(no subject)

Oct 05, 2009 18:02

Absurdo… irracional… imposible. Pero Rilla lo creyó, así de simple. La señora Blythe también lo creyó y el doctor, aunque sonrió simulando una burla, sintió que una extraña confianza reemplazaba su desesperación. Y por mas absurdo o tonto que pareciera, todos recobraron el ánimo para seguir adelante; sólo porque un perrito fiel estaba en las estación de Glen esperando con fe inquebrantable que su amo volviera a casa.

[...]

Un rayo negro y amarillo pasó a toda velocidad junto al jefe de estación. ¿Lunes rígido? ¿Lunes reumático? ¿Lunes viejo? En absoluto. Lunes era un cachorro, loco de alegría rejuvenecedora.

Se arrojó contra el soldado alto con un ladrido que se le atragantó de pura felicidad. Se tumbó en el suelo, estremeciéndose en un frenesí de bienvenida. Trató de trepar por las piernas del soldado y cayó y se revolcó, presa de un éxtasis que parecía a punto de partir su cuerpo en pedazos. Le lamió las botas, y cuando el teniente logró, con risa en los labios y lágrimas en los ojos, levantar al perro en brazos, Lunes apoyó la cabeza contra el hombro uniformado y lamió el cuello bronceado del teniente, emitiendo extraños sonidos que eran ladridos y sollozos a la vez.

El jefe de estación había oído la historia de Lunes. Ahora sabía quien era el soldado. La larga vigilia del perrito amarillo había terminado. Jem Blythe había vuelto a casa.

Rilla, la de Ingleside (Lucy Maud Montgomery)

Da igual que haya perdido la cuenta de la de veces que me he leído el libro, siempre se me saltan las lágrimas cuando llego a esa parte. Siempre.

libros, anne of green gables

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