Sorrow [3º Regalo de Reyes]

Oct 09, 2010 20:05

Otra vez voy super retrasada con los regalos de Reyes pero tengo en parte una buena noticia y es que ya solo me quedan tres para terminar!!! Los más dificiles pero bueno, no se puede pedir todo. Asi que este puente supongo que subire los tres que he hecho para ir quitando cosas ^^ Por ahora ahi va uno. El que supuestamente era extra y he acabado metiendolo en la lista porque me encantaba la idea que demonios! xD

Titulo: Sorrow
Fandom: Katekyo Hitman Reborn.
Pairing: Yamamoto/Gokudera  (TYLarc)
Disclaimer: Todos los personajes son de su autor, nada es mio.
Dedicado: a Marta porque se de buena tinta que adora esta pareja y que menos que contribuir a que siga gustantole. Espero haber conseguido el reto que me propusiste.

Nota: Spoilers del arco de los Ten Years Later, aunque como es de los acontencimientos del principios igual hasta ya todo el mundo lo sabe y no se considera spoiler xD Sea como sea...ahi esta y eso.


Sorrow

Habían pasado unos días desde que la terrible noticia sacudió el cuartel general Vongola. El décimo Vongola, Tsunayoshi Sawada, había sido asesinado a sangre fría por la familia Milliefore. El gran jefe Vongola había caído en una trampa por defender uno de sus emplazamientos y ahora yacía en un ataúd.

Y Gokudera Hayato se sentía terriblemente culpable de la muerte del jefe.

No era como si lo hubiese dejado morir sin más. No. Había luchado por el cuartel y había luchado por su vida y la de los que allí estaban. Sin embargo, no pudo evitar que sucediese aquel terrible desenlace.

El gran jefe Vongola había caído abatido justo frente a sus narices y sólo el férreo brazo de Yamamoto había evitado que él sufriese su mismo destino. Porque fue Yamamoto quien le agarró del brazo cuando ya iba a lanzarse a la batalla suicida por defender el cuerpo cada vez más frío de su jefe. Fue Yamamoto, quien usando una de sus cajas, confundió a sus enemigos el tiempo suficiente para poder escapar todos los supervivientes y para recuperar el cuerpo sin vida de Tsuna.

Cuando llegaron al siguiente escondite de la familia, Gokudera se pasó todo el día al lado del cuerpo sin vida del décimo Vongola, maldiciéndose por su fracaso como mano derecha e intentando aceptar la situación sin conseguirlo.

Incluso cuando se celebró el funeral, prácticamente a escondidas, Gokudera seguía siendo una sombra de él mismo incapaz de admitir que Tsuna se había ido para siempre.

Y lo peor no era que se comportarse casi como un zombi, lo peor era que simplemente era una cáscara vacía. El cuartel bullía de actividad para reforzar sus defensas y Gokudera lo único que hacía era vagar de un lado a otro sin decir nada y con una mirada de dolor permanente. Takeshi Yamamoto estaba harto de aquella situación.

Por eso un buen día estallo.

Estaba comentándole a Gokudera cómo se habían ido desarrollando las mejoras del sistema de defensa y éste estaba completamente absorto en sus pensamientos. Pensamientos que, Yamamoto estaba seguro, eran funestos e ilógicos. Porque él no había tenido la culpa de la muerte de Tsuna, nadie la había tenido. Él mismo había asumido el riesgo, pero parecía que Gokudera no estaba dispuesto a aceptar eso.

-“¿Qué querrías haber hecho entonces para salvarle?”-le preguntó incapaz de seguir con aquella situación por más tiempo. El italiano pareció salir de su ensoñación y le miró confuso.-“¿Qué habrías hecho tú para salvarle, Gokudera? Sabes lo tozudo que era Tsuna, no habrías podido impedírselo.”

-“Quien sabe… quizás sí, quizás no. Ahora ya nunca lo sabremos.”-respondió con la mirada perdida en algún punto de la pared. Yamamoto se sentía tan impotente ante su indiferencia que no sabía cómo debía reaccionar. Al final reaccionó de la peor manera. Se acercó a él y le agarró por las solapas de la chaqueta, levantándolo en el proceso, y acercándolo a su cara.

-“¡Deja de hacer esto, Gokudera! No fue culpa tuya, cuando te vas a dar cuenta. Reacciona de una vez.”

Ante aquel grito histérico, el guardián de la tormenta tan sólo le miró de soslayo sin mostrar intenciones de contestar a aquello. Takeshi se enfadó todavía más. ¿Por qué el chico no reaccionaba de alguna manera? Le daba igual cual; que llorase, que se indignase, que le pegase. Cualquier cosa estaría bien. Ya no sabía qué hacer para conseguir que cambiase su indiferencia.

Estaba tan desesperado que ni siquiera pensó bien lo que iba hacer; tan sólo lo hizo.

Aún con Gokudera sujetado por los hombros, se acercó a él más de lo que le debía estar permitido y posó sus labios sobre los del guardián con rabia. Estaba seguro de que no era la mejor idea, pero en ese instante no se le ocurría otra mejor.

Notó como Gokudera se tensaba bajo su agarre, seguramente conmocionado por la situación. Después de todo, no todos los días te besa tu compañero. No, estaba seguro de que eso apenas sucedía en la vida normal.

Tras la sorpresa inicial, notó como el italiano se revolvía en su agarre intentando desesperadamente apartarle. Habría sido fácil de ser otro, pero Yamamoto conocía muy bien la forma de luchar de Gokudera, por lo que pudo fácilmente volver a atraparle entre sus brazos y aprovechar para profundizar el beso.

Takeshi quería que reaccionase de alguna forma, pero no sabía de cual exactamente. Después de todo, una reacción ya se había producido, pero a él parecía no bastarle. Quería algo que no sabía exactamente qué era.

De pronto se dio cuenta de lo extraño de la situación. Estaba besando a Gokudera y éste, aunque se resistía, tampoco podía hacer nada ante su fuerza, estaba demasiado dominado por el dolor como para conseguir acertar con alguno de sus golpes. Y lo peor no era eso, lo peor es que le estaba gustando.

Algo dentro de su mente le dijo que aquello no podía ser. Que parase en ese mismo instante antes de que aquello se volviese todavía más imposible de soportar. Hizo amago de separarse, pero al hacerlo piso sin querer al otro joven, que abrió la boca dentro del beso para emitir un gemido de dolor.

Sin embargo, aquello fue lo peor que podía haber sucedido. La lengua de Takeshi cayó dentro de la boca de Gokudera atraído por el calor que emanaba de ella y se perdió dentro de aquella cavidad que nunca hubiese pensado que podía estar explorando.

Las sensaciones que le embargaron al notar aquella humedad y el músculo gemelo, que quería mantener una batalla con él, ya que de otra manera no podía hacerle sufrir, consiguieron que su mente se olvidase del verdadero motivo de su acción.

Ahora no le importaba para nada que Gokudera hubiese estado tan taciturno todos aquellos días, ni le importaba que estuviesen amenazados, ni nada más que no fuese aquella boca tan ardiente e imprevisible como el mismo guardián de la tormenta.

No sabía cuánto llevaba besándole, pero estaba seguro de que era un milagro que aún no hubiesen necesitado aire para no morirse. Era increíble las sensaciones que le provocaba aquel intercambio de saliva. Se sentía capaz de hacer cualquier cosa, de conseguir cualquier reacción de su compañero y de alguna forma era cierto; ya que desde que sus lenguas se encontrases un ligero temblor había dominado a Gokudera, que parecía incapaz de seguir cualquier acción por apartarle.

Era como si una fuerza más poderosa que su lógica le impidiese apartar a aquel friki del béisbol que no entendía que aquello ni estaba bien ni era lo que deseaba. O quizás sí lo deseaba, pero no estaba dispuesto a admitirlo.

Al final lo que les separó no fue la ausencia de aire, ni la incomodidad de la situación; fueron unos golpes a la puerta de aquella sala de alguien que preguntaba por un informe para el técnico jefe. Se separaron como si hubiesen tocado un hierro candente y, Yamamoto, más dueño de sí mismo, fue quien hizo pasar al subordinado y quien le entregó el informe que quería.

Cuando éste se fue, el guardián de la lluvia se volvió para encarar a Gokudera. Éste estaba totalmente rojo y temblaba de lo que parecía furia. Cuando enfrentó su mirada a la de Yamamoto, el otro notó como sus ojos estaban levemente velados por una pasión que nunca había visto en ellos y que hicieron que un temblor le recorriese por completo al saberse culpable de aquella reacción.

-“No vuelvas a hacer nada como eso, ¿me oyes?”-le susurró rabioso el italiano, incapaz de saber como llevar la rabia y humillación que había sufrido.

Takeshi asintió incapaz de decir palabra aún embargado por las sensaciones de aquel beso y de aquellos ojos que le habían traspasado por completo.

Una vez dicho esto, Gokudera huyó de la habitación sin despedirse, saliendo como una furia dispuesto a machacar al primero que se encontrase.

Yamamoto suspiró antes de comenzar a reírse sin poder parar. Estaba contento porque había conseguido que su amigo volviese a ser el mismo de antes y, sobre todo, estaba feliz porque había descubierto cómo fastidiar a Gokudera.

Aunque quién sabe… igual, más que fastidiarle, acababa gustándole aquello.

El joven espadachín abandonó la sala sin dejar de sonreír, planeando su nueva estrategia.

fics, pareja: yamamoto/gokudera, fandom:katekyo hitman reborn!, eventos:navidad!09

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