Fic de Bones - Despertares

Feb 03, 2010 23:12

Creo que todo el mundo por aquí sabe que lizeeeee es una artistaza que ha expuesto en New York y todo. En Niu Yol nada menos, gente!!! Buah, nivelazo.
El caso es que el otro día posteo en su twitter una foto de uno de sus dibujos… vale, boceto… pero era un boceto taaaaan guay que yo no pude evitar enamorarme de Cocreta!Brennan (yadwhiga dixit). Supongo… no, no lo supongo, lo sé… que cuando termine el dibujo yo combustionaré como mínimo, lo veo venir, pero antes de eso el boceto ha conseguido inspirarme para escribir esta cosilla cortita, lo cual no es poco… el inspirarme, no la cosilla corta, digo.

Ehhh, resumiendo, que me lio, que fic de Bones inspirado en un dibujo de lizeeeee.



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Ligera mención a Aliens in Spaceship, que a estas alturas ya no puede ser spoiler, pero por si acaso.

Despertares

Para Booth se ha convertido en una costumbre despertarse entre un revoltijo de extremidades. Brennan literalmente enroscada alrededor de él, con su brazo sobre su pecho y sus piernas casi rodeándole la cintura, su rostro escondido entre su cuello y su hombro, sus cabellos cosquilleándole las mejillas y su cálida respiración acariciando su piel.

No es que le moleste, por supuesto que no, pocas cosas le gustan más a Booth que abrazar el cuerpo dormido de Brennan, y hace tiempo que ha aceptado que ella y su contacto físico se han convertido para él en una necesidad casi equiparable a respirar.

Pero no fue idea suya el dormir así.

Fue Brennan la que, sin palabras, invadió su espacio personal y convirtió a Booth en su almohada aquella noche en la que él supo que ella sufría pesadillas.

***
Hacía apenas quince días que se acostaban juntos. Después de años de negar sus sentimientos primero y de no atreverse a confesárselos después, Booth por fin había encontrado el valor suficiente para besarla.

Pero sólo para besarla.

Cuando fue a buscarla a su casa aquella tarde para acompañarla a la fiesta de presentación de su último libro, entre los planes de Booth no entraba el besar a Brennan. Pero cuando a la vuelta la dejó en su casa, ya de noche, no pudo reprimirse. Ella estaba aun más hermosa que de costumbre, aunque eso pareciera imposible, sus ojos brillaban y un suave rubor coloreaba sus mejillas. Así que cuando ella, después de abrir su puerta, se giró para despedirse de él, Booth no pudo evitarlo y el casto beso en la mejilla que tenía en mente acabó siendo dado en los labios.

Y siendo mucho menos casto que lo aconsejaba el trato entre compañeros.

Decir que su corazón se paralizó aterrorizado cuando se dio cuenta de lo que estaba haciendo es ser bastante preciso.

Y decir que volvió a latir frenéticamente cuando fue consciente de que ella le devolvía el beso también es ser bastante fiel a la verdad.

Pero Brennan no se conformaba sólo con un par de besos como una adolescente en su primera cita. Antes de que Booth pudiera darse cuenta le había empujado dentro de su casa y forcejeaba con su ropa, desnudándole.

¿Y quien era él para negarle nada a ella?

A aquella noche le siguieron otras quince… con sus mañanas incluidas… y a veces con sus tardes… hasta aquella madrugada, en la que un ruido ahogado y sutil despertó a Booth.

Abrió los ojos desorientado pero la suave luz que se filtraba por la ventana le permitió ver que todo estaba en orden. Creyendo que el ruido había sido soñado más que oído estaba a punto de volver a quedarse dormido cuando volvió a percibirlo.

Brennan, dormida a su lado, gemía en sueños.

Su primer pensamiento fue que era un simple sueño y sonrió, pero escasos segundos después la respiración de ella se volvió cada vez mas agitada y sus susurros cobraron intensidad.

Pudo captar las palabras tierra, Hodgins, coche y su propio nombre repetido una y otra vez, llamándole.

La sangre se le heló en las venas al darse cuenta en que consistía su pesadilla.

En sus sueños él no llegaba a tiempo.

Esta vez no.

Desesperado por despertarla, por acabar con esa tortura, la abrazó fuerte mientras la llamaba por su nombre.

Cuando ella, por fin, abrió los ojos asustada y le vio, se aferró a él como si fuera lo único que la anclara a la cordura.

Poco a poco consiguió calmarla a base de palabras cariñosas dichas en voz baja mientras la acariciaba la espalda, y con promesas de que aquello nunca, jamás, volvería a ocurrir. No mientras él estuviese vivo. Al cabo de un rato Brennan volvió a quedarse dormida acunada entre los brazos de Booth.

Se negó a soltarle en toda la noche.

Desde entonces ella invariablemente le busca antes de quedarse dormida, se enrosca a su alrededor con un suspiro de satisfacción y él juguetea con su pelo y le hace cosquillas en las piernas hasta caer dormidos los dos.

Ella no ha vuelto a tener ninguna pesadilla desde entonces.

Él no imagina ninguna otra forma más placentera de despertarse.

Fin

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