Fic de Bones - Demasiado corazón

May 15, 2008 00:54

Después de ver ESE final del capítulo del lunes de Bones, que me ha dejado como OH-DIOS-MIO-OH-DIOS-MIO-OH-DIOS-MIO, QUE DE DOLOR PERO CUANTÍSIMO SE QUIEREN (porque está lleno de angst pero a la vez taaan lleno de amor) pensé en no publicar este fic, que no por nada, pero es que después de ESE final era como que me parecía que no venía a cuento contar algo del capítulo anterior... como si ya estuviese pasado de moda, por decirlo de algún modo.
Pero como al fin y al cabo ya estaba escrito y habita me ha pedido que lo publique, pues vamos allá.

Antes que nada advertir que quien no haya visto The Verdict in the Story no va a entender mucho el fic, así que, por si a alguien le interesa, primero voy a hacer un resumencillo del capítulo, por poner en antecedentes. Evidentemente si no lo has visto y no quieres spoilearte... nos vemos en la próxima entrada ;D


El capítulo va del juicio del padre de Brennan (Max Kennan) por el asesinato al subdirector del FBI, No-se-quien Kirby. Brennan está en la defensa y Booth en la acusación. Desde el principio nos cuentan que la única forma de que absuelvan a Max es creando una duda razonable en el jurado. Hay muchas escenas del juicio, escenas con cafés (tengo que hacer yo una entrada sobre las escenas de Bones en las que salen los dos tomando café... ummm....) y aunque parece que van a conseguir lo de la duda razonable por una historia con el arma homicida al final resulta que no. Es ahí cuando el abogado defensor les dice a Brennan, a su hermano y a su padre, que necesitaría a alguien que también pudiera haber cometido el asesinato para decírselo al jurado y hacerle dudar. A Brennan se le ocurre una idea y se va a hablar con Booth y le pide su opinión sobre que hacer pero sin llegar a decirle nunca ningún nombre. Este le dice que deje a una lado a la doctora Brennan, el cerebro, y que en este caso sea mas Temperance la hija, el corazón y que sí, que lo haga (bueno, en realidad esto se lo dice antes, pero mas o menos es esto lo que le viene a decir). El caso es que esa supuesta otra persona que pudiera haber cometido el asesinato es ella misma. El arma homicida estaba en su casa, Sweets, el psicólogo, asegura que sí, que ella es muy capaz de matar a alguien fríamente y el abogado hace testificar a Booth y le pregunta si Brennan tuvo tiempo de matar al subdirector aquel día y... en una actuación sublime, llena de miradas y de frases entrecortadas que me dejaron muertecita de amor por ellos, un ole por mi Booth, que, ay dios mío, como la quiere... Booth asegura que sí, que Brennan tuvo tiempo y añade eso de "That’s a lot of heart, Bones" (eso es demasiado corazón, Huesos). Mas miradas, mas abrazos y al final Max sale absuelto. Fin del capítulo.

Y aquí es donde empieza mi fic...


Demasiado corazón

No quiero hablar con ella ¿Si tan lista es como no sé da cuenta? Pero no, ella sigue parloteando a mi lado mientras yo intento no escucharla concentrándome en la carretera y sólo la contesto con gruñidos, cuando la contesto.

Hace una semana del juicio de su padre y en todos estos días apenas he hablado un par de veces por teléfono con ella y creo recordar que mi tono era frío y distante. Pero, claro, ella no se ha dado por aludida.

Sigo enfadado con ella por lo que hizo durante el juicio. Ella, la racional y compartimentalizada Temperance Brennan, se ofreció como conejillo de indias para crear una duda razonable!!!

Cuando el abogado defensor me obligó a testificar que tuvo tiempo de asesinar a Kirby se me rompió el corazón. Sweets dirá lo que quiera pero sé que ella no sería capaz de hacerlo. Nunca.

Reconozco que al principio me sentí feliz por ella cuando soltaron a su padre. Por fin podrá recuperar la familia que le arrebataron a los quince años. Se lo merece. Siempre se lo ha merecido.

Pero cuando la dejé allí y regresé al despacho, reflexioné en frío todo lo que había ocurrido en la sala del tribunal y empecé a darme cuenta de las consecuencias que podría traer su acción. Huesos le había dado carta blanca a Caroline para que presentara cargos contra ella. Puede que sea una estupidez porque, tal y como me aseguró Caroline, ningún jurado la condenaría y llevarla a juicio sería una pérdida de tiempo y de dinero para los contribuyentes. Pero Caroline es imprevisible y muy capaz de cambiar de opinión en cualquier momento y me he pasado los últimos siete días esperando aterrado que me llegara una orden de arresto contra ella. Me he pasado siete días con el corazón en un puño y casi echándome a temblar cada vez que alguien entraba en mi despacho, temiendo que el siguiente papel oficial que me entregaran fuera su orden de arresto. Durante estos siete días me he imaginado de mil maneras distintas lo que ocurriría si tuviera que detenerla y cada una de ellas era peor que la anterior. He llegado incluso a soñar con su ejecución con inyección letal y me he despertado con el corazón latiéndome a mil por hora, desbocado, sudando y temblando, tan aterrorizado que apenas podía respirar.

Pero en esta semana, poco a poco, el miedo se ha ido convirtiendo en una rabia fría por haberse y haberme puesto en esta situación y ahora estoy tan furioso con ella que ni siquiera deseo hablarla. Y si en estos momentos estoy en el coche con ella a mi lado es porque no me queda otro remedio, porque tenemos un caso y mi profesionalidad está por encima de todo. Creo, porque he estado a punto de mandar al infierno a mi profesionalidad y rechazar el caso.

Pero ella ni se da cuenta de mi enfado y sigue cotorreando mientras vamos hacia el lugar de los hechos, contándome todo lo que ha hecho con su "adorable" familia durante estos siete días agónicos para mi.

-Al principio Amy estaba preocupada de como reaccionarían las niñas al hecho de que mi padre, su abuelo, haya estado en la cárcel, pero las niñas son un encanto y lo han entendido perfectamente. La verdad es que son muy maduras para su edad y eso me gusta y Russ dice que…

-¿Un encanto? ¿Las niñas son "un encanto", tía Tempy?- la interrumpo con sarcasmo -Creía que no soportabas a los niños. A ninguno.

-Booth, eso no es cierto. Que no quiera tener hijos no significa que no aprecie las cualidades de las niñas de Amy porque…

-¡Oh, déjalo! Lo próximo que me dirás es que quieres tener una docena de hijos.

-Nunca querré tener una docena de hijos, pero aunque así fuera, bueno, tengo derecho a cambiar de opinión ¿no? Antes también odiaba a mi padre y ahora ya no. Por cierto, te manda recuerdos.

-¿Donde está?- inmediatamente me arrepiento de la pregunta porque eso le dará la oportunidad de seguir hablando. Además, en realidad no quiero saberlo. O al menos eso creo.

-De momento en mi casa. Russ le está ayudando a encontrar un apartamento pero alquilar algo en esta ciudad es difícil y caro, aunque ya le he dicho que yo le ayudaré en todo lo que sea necesario pero él dice que…

-Muy rápido le has perdonado- ni siquiera intento evitarlo y mi voz refleja toda mi rabia y por primera vez creo que ella se da cuenta porque me mira algo asombrada.

-¿Rápido? He tardado casi un año en perdonarle.

-Os abandonó y estuvo desaparecido quince años, un año no me parece demasiado tiempo.

-Sí, lo sé, pero lo hizo para protegernos, ya lo sabes ¿A que viene esto Booth? Creía que mi padre te caía bien.

Y es cierto. Max Keenan no me cae especialmente mal. Entiendo todas y cada una de sus acciones. Quizá yo no hubiera actuado igual pero entiendo que hiciera lo que hizo para proteger a sus hijos. Si alguien quisiera hacer daño a Parker yo… Bah, a quien quiero engañar, si alguien quisiera hacer daño a Parker le mataría, al igual que hizo Max. Pero eso es algo que no pienso reconocérselo en alto y en su lugar añado:

-Mató a un subdirector del FBI.

-Quería matarnos a Russ y a mi ¿Que hubieras hecho tú si alguien quisiera matar a Parker?

Mierda. Me conoce demasiado bien.

-No sé lo que hubiera hecho- digo rabioso. -Pero aun así, lo que hiciste en el juicio fue una estupidez.

Bien, vale, genial, destapé la caja de los truenos. Allá vamos.

-Es mi padre, Booth. Tenía que hacer lo imposible por salvarle. Tenía que crear una duda razonable y esa era la única manera. Además, tú me dijiste…

-¡Sé lo que te dije, maldita sea Huesos! Pero nunca pensé en la posibilidad de que te echarías la culpa ¿Y si Caroline decidiera presentar cargos contra ti?

Intento respirar hondo porque me doy cuenta de que estoy perdiendo los nervios, pero no sirve para nada.

-Caroline no presentará cargos. Sabe que nunca me condenarían en un juicio- dice muy razonablemente. Pero yo no doy mi brazo a torcer.

-¿Pero y si lo hiciera? Has corrido un riesgo innecesario.

La miro y su rostro implacablemente calmado hace que me enfurezca un poco más. Ni se imagina por todo lo que he tenido que pasar.

-Es mi padre, Booth- repite. -Sopesé los pros y los contras, analicé los riesgos y las consecuencias, el efecto en todos los implicados y…

-¡¡¡Y una mierda!!!- la grito.

-Booth…

-¿De verdad piensas que me voy a creer que pensaste en lo que ocurriría si esto te hubiera llevado a la cárcel? ¿En como se sentirían Hodgins o Zack? ¿O Angela?

-Sé que ellos hubieran entendido que…

-¿Y en mi? ¿Pensaste en mí?- vale, es oficial, estoy completamente furioso porque ya no sé ni lo que digo.

-Sí, Booth, pensé en ti.

-¿Pensaste en como me sentiría yo si tuviera que detenerte?

-Ya me detuviste una vez.

Lo que me faltaba.

-Oh, venga, Huesos. Aquello fue completamente distinto. Además, aquello fue entonces y esto es ahora.

A pesar de mis gritos ella no se altera. Pero ahora me observa con esa mirada que tiene cuando analiza los huesos de un cuerpo. Está buscando algo. Un porque, una respuesta, quizá un motivo. No sé lo que es, pero sé que está buscando algo.

-¿Y que diferencia hay entre entonces y ahora?- pregunta.

-En que antes… antes… apenas te soportaba y ahora… ahora…- titubeo.

Te quiero.

Lo pienso pero por supuesto no se lo digo. Antes dejaría que me arrancaran la piel.

-Da igual- me rindo con un suspiro.

-No, Booth, no da igual. Ahora ¿que?

-He dicho que da igual. Fin de la conversación.

De repente soy consciente de que estoy aferrando el volante con demasiada fuerza, como si me fuera la vida en ello. Tengo los nudillos blancos por la presión que voy ejerciendo, posiblemente para que ella no vea que me tiemblan las manos. Sólo que no sé si es de furia o de terror. Tengo que calmarme o terminaremos estrellándonos en la cuneta.

-Booth ¿puedes frenar un momento, por favor?

-¿Por qué?- la gruño.

-No quiero que nos matemos.

La miro preguntándome si entre todas sus cualidades también está la de leer la mente, pero la expresión de su rostro no me dice nada, tan sereno como siempre. Así que hago caso a su petición y de un volantazo algo brusco me salgo de la carretera y paro el coche.

-¿Y ahora que? ¿Por qué habríamos de matarnos? Soy muy capaz de conducir…

-Por esto- me interrumpe ella mientras se acerca a mi y me agarra de las solapas de la chaqueta.

De lo siguiente que soy consciente es de que los labios de Temperance Brennan están sobre los míos. Y son tan suaves como recuerdo que eran allá por Navidad, sólo que está vez estamos solos y no hay muérdago. Y acto seguido su lengua se abre paso entre mis dientes inundando mi boca. Sus manos siguen aferrándome y tirando de mi hacía ella pero las mías cobran vida propia y se enredan en su cabello.

Descargo toda mi rabia en ese beso y mientras la devoro con mi boca mi enfado se diluye poco a poco dejando paso únicamente a un deseo casi abrasador.

Todo a mí alrededor desaparece y sólo somos ella y yo.

Toda la rabia, los reproches, los miedos, las dudas, todo, se evapora.

Sólo ella y yo. Y me basta.

Sólo consigo volver a la realidad cuando oigo un gemido escapar de su garganta y me doy cuenta que si no paro ahora seré capaz de arrancarle la ropa allí mismo, sin importarme que es pleno día y de que estamos en medio de una carretera.

Me aparto apenas de ella y la miro a los ojos. Una tímida sonrisa se esboza en sus labios, algo hinchados y mas rojos de lo habitual por mi causa.

-¿Me perdonarás ahora?

-Dios, Huesos- cierro los ojos y apoyo mi frente contra la de ella. -Siempre consigues lo que te propones ¿verdad?

-Casi siempre- musita ella.

-Ya.

-Mi padre aun está en mi casa, pero quizá podría ir esta noche a la tuya… si quieres.

La miro sonriendo y la acaricio el rosto.

-Me encantaría.

-Bien- dice ella satisfecha.

-Bien- añado yo.

Y la vuelvo a besar antes de arrancar el coche para proseguir nuestro trayecto.

-Va a ser un día muy, muy largo- suspiro.

Fin

Y mañana es fiesta en Madrid. Yiahhh!!!

bones, brennan, fanfic, booth

Previous post Next post
Up