allí. Sin embargo, no fue eso lo que sucedió. Su amigo le buscó por la habitación y cuando le encontró sonrió. No con su típica sonrisa alegre y despreocupada. No. Con una de depredador que no había visto nunca en su amigo.

Iba a decirle algo cuando Sean se bajó de la cama y, dando tumbos y haciendo eses, llegó hasta el sofá donde estaba. Pensaba que se iba a sentar a su lado por lo que le sorprendió cuando se dejó caer sobre su regazo casi brutalmente. Le dolió un poco el golpe, pero se le olvidó al instante en que Sean le cogió la cara y acercándose a ella se puso a susurrar.

-         “Así que aquí estabas. Te he echado de menos. ¿Dónde estabas?”-Alex iba a decirle que no se había movido de allí desde que llegaron, pero se dio cuenta de Sean no sabía muy bien lo que decía.

Y lo corroboró cuando la boca del pelirrojo acabó posándose sobre la suya. El recuerdo de un beso parecido le vino a la mente, pero el de su recuerdo había sido suave y esponjoso. Aquél era ardiente y rápido. Demasiado rápido. Era desesperado. Sus labios prácticamente chocando los unos contra los otros, sus lenguas acariciando todo lo que podían de la otra boca, los movimientos torpes de sus bocas buscando más contacto. Alex sabía que mucho era la droga que tenían en las venas pero otra muy importante era la lujuria que había provocado en ambos.

Las manos de Sean se volvían atrevidas y desesperadas y clamaban por la piel que escondía su ropa. Su chaleco y camisa pronto se vieron relegados lejos de ellos y de pronto el propio Alex tenía ganas de comprobar si era verdad lo que pensaba y Sean tenía pecas en más sitios que en su adorable cara.

Todavía algo mareado por los besos ardientes de Sean ni se dio cuenta de cómo le había quitado la ropa y se estaban refregando el uno contra el otro como si no hubiese mañana. Debía de haberle apartado cuando se le acercó. Aquello era inmoral viese como lo viese. Estaba haciendo cosas que sólo había hecho con mujeres con su mejor amigo, estaba claro que iba a arder en el infierno. Aunque en aquellos momentos, y cuando por fin sintió a Sean completamente, entero y verdadero, hundiéndose dentro de su cuerpo, llegando tan a dentro como nunca había estado de ninguna mujer. En aquel instante, en ese preciso momento, sintió que si se moría allí, en aquel mugroso apartamento, en un sofá destartalado, con su amigo empalado en él; iría al infierno de cabeza pero no le importaría. Aquél era el momento más extraño de su vida pero también el más revelador. Aquello era algo que jamás había pensando que sucedería pero había sucedido.

Lo peor es que sabía que cuando llegase la mañana y el efecto se hubiese pasado, Sean se arrepentiría de todo aquello, pero no le importaba. En aquel instante con el pelirrojo moviéndose desbocado y erráticamente sobre él, con el pelo pegado a su piel sudada y clavándole las uñas en los hombros no le importaba nada más. Sólo deseaba que el mañana no llegase tan pronto.

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El payaso y el jugador de fútbol.

Parecía una broma macabra del destino o simplemente una broma pesada de algún programa de cámara oculta.

Pero no era una broma. Y no había cámara oculta. O eso esperaba Sean porque de haberla tendrían mucho que explicar si alguien de dirección veía la grabación

Porque aquello se salía de lo habitual. Las duchas del vestuario de futbol debían ser para ducharse… de uno en uno. No para tener escenas tórridas de sexo dignas de una peli porno gay. No, realmente no debería ser para eso.

Pero eran lo que hacían. Cada vez que Alex terminaba los viernes el entrenamiento, éste se quedaba a “recoger” y él se colaba en los vestuarios cuando todos se habían ido y tenían las instalaciones durante unas horas para ellos solos.

Su amigo no perdía el tiempo. Casi siempre le esperaba sin ducharse. Según sus propias palabras prefería hacerlo con él. Así que en cuanto Sean llegaba a su altura Alex ya estaba desnudo con una toalla tapándole sus partes y no tardaba ni dos segundos en empezar a quitarle la ropa a marchas forzadas.

A los cinco minutos ya estaban bajo la ducha besándose como si no hubiese mañana y resbalando el uno en el otro con ayuda del agua y de sus propias ganas. Durante el resto de la semana ni se veían, por lo que los viernes eran el momento en que daban rienda suelta a sus pasiones.

Y luego estaba el hecho de que Alex no se cortaba lo más mínimo para hacerle de todo. Su lengua resbalaba bebiendo el agua de la ducha que le mojaba y dejando una sensación extraña y aun así placentera en el pelirrojo. Aunque lo que más le gustaba era cuando el agua que le bañaba se mezclaba con la saliva de su amigo en aquella parte tan íntima de su cuerpo que parecía tener vida propia y reclamar atención a cada segundo que pasaba bajo el agua caliente. La primera vez las piernas no le sostuvieron y acabó cayendo de culo en la ducha. Por suerte no se hizo daño, eso sí, Alex se rió de él por su reacción. Incluso así no cesó en su intención de hacerle ver el cielo con su boca. Como si no lo hiciese ya cuando le besaba.

Y luego estaba aquella obsesión de su amigo porque mordiese la pared. Le encantaba ponerle de cara a la pared y recorrer su espalda arañando un poco, lo suficiente para que le gustase esa línea entre el dolor y el placer que le mostraba tan nítidamente. El pelirrojo acabó agarrándose lo que podía a los azulejos lisos de la ducha. Era claramente una provocación y la risa de su amigo detrás de él era el anticipo de lo mucho que podía hacerle si le dejaba

Y claro que le dejaba. Le dejaba hacer con él lo que quisiese. Lo que necesitase. Cualquier cosa con tal de que acabase con su tortura y se lo follase allí mismo contra las paredes de azulejos de la ducha. Y Alex no le decepcionaba. Se lo follaba allí mismo, salvaje y desesperado, como si lo único que le importase en la vida era hundirse más y más en su interior.

Y todos los viernes igual. No podía quejarse la verdad. Eran esos momentos los que de verdad le hacían creer que estaba vivo y había algo más en su vida que hacer el payaso en clase.

fics, pareja: alex/sean, drabble, fandom: x-men first class

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