Fic de Bones - Primeros auxilios

Apr 20, 2008 22:58

Comentaría el 2x12 y el 2x13 de Torchwood pero, la verdad, no me veo con fuerzas. Que jartá a llorar me di ayer. Parece que Whedon está creando escuela, el pedazo de c****n ¬¬

Así que pasemos a cosas mas ligeritas y con menos angustias... Bones. Fic de Bones, en realidad. Y como es mío si os digo que es blandito y almibarado no os voy a descubrir nada nuevo.

Sólo quiero puntualizar dos cosas...
1. Estaba prácticamente escrito cuando me di cuenta que mi subconsciente me había traicionado y de que hay cierta escena que no es completamente original y que no es precisamente mía. Pero como esto no es mas que fanfic estoy segura de que George Lucas y Steven Spielberg me perdonarían si se enteraran, así que supongo que también vosotros me podréis perdonar ¿no?
2. No sé si lo que cuento es médicamente posible pero, repito, esto no es mas que fanfic.

Y quiero dedicárselo a habita porque, niña, tu entrada de recomendaciones se lo merece. Que horrible sería que no hubiese fics ¿verdad? xD


Primeros auxilios

No pudo evitar un gesto de dolor mientras intentaba limpiarse la sangre con una toalla húmeda frente al espejo del cuarto de baño. Ese era el inconveniente de los partidos de hockey, que a veces llegabas a casa con un par de moratones. O algo más de un par, en realidad.
Afortunadamente el golpe de aquel bestia sólo le había partido el labio. El casco había amortiguado casi todo el impacto y la nariz, los pómulos y los ojos estaban casi intactos... más o menos. Peor suerte había corrido el hombro derecho, por el dolor que sentía debía de estar dislocado.

Suspirando salió del baño y buscó en el botiquín un par de analgésicos. Sabía que tenía que ir al médico pero no le hacía mucha gracia. Decidió que intentaría pasar la noche y si mañana no estaba mejor se pasaría por la enfermería del Hoover.

Se metió las pastillas en la boca y se las tragó cuando sonó el timbre de la puerta. ¿Quién diablos podía ser a esas horas de la noche?

Al acercarse a la puerta y mirar por la mirilla se acordó, Brennan le había dicho que se pasaría por su casa al salir del laboratorio para que firmara unos informes.

<< Oh, Dios, hoy no >> pensó Booth abrumado.

No es que le importara que Brennan fuera a su casa, por supuesto que no, pero estaba seguro de que en cuanto abriera la puerta y le viera la cara ella se iba a empeñar en curarle, y no sabía de donde iba a sacar las fuerzas para ocultar lo que le hacían sentir sus dedos acariciándole la piel.

Un segundo timbrazo le sacó de sus pensamientos y, respirando hondo, abrió la puerta.

-Hola Huesos.

-Booth. Te traigo los inf... ¡¿Qué te ha pasado en la cara?!- ella alargó la mano para tocarle el rostro pero él dio un paso atrás impidiéndoselo.

-Nada, no te preocupes.

-¿Te ha atacado alguien?- le preguntó Brennan con inquietud.

-No, no es eso. Sólo ha sido un pequeño "intercambio de opiniones" durante un partido- dijo él quitándole importancia.

-¿Partido?

-Sí, bueno, esta tarde he estado jugando al hockey.

-No sabía que jugabas al hockey, creía que lo tuyo era el fútbol y el baloncesto- dijo Brennan mientras Booth la hacía pasar y cerraba la puerta tras ella.

-También. Y ahórrame tus opiniones sobre los deportistas.

Brennan puso los ojos en blanco pero no dijo nada mas.

Al cerrar la puerta el dolor del hombro se le intensificó y Booth hizo un gesto de dolor que no se le escapó a la inquisidora mirada de ella.

-¿También te han golpeado en el hombro, verdad?

-Me duele un poco, sí- concedió él. << En realidad algo mas que un poco >> quiso decir Booth, pero se contuvo a tiempo.

-¿Tienes botiquín?- preguntó Brennan resueltamente.

-Está encima de la cama- contestó a regañadientes él.

-Ven conmigo, voy a curarte.

<< Ahí vamos >> pensó Booth con un suspiro.

Mientras la seguía hasta la habitación hizo un último intento desesperado.

-No hace falta, Huesos. De verdad que no.

-Booth, te sangra el labio. Sí hace falta. ¿No será que te da miedo?- peguntó ella con ironía.

-¡No! No, no es eso exactamente. Es... Da igual- contestó resignado a lo inevitable.

Al llegar a la habitación le hizo sentarse en la cama y se sentó a su lado mientras rebuscaba en botiquín. Sacó algodón y empapándolo en desinfectante empezó a curarle despacio y con delicadeza.

-La verdad, no sé como te puede gustar jugar el hockey, es un deporte de bárbaros. Con la excusa de golpear una pelota lo único que hacéis es pelearos unos con otros.

-No es una pelota, Huesos, es una pastilla y se llama puck. Y no es un deporte de bárbaros, está lleno de tácticas y estrategia- la corrigió Booth.

-¿Las peleas también son una estrategia?- preguntó Brennan con sarcasmo.

-Bueno, no. Eso sólo ocurre cuando algún cabrón del equipo contrario te insulta.

-¿Cómo en este caso?

-Exacto. Además- continuó Booth -vamos protegidos, un par de golpes no matan a nadie.

-Pues tus "protecciones" no han evitado que uno de esos bárbaros te partiera el labio y te dislocara el hombro- dijo ella terminándole de curar el labio.

-Eso es porque me pilló con la guardia baja. Pero tenías que haber visto como quedó él- añadió Booth con humor.

-Como quieras- resopló Brennan -Anda, quítate la camisa, voy a mirarte el hombro.

Con un gesto de dolor que no pudo disimular, Booth se desprendió de su ropa.

Ella se acercó mas a él y deslizó con cuidado sus dedos por el hombro y parte de la espalda y el pecho de Booth examinando los daños.

Booth pudo notar la respiración de Brennan sobre su piel y se tensó al contacto de sus manos, en teoría debido al dolor, en la práctica... bueno, no estaba muy seguro.

-¡Ay! Con cuidado Huesos ¿Estás segura de lo que estás haciendo?

-Booth, los huesos son mi especialidad, por supuesto que sé lo que estoy haciendo- respondió ella con cierto enfado.

-Ya, pero lo tuyo son los huesos de los muertos, no los de los vivos- gruñó él.

-Los huesos son huesos. Siempre- dijo Brennan sin dejar de estudiar el hombro con mirada experta -Y sé como colocártelo.

-¡¡¡¿Colocármelo?!!!

-Sólo será un segundo. Luego te sentirás mucho mejor, te lo prometo- dijo ella situándose detrás de él y preparándose para colocarle el hueso con un tirón rápido.

-Espera, espera- intentó frenarla Booth -A la de tres ¿vale?

-Como quieras ¿Estás preparado?

-Dispara.

-Uno, ... < clack >- El tirón fue enérgico y preciso y el hueso se colocó en su sitio a la primera.

-¡¡¡Ahhh!!! ¡Dios, Huesos! ¡Dijimos a la de tres!

-Vamos, no seas exagerado. Es mejor si no lo esperas. Además, creía que habías sufrido torturas mucho peores- dijo, quitándole importancia.

-Pero cuando te torturan te avisan primero- replicó él frotándose el hombro con ella aun detrás suyo.

-Quejica- Y acto seguido se inclinó sobre él y depositó un beso sobre el hombro de Booth.

Al sentir los labios sobre su piel Booth contuvo la respiración y, sorprendido, se giró. Los ojos de Booth, clavados en el rostro de ella, la miraban escrutadores, mientras sentía un cosquilleo en el hombro que no tenía nada que ver con el dolor y una agradable calidez recorriéndole todo el cuerpo.

Brennan se dio cuenta de lo que inconscientemente había hecho y sintió un súbito calor en sus mejillas. Intentó explicarse con voz entrecortada.

-Yo... lo siento Booth, ha sido algo inconsciente. Mi madre me daba un beso cuando me dolía alguna parte del cuerpo y yo... supongo que se me ha quedado la costumbre- mientras hablaba bajó los ojos algo avergonzada.

-No importa Huesos, es sólo que me sorprendió un poco- intentó quitarle importancia Booth, aunque en su voz ya no quedaba rastro del dolor que había sentido momentos antes. Y, bromeando, añadió con una sonrisa:

-Pero también deberías besarme el otro hombro. No me lo han dislocado pero me han dado un buen golpe.

Si después le hubieran preguntado hubiera podido jurar ante Dios que sólo intentaba aliviar la tensión, que la broma no llevaba segundas intenciones. O al menos eso creía en aquel momento.

Por eso lo que ella hizo a continuación le sorprendió casi tanto como el primer beso. Brennan levantó la cabeza, le miró a los ojos con un intenso brillo en los suyos e, inclinándose sobre él, le besó el otro hombro.

Esta vez sus labios permanecieron allí un segundo más de lo necesario.

Cuando Brennan levantó el rostro esta vez no apartó la mirada ni se echó para atrás.

Booth pudo oír los latidos de su corazón atronándole en los oídos y, llevándose un dedo a la sien, se la señaló.

-También me duele aquí- su voz sonó un tono mas grave de lo acostumbrado.

Brennan se acercó despacio a la sien de su compañero y se la rozó con los labios.

Completamente hipnotizado Booth no podía dejar de mirarla. Sus ojos colisionaron violentamente y Booth notó que le faltaba el aliento, tenía la sensación de que el tiempo se había detenido y de que todo giraba demasiado deprisa. Con la respiración entrecortada intentó una última cosa.

-Y aquí también- sus dedos señalaron su labio partido.

Sin dudar un instante Brennan redujo los escasos centímetros que los separaban y posó su boca sobre la de Booth. Él cerró los ojos y pudo sentir como los labios de ella capturaban el suyo inferior apenas presionando. Abrió la boca y dejó que la lengua de ella se introdujera lentamente en él.

Segundos después, demasiados pocos en opinión de Booth, Brennan se separó apenas y le miró con una sonrisa.

-¿Mejor?- dijo suavemente.

-No te quepa duda- respondió él -Si me prometes que siempre me vas a curar así no me importa recibir otra paliza.

Ella rió y Booth la abrazó volviéndola a besar. Al sentir las manos de ella deslizarse por su espalda desnuda hizo caso omiso a su hombro y la tumbó en la cama echándose encima de ella.

Se acercó a su rostro buscándola otra vez hasta que tuvo que parar con un gruñido de dolor.

Brennan le miró preocupada y le hizo tumbarse a su lado. Intentó incorporarse pero Booth la sujetó por un brazo.

-No.

No iba a permitir que se le escapara sólo por un leve dolor. Bueno, quizá no tan leve, pero no podía desaprovechar la oportunidad que llevaba muchos meses esperando.

-Pero si te duele deberías ir al médico- replicó ella.

-Mañana.

-Pero…

-No te preocupes, estoy bien. Sólo es cuestión… de buscar la postura. Por suerte ese cabrón no me tocó de cintura para abajo- la voz de él era una mezcla de deseo y humor.

Brennan sonrío y se levanto para sentarse a horcajadas entre sus piernas, sintiendo justo debajo de ella la erección de Booth.

-En ese caso yo buscaré la postura. Tú no te muevas… demasiado- le dijo mientras levantaba los brazos y deslizaba su camiseta sobre su cabeza.

-Lo que tú digas. Tú eres la doctora- respondió Booth.

Y la sonrió como sólo él sabía hacer.

Fin

Y si esta semana no doy muchas señales de vida perdonadme, pero es que creo que esta va a ser La Semana Infernal. Espero llegar viva al viernes *sigh*

bones, brennan, fanfic, booth

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