Bueno estrenamos Marzo como debe ser...con un fic xD Aunque esta vez creo que he rayado mis limites con las parejas raras....es que
o_nekoi_o y
joychurch no hacen mas que llevarme por el mal camino...en fin....
Titulo: Dance Like That (que por cierto no tiene mucha relacion con el fic xD Acepto sugerencias)
Fandom: Bleach
Pairing: Grimmjow/Ulquiorra *se esconde de los tomatazos*
Dedicado a:
o_nekoi_o y
joychurch porque no hacen mas que llevarme por el mal camino.
Disclaimer: Todo es de Tite Kubo y demas personas con derechos sobre personajes y series yo solo los lio para gusto personal y de quienes leen esto.
Nota: Demasiado largo para explicarlo todo aqui asi que al final del fic hay otra más larga y eso.
Dance Like That
By Aleena
Antes era más fácil odiarle, era insoportable. Bueno, ahora seguía siéndolo pero había algo que había cambiado en su manera de ver al arlequín prepotente, como le llamaba internamente.
Todo se había desencadenado con la primera incursión en el mundo humano y su posterior castigo y más tarde expulsión de los Espadas. Aún no se explicaba como había sucedido, o no quería explicárselo realmente.
La herida en la parte baja de la espalda donde había estado su número hasta hacia bien poco le dolía como mil demonios torturándole. Le quemaba la piel a cada segundo que pasaba y ni siquiera la pequeña brisa que corría allí, en la parte más alta de una de las torres de Las Noches, conseguía calmar aquella punzante sensación.
No solían mandar a un Espada a buscarle, ni siquiera a un número importante en la escala; normalmente era un arrancar de bajo nivel que podía ser prescindible en caso de que se enfadase y le matase. No esperaba a nadie, después de todo ya no era una Espada. Sin embargo, cuando se quiso dar cuenta noto la presencia de Ulquiorra detrás de él a una distancia de seguridad.
-“¿Qué?”-ladró. Ya había tenido bastante con Noitora haciéndose el gracioso antes su situación y Szayel mirándole con burla.
-“Venia a avisarte de que hay una reunión convocada para dentro de una hora”-contestó sin inmutarse. Frío y calmado como siempre. Inalterable.
-“Pensaba que solo acudían las Espadas a las reuniones.”-replicó mordaz y rabioso.
-“Es una reunión de los números más altos; aunque no seas una Espada sigues siendo un número.”-contestó con el mismo tono que antes.-“No llegues tarde.”
Cuando supo que estaba lo suficientemente lejos de allí Grimmjow estrello su puño contra la pared de la torre. Odiaba aquella calma y actitud de “todo me da igual”. Además, ¿acaso aquella había sido un intento de hacerle sentir mejor? seguía siendo un número, eso lo sabía, pero ya no era un Espada. Había sido expulsado de la elite. Se quedo allí arriba media hora más tratando de calmarse y de concienciarse de que Noitora y Szayel iban a meterse con él en cuanto le vieran.
No se equivoco. En cuando cruzo las puertas con algún otro número a su lado Noitora se abalanzó, casi literalmente, a por él (como un perro ante un trozo de carne fresca) disfrutando de su mala suerte. Luppi sonreía burlón un poco más allá y Grimmjow tenía ganas de borrarle esa sonrisa de una paliza.
La reunión fue corta pero lo suficiente para la rabia de Grimmjow. Salió de la sala casi al segundo de que Aizen lo hiciese; cuanto menos estuviese allí mucho mejor. Cabreado consigo mismo salió de Las Noches y paseo por el desierto, meditando su destino y mala suerte. Al final de su excursión Hueco Mundo tan solo había llegado a una conclusión; debía ser más fuerte y para eso debía entrenar duramente.
Se paso el resto del tiempo a partir de aquella reunión entrenando sin descanso. Si hubiese estado más atento se habría percatado de que alguien le observaba atentamente mientras entrenaba.
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“Elige a quien quieras para que te acompañe.” Quien quieras, era cualquiera pero no pensaba que le elegiría a él. Ya no era una Espada, era lógico que se llevase a Yami y a Luppi pero ¿Por qué a él? había sido fantástico ver la cara de Luppi cuando dijo: “Y quiero a Grimmjow también.” Además Grimmjow tenía la impresión de que había habido una variación en el tono de voz del Espada número 4. Quizás su imaginación le jugaba malas pasadas.
Luego de eso no pudo hablar mucho con Ulquiorra. Llegó la chica aquella que le curo casi por completo todas su heridas, menos las que cruzaba el pecho, mato a aquel insolente de Luppi y recupero al fin el privilegio de ser un Espada, el sexto Espada, Grimmjow Jagerjack. Ahora solo quedaba una cosa por aclarar.
No era difícil dar con Ulquiorra, siempre estaba en los mismos sitios. Sin embargo, aquel día parecía no estar por ningún lado. Era como si se lo hubiese tragado la tierra. No tenía una buena razón, ni siquiera una verdadera razón, para entrar allí pero se quedo esperando al Espada en sus habitaciones. Todo era tal y como su dueño: frío, misterioso y algo soso.
Llevaba allí unos minutos cuando entro el cuarto Espada con aire distraído. Grimmjow vio por primera vez un cambio en la indiferente cara de Ulquiorra. Sorpresa. Sorpresa genuina por su presencia allí. Apenas dos segundo tardo en volver a poner su mascara de frialdad pero había algo que le inquietaba porque no conseguía mirarle más de un minuto seguido. Si no fuese imposible Grimmjow apostaría que el moreno estaba avergonzado por algo.
-“¿Qué haces aquí Grimmjow?”-preguntó después de volver a serenarse.
-“quería hablar contigo.”
-“¿Era tan urgente como para no poder esperar a mañana?”
-“Lo es.”
-“En fin, dime que quieres.”-pidió rindiéndose.
-“¿Por qué me llevaste al mundo humano?”-La pregunta pareció cogerle realmente desprevenido porque tardo un poco en contestar.
-“Porque eres fuerte.”-parecía ser lo más obvio pero Grimmjow no pensaba igual. Esa razón no le servia.
-“Puede pero ya no era un Espada y había gente más idónea de tu mismo nivel para esa misión.”
-“Puede pero si hubiese llevado a Noitora, por ejemplo, no habría servido para nuestro proposito. Los habría matado a todos antes de poder usarlos para traer a Inoue Orihime a Hueco Mundo.”
-“Tenias más opciones.”
-“Tu ya habías estado en el mundo humano y además tu presencia garantizaba que Ichigo Kurosaki no se enteraría de nada.”
-“Así que era una distracción oportuna, ¿no?”-preguntó resentido.
-“Todos erais distracciones oportunas, pero sí, tu eras el más idóneo para enfrentarse a Kurosaki.”
-“Casi me matan, ¿recuerdas?”-siseo cabreado. No sabía porque ni que era pero había algo en Ulquiorra que le alteraba aquel día más de lo normal.
-“Yo solo te di la oportunidad de la revancha no tenia forma de saber que iba a suceder cuando os enfrentarais.”
-“Casi me matan y luego me quitaste la oportunidad de la revancha cuando estaba a punto de remontar y vencerle.”
-“No habrías ganado con aquel tipo por allí ayudando a Kurosaki.”
-“¿¡Qué has dicho!?”
La violencia con la que estrello al Espada contra la pared hizo que apareciesen grietas en la pared y que esta temblase levemente ante el impacto. De pronto se encontró respirando fuertemente, con la ira corriendo por sus venas como fuego líquido y prácticamente robándole el aire a Ulquiorra directamente de su boca. El cuarto Espada le miraba estoico, quieto como una roca, aunque en sus ojos parecía haber algo entre la sorpresa, la vergüenza y ¿el miedo? ¿Qué era lo que temía Ulquiorra, el frío Espada que parecía tener siempre la misma cara y no mostraba nunca sus sentimientos?
Ulquiorra se movió un centímetro aún atrapado por Grimmjow contra la pared. El sexto lo tenia agarrado por los antebrazos y con el movimiento y el pequeño forcejeo que tuvieron la camisa de Ulquiorra se movió hacia un lado al tirar Grimmjow de la manga, revelando parte del blanco cuello del cuarto Espada donde una marca violetacia se estaba formando dejando una forma circular como la de un mordiscos.
Grimmjow abrió los ojos sorprendido hasta límites insospechados. Ulquiorra pareció notar su descubrimiento y se revolvió aún más intentando taparse. El hollow pantera no le dejo y harto de tanto forcejeo estupido volvió a estamparle contra la pared inmovilizándolo por completo cuando puso una de sus piernas entre las dos del moreno. Mala idea. Muy mala idea.
Ahora estaban prácticamente unidos y Grimmjow ya había descubierto que era lo que había aquel día en Ulquiorra que le desastibilizaba tanto. El olor a sexo. Olor que desprendía por cada poro de su piel y que, para el olfato tan fino que poseía Grimmjow, era una autentica tortura, más a esa distancia casi inexistente entre ambos.
-“¿Quién?”-no supo de donde saco la voz para preguntarle algo así. Su voz sonaba rasposa y dura. Sabía que Ulquiorra le habría entendido con esa simple pregunta aunque no sabía porque lo había preguntado. Había sido un impulso.
-“Aizen-sama”-una simple palabra que se clavo el cerebro de Grimmjow como una aguja de las que usaba Szayel para torturar a sus victimas/experimentos. Soltó a Ulquiorra de su agarre como si se hubiese quemado.
Paso a apenas un metro de distancia entre ellos mientras le miraba de hito en hito. Era sabido por todos que a Aizen le gustaba jugar con los arrancar pero jamás pensó que aquellos juegos también implicasen sexo con una de sus Espadas. De pronto, lo estupefacción dejo paso a la ira y el odio. Apretó los dientes e intento salir de allí en ese instante.
No sabía que iba a hacer pero necesitaba pegarle a alguien aunque no supiese muy bien porqué. Ulquiorra le retuvo cociéndole por el brazo derecho antes de que saliese por la puerta. Grimmjow cerró lo ojos para intentar calmarse. Sintió como el agarre cedía un poco cuando suspiro calmándose algo y un escalofrió le recorrió cuando la pálida y fría mano de Ulquiorra le rozo con una caricia el número 6 tatuado en su espalda.
-“Déjalo estar. No conseguirías nada. Solo la muerte.”
A veces se impresionaba de cómo el moreno podía adivinar que estaba pensando o que iba a hacer. Se giro para encararle liberándose de su agarre y por una vez vio una expresión en la cara de Ulquiorra que no era indiferencia. Era algo parecido a la tristeza, la resignación, la vergüenza, el miedo…todo junto en sus ojos y su rostro.
Fue como si un rayo le golpease de lleno y antes si quiera de darse cuenta se encontró besando al otro Espada como si se le fuese la vida en ello. Fue un impulso que no sabe de donde salió pero era una necesidad insistente aunque no sabía porque. Necesitaba algo que no conocía pero besar a Ulquiorra mermaba esa inquietante necesidad.
Por un instante el moreno abrió los ojos con sorpresa e intento resistirse a la demandante boca de Grimmjow que ejercía una presión insoportable sobre la suya. Fue apenas un segundo antes de que el sexto Espada le cogiese por los brazos con fuerza y le hiciese abrir la boca por completo para dejarle besarle a gusto.
En ese instante Ulquiorra sintió como todo comenzaba a deslizarse hacia abajo y no supo en que momento empezó a contestar al beso de Grimmjow con la misma pasión que este. Cuando parecían quedarse sin aire se separaban un segundo para llenar los pulmones antes de volver a unirse en otro beso húmedo y resbaladizo.
Así estuvieron hasta que Grimmjow sintió la necesidad de más y sin pensar en lo que hacia o con quien, deslizo su lengua por los labios del moreno antes de introducirse en su boca y saborearla por entero. Ulquiorra casi salto de la sorpresa para luego deshacerse en los brazos del peliazul mientras este recorría por entero su boca y buscaba su lengua para pelearse con ella.
Como en las propias batallas Grimmjow no cedía ni un solo centímetro ante su oponente y por eso tardo poco en hacerse con el control de la lucha entre lenguas que se llevaba a cabo dentro de la boca del más pálido. Ulquiorra a pesar de sentirse completamente exhausto no podía evitar que aquello fuese aumentando el calor de una forma más que considerable.
Ni siquiera se dieron cuenta de cuando algo tan simple como besar se había convertido en una necesidad tan inevitable. Tampoco se dieron cuenta de cómo se iban moviendo por la habitación paso a paso, casi cayendo por la descoordinación, como si danzasen algún baile pero de una forma un poco patosa en busca de un lugar para apoyarse.
Llegar a la cama que tenia Ulquiorra en la habitación les llevo más tiempo del que pensaban. Los muebles fueron los culpables, parecían ponerse siempre en su camino. Pero no solo los muebles, su falta de orientación también influía. Era complicado orientarse en el espacio y el tiempo cuando tu mente se vaciaba de cualquier pensamiento lógico y la sangre dejaba de llegar bien al cerebro.
Grimmjow no pensaba en nada pero a veces, entre beso y beso y solo cuando Ulquiorra emitía uno de aquellos ruidos bajos, recordaba quien era, a quien estaba besando, que quería hacer con el y por mucho que lo intentase no lograba entender porque lo estaba haciendo. ¿Qué razón tenia el para querer besar al cuarto Espada de la manera en la que lo estaba haciendo? Aparentemente ninguna. Aparentemente….muchas.
La cama les recibió rechinando bajo su peso. Solo en aquel momento en el que Grimmjow tuvo a Ulquiorra completamente bajo su control sobre sus propias sabanas se permitió alejarse un poco de él para observarle detenidamente.
Mejillas algo arreboladas por el calor que emitían sus cuerpos (y quizás por algo de vergüenza), las pupilas dilatadas todo lo que le permitían las dos franjas verticales que eran, los labios hinchados y rojos por la fricción de los besos que habían compartido y…el pálido cuello mostrando aquellas marcas violetas.
Fue verlas y por un momento la rabia le cejo. El moreno se percato del hilo de sus pensamientos y le cogió la cara con sus manos, rozo el trozo de mascara que tenia en el lado derecho de su rostro y negó repetidamente con la cabeza sin dejar de mirarle.
Grimmjow sabia que tenia razón, no podía hacer nada. Nada. Pero Ulquiorra no podía pedirle que se olvidase fácilmente de todo aquello. No podía simplemente dejarlo pasar sin más. Y por mucho que intentaba entenderlo no sabía porque le daba tanta rabia que aquello hubiese sucedido. ¿Acaso habría querido ocupar él el lugar del moreno? No, no era eso. Él no veía a Aizen-sama de esa forma, para él Aizen era su líder pero no tenia derecho a pasar de ser su líder. Tan solo esperaba que aquello no hubiese sido en contra de los deseos del frío Espada.
Por mucho que quería seguir así, observando al cuarto Espada tan detenidamente, este no se lo permitió. Ulquiorra se acerco a él y comenzó a besarle lentamente y con profundidad. Marcando cada centímetro que se movía sobre su boca como una bailarina que insinúa a su público lo que sabe hacer con su cuerpo. Grimmjow no tardo mucho más en unirse al baile de bocas ansiosas y dispuestas a seguir con aquello hasta que el mundo se acabase.
Se estaban calentando mutuamente hasta niveles en los que el dolor se funde con el placer difuminando la línea que los separa hasta que la hacen prácticamente inexistente. Cuando quisieron darse cuenta de lo que sucedía su ropa yacía por las proximidades de la cama dispersa como un cuadro abstracto dibujado a prisa. Cada prenda sacada de su sitio con habilidad y orden inexacto. Todo como una perfecta coreografía ejecutada con maestría pero sin guión.
A pesar de que Ulquiorra seguramente estaría agotado de la anterior actividad física no se quejo ni opuso resistencia en ningún momento. Parecía más que encantado con lo que estaba sucediendo y con como se desarrollaba el momento. Agarraba las sabanas como si ellas pudiesen hacer que el placer disminuyese un ápice su intensidad, cosa que obviamente no podían hacer.
No sabrían decir cuanto tiempo pasaron así, en aquella cama, anhelantes, desesperados y perdidamente deseosos él uno del otro.
Grimmjow olvido hasta el motivo por el que había ido a visitar al Espada.
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No eran raras las reuniones entre Aizen y sus Espadas pero una convocada de manera urgente siempre era motivo de rumores y especulaciones.
Cada uno ocupo su sitio frente a la mesa ovalada que presidía la estancia. Todos comentaban las cosas que habían oído de sus subordinados y lo que habían podio averiguar de primera mano. Todos sabían que algo pasaba, pero querían la confirmación e información de la fuente de todo el saber dentro de Las Noches, Aizen.
Grimmjow no hablaba. No solía hacerlo en las reuniones, tan solo ocupaba su lugar y esperaba a que terminasen. Una vez acabadas ya decidía que haría. Ulquiorra tampoco hablaba pero eso no era nada extraño. Nunca lo hacia.
Aizen entro, como siempre, elegante y mortífero. Desprendiendo advertencias de peligro por cada poro de su piel y aún así tan atrayente que no eras capaz de sacar la vista de él.
“Estamos siendo atacados” fue la frase que consiguió que todos se pusieran alertas sin poder creerse del todo la información aunque hubiese sido el propio Aizen el que se lo había dicho. Luego el inesperado “Pero primero tomaremos el te” que había conseguido sacar la rabia en el cuerpo de Grimmjow. Tousen sirvió el te y Grimmjow estuvo tentado a gruñirle. No le caía bien ese tío.
No pudo hacer ver su desagrado al improvisado camarero. Sintió algo bajo la mesa que le hizo ponerse alerta intentado averiguar que era aquello. Por un momento temió haber dado sin querer contra las piernas de Aizen y espero que su castigo no fuese muy desagradable. Luego se dio cuenta de que no, no había sido un accidente. Aquello era hecho a posta.
Un molesto pie se paseaba cerca del suyo y parecía saludarle dándole pequeños golpes con la punta de los dedos. Grimmjow estuvo a punto de gritar en medio de la reunión que quien era el gracioso hasta que se fijo en la cara de Ulquiorra. Mantenía la misma expresión de siempre pero en sus profundos ojos verdes había una chispa de diversión y algo parecido a la vergüenza.
Esa revelación coincidió con el primer trago del te por parte de todos y de la escala de peligrosidad del pie de Ulquiorra. El pie del moreno decidió que era un buen momento para colarse por debajo del final de los pantalones de Grimmjow y rozar su piel desnuda con la tela de los calcetines. El Espada estuvo a punto de atragantarse con el te. Desde ese momento intento poner su mejor cara de póquer y resistir los intentos de su compañero de hacerle perder el control.
¿Cómo podía estar tan tranquilo aquel desgraciado mientras no hacia más que provocarle bajo la mesa? ¿Y si Aizen se percataba de aquel extraño juego? ¿Y si alguien más se daba cuenta?
No tuvo tiempo para buscar la respuesta a aquellas preguntas porque Aizen siguió con la reunión enseñándoles quienes eran los intrusos y Grimmjow olvido todo lo que sucedía a su alrededor, solo tenia ojos para Ichigo Kurosaki. Estaba en Hueco Mundo, podría acabar con él. Obtendría su venganza.
Si hubiese estado más atento habría visto la chispa de celos que cruzo por los ojos de Ulquiorra un segundo y como Aizen se daba cuenta de ella. Grimmjow nunca lo supo pero si realmente Aizen se ensaño con él a la hora de castigarlo por su fallo durante la reunión no fue solamente por su insolencia, también tuvo algo que ver que hubiese herido por un segundo a su Espada favorito.
Sin embargo, Grimmjow nunca lo supo; como entendió la causa del enfado de Ulquiorra hacia él desde esa reunión. Por eso actuó como actuó después. Por eso decidió “liberar” temporalmente a Inoue Orihime e ir al encuentro con Kurosaki Ichigo. Por eso acabo prácticamente muerto y sin ayuda de nadie.
Por eso no puedo evitar antes de perder la consciencia tras el golpe de Noitora que nadie sabía bailar como Ulquiorra bajo su cuerpo. Sensual, ondulante, caliente, sexy y desesperado. Todas las cosas que jamás mostraba y que era difícil sacar a la superficie.
Todas las cosas que al parecer, jamás podría volver a ver.
FIN
Nota: A ver, por partes. El final no me convence del todo porque me parece un poco precipitado, al igual que la escena de la asamblea con AIzen y los dos haciendo pies por debajo la mesa xD Pero bueno....creo que es aceptable. Me han dicho que que tal una segunda parte feliz...hombre....me lo estoy pensando pero primero necesito saber que va a pasar con Grimmjow en el manga, mientras no se que pasa con el....me niego a hacer nada. Mas que nada porque como todo el fic parece correr a la par del manga ("rellenando huecos" como dice
joychurch) pues como que ahora ponerme a inventar y saltarmelo todo a la torera no me entusiasma...asi que....cuando a Tite le de por ver que hace con Grimmjow...hablaremos de una segunda parte.
Muchas gracias por leer, inmensa nota incluida ^^.
Nos vemos.