Fic de Bones - Una forma como cualquier otra de despertarse

Jun 03, 2009 17:01

Que digo que ya se me podía haber ocurrido esto hace unos días, por hacerles un regalito a sramulder o a anascully por su cumpleaños, que no por otra cosa… pero las ideas vienen cuando vienen que es cuando quieren, o sea, cuando les sale del papo, dicho fisnamente. Pues eso. Además, no me preguntéis como pero mi punto de partida era algo tirando a fluffy y se ha convertido en p0rno. Suavecito, nada demasiado explicito en realidad, pero p0rno al fin y a cabo. Cosas que pasan. O mis dedos tienen vida propia o he leído demasiado fic guarrillo estos últimos días. Que sí, que va a ser eso.
Ah, y tampoco sé de donde ha salido la segunda persona. No tengo yo costumbre de escribir en segunda persona.


Una forma como cualquier otra de despertarse

Parpadeas pero no sirve de nada, el sol te incide directamente en la cara y te despiertas. Gruñes. Deberías haber cerrado las persianas anoche, pero, claro, anoche estabas más ocupado en otras cosas que en acordarte en las dichosas persianas, piensas mientras sonríes. La verdad, cuando por fin tienes a tu compañera entre tus brazos después de haberla deseado durante mas de cuatro años lo último en lo que piensas es en las persianas. Es mucho mas importante centrar toda tu atención en como quitarle la blusa y los pantalones lo mas rápidamente posible mientras ella forcejea con tu cinturón que acordarte que a la mañana siguiente el sol va a entrar a raudales por la ventana.

Bueno, no importa, te levantas, las cierras y te vuelves a la cama. Es fácil. Y rápido. No te llevará más de cinco segundos. Pero el gemido que suena a tu lado y que de repente sus brazos rodeen tu cintura y que su rostro se esconda en tu cuello para escapar de la luz del sol te convence de que ni una masiva explosión estelar con la luz que ello conlleva sería suficiente para hacerte levantar de la cama.

Sonríes otra vez y acaricias su espalda. Ella vuelve a gemir y, metiendo una pierna entre las tuyas, se abraza más contra ti, restregando en sueños su cuerpo contra el tuyo.

Ahogas una carcajada y buscas con la vista la sábana, para taparos, por si ella tiene frío, porque lo que es tú si ella sigue frotándose así contra ti vas combustionar en cualquier momento. Te lleva un rato descubrir la sábana, allí tirada en el suelo, casi al fondo de la habitación. Te preguntas como habrá acabado allí. Bah, que pregunta mas idiota, piensas, lo raro siquiera es que la cama siga en pie después de todo lo de anoche. Ella te había dicho mas de una vez, de forma casual, como sin darle importancia, que no era precisamente una mujer tímida en la cama pero, oh, dios, no te esperabas eso. No, desde luego. Ni en tus sueños mas salvajes, y has tenido muchos y muy salvajes, te hubieras imaginado que ella era así. Claro que si ella deseaba esto la mitad de lo que lo deseabas tú entonces no debería sorprenderte su actitud. Cuatro años son muchos años de mantener a raya ciertos deseos, y según murmuraba anoche entre besos, jadeos y susurros ella llevaba tanto tiempo deseándote como tú a ella. Muchas mujeres han dicho tu nombre en medio de sus orgasmos pero lo que crees que sintió ella y lo que sin duda ella te hizo sentir a ti mientras repetía tú nombre una y otra vez con la voz congestionada por el placer no tiene comparación con nada de lo que has sentido antes. Nunca.

Te estremeces mientras los recuerdos se atropellan en tu mente, mientras cientos de imágenes completamente vívidas regresan. Ella agitándose debajo de ti, encima de ti, arrodillada a tus pies, sus manos acariciándote incansablemente, su boca deslizándose por tu cuerpo… tú enterrándote en ella, tan imposiblemente dentro que hubieras deseado perderte para siempre, tu rostro entre sus muslos, tus dedos haciéndola gritar y retorcerse.

… y lo de la pared... prefieres no definirlo porque no estás muy seguro de poder ponerle nombre. Te preguntas riendo si eso estará recogido en algún libro pero crees que no. Jamás podrás volver a mirar las paredes de tu habitación sin pensar en ella. Por cierto, suerte que cuando tirasteis el espejo al suelo no se rompió el cristal porque estás completamente seguro que no hubieras sido capaz de parar para recoger los pedazos. En realidad no hubieras podido parar ni aunque que te hubieran puesto una pistola en la sien. Y aunque ahora tus músculos te empiezan a pasan factura y sientes las punzadas de las agujetas tu ego rebosa satisfacción porque para ser un hombre que ronda los cuarenta no está nada mal. Ella misma lo reconoció anoche justo antes de empezar con una de sus diatribas científicas sobre la duración del periodo refractario y la capacidad sexual en los varones adultos. No la dejaste seguir, la silenciaste a besos y la demostraste, una y otra vez, que a veces la ciencia puede no ser del todo exacta.

Respiras hondo intentado calmarte porque te das cuenta que te estás excitando y no es que no quieras a hacérselo otra vez, que quieres, y puedes, oh, dios sabe que podrías hacérselo ahora mismo, pero ella duerme tan plácidamente aferrada a ti y su rostro refleja tanta paz que quieres estar así un rato mas. Sólo un rato mas.

Observas su cuerpo perfecto recostado contra el tuyo. Sus preciosos pechos presionando contra el tuyo. Te mueres por volver a tocarlos, acariciarlos, besarlos, pero te contienes por no despertarla. Su piel blanca y suave ahora tiene zonas enrojecidas. Te sientes algo culpable pero ¿como controlarse con una mujer como ella pidiéndote mas? Ni siquiera sabes como has podido controlarte durante todos estos años. Cualquier otro se hubiera vuelto loco. Cualquier otro, piensas… y de repente se hace presente el espectro de todos los hombres que tú sabes que han pasado por su cama, con nombres y apellidos, y la punzada de celos que te recorre el cuerpo es casi insoportable. Pensar en todos aquellos que la han tocado te produce algo parecido a las nauseas y si pudieras borrarías cualquier rastro que ellos la hayan podido dejar, hasta su recuerdo. Sabes que ella te diría que es absurdo e irracional pero ¿como ser racional cuando el deseo te consume y quieres que tu nombre sea el único que jamás vuelva a gritar?

La abrazas mas fuerte y la acaricias como si sólo tus brazos y tu voluntad pudieran alargar este momento, como si pudieras arrinconar el universo que hay allá afuera y os pudierais quedar los dos solos para siempre entre estas cuatro paredes. Hacerla el amor eternamente, día y noche, solos tú y ella.

Suspiras ¿Egoísmo? ¿Lujuria? Sólo dios sabe como lo llamaría ella, tú prefieres llamarlo amor. Porque si hay algo que sabes con absoluta certeza es que la amas. Lo sabes desde hace mucho tiempo. Desde antes de...

De repente olvidas todas tus reflexiones y vuelves a la realidad instantáneamente cuando sientes sus labios besándote el cuello y sus manos acariciando tu estómago descendiendo lentamente hacia tu erección.

Un poco mas abajo.

Sólo un poco mas.

Sí, por favor.

-Mmmmm- ronronea contra tu cuello.

-Buenos días- apenas eres capaz de decirla emborrachado por las sensaciones que te producen sus manos.

-Buenos días- sonríe ella.

-¿Te he despertado?- preguntas.

-Es difícil permanecer dormida mientras alguien te acaricia el trasero- dice divertida.

No puedes evitar reírte.

-Es difícil mantener las manos quietas cuando alguien tiene un trasero como el tuyo... pero lo siento, no quería despertarte- añades.

-No te preocupes, hay peores formas de despertar a alguien- dice ella mientras se separa de ti.

Ahogas un gruñido de desencanto cuanto sus manos dejan de tocarte pero no va mas allá porque ella se sienta a horcajadas sobre ti dejándote disfrutar de su glorioso cuerpo desnudo y sientes que se te seca la boca ante la vista de lo que estás convencido es lo mas parecido a una diosa.

Se inclina sobre ti voluptuosamente, consciente de su encanto y de lo que sientes por ella y, aferrándote por las muñecas, te sujeta las manos por encima de tu cabeza.

-Lo de anoche fue... increíble- gime encima de ti.

-Lo sé- susurras contra sus labios completamente perdido en sus ojos plagados de deseo.

-Y sé que no era mas que una excusa, pero tenías razón- dice.

-¿En que?- preguntas no muy seguro a que se refiere y extrañado de que te de la razón.

-Es mucho mejor el método tradicional para concebir un hijo. Muchísimo mejor.

Y estallas en carcajadas mientras ella te besa.

Fin

Y nosotros sin aire acondicionado en la oficina. ¡Vamos a morir!

bones, brennan, fanfic, booth

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