Fic de Bones - Tres nombres

Apr 02, 2008 01:09

He decidido que tengo que dejar de escribir escenas de sexo, no es lo mío, es un hecho. Creo que se me dan menos mal los diálogos, así que igual debería centrarme en ellos. Pero como tampoco me voy a ganar la vida con esto... y sólo me las sufrís vosotros, pues... xD

En fin, porque habita me animó a que lo continuara cuando me bloqueé y porque anascully pidió un fic a cambio de unas capturas. Aquí está.

Hale, from lost to the river. Y como es NR-18 (o M, según otras clasificaciones) si eres pequeño, no entres.

Y por si alguien no lo sabe, lo cual me extrañaría, Atlantic City es algo así como Las Vegas pero en la costa este. En New Jersey, exactamente ¿Qué a que viene esto? Pincha y compruébalo.


Tres nombres

Algo estaba cambiando dentro de ella. Ya no era la misma fría antropóloga de antes. Si hace tres años hubiera tenido que enfrentarse a este caso posiblemente sólo hubiese visto los huesos de tres sujetos distintos, varones, de entre seis y diez años. Hubiera sido capaz de blindar su alma y no ir mas allá. Hoy, en cambio, no hacía mas que repetirse que había estado reconociendo los huesos de tres niños pequeños, de aproximadamente la edad de Parker, salvajemente mutilados por un psicópata.

A duras penas fue capaz de terminar la reconstrucción de los tres esqueletos mientras no dejaba de preguntarse que tipo de monstruo era capaz de hacerle eso a unos niños. Tuvo que pararse varias veces para coger aire y evitar que se le saltaran las lágrimas.

Pero eso no fue lo peor. Lo peor fue tener que contarle a Booth lo que él no podía ver a simple vista.

Su compañero había llegado antes que ella a la escena del crimen, pero no hacía falta ser un experto en restos humanos para darse cuenta de que algo iba realmente mal. Había demasiados huesos para ser de un único cuerpo y eran demasiado pequeños para ser los de un adulto. Y también debió de notar que algo no encajaba al ver la reacción de ella en el reconocimiento preliminar, apenas le dirigió la palabra mientras recogía metódicamente todas las pruebas.

Brennan sabía que a pesar de todo Booth apenas se había dado cuenta del alcance de aquél horror hasta que, horas después en el Jeffersonian, le fue describiendo una a una las mutilaciones que habían sufrido los cuerpos, las distintas heridas que presentaban y el salvajismo con el que habían sido infligidas.

Según le iba relatando el infierno que habían sufrido aquellos niños el rostro de Booth fue cambiando de color. Su propia voz fue disminuyendo de volumen poco a poco a lo largo del informe.

Dejó lo peor para el final.

Cuando, con el estómago revuelto, las palabras << tenían aproximadamente unos 8 años de edad >> salieron de su boca, Booth dio media vuelta y salió del laboratorio sin cruzar una palabra con ella.

No le detuvo.

Quizá ella no fuera muy empática, pero le conocía lo suficientemente bien para saber que en esos momentos el único pensamiento que cruzaba la mente de Booth era el rostro sonriente de su hijo.

Le llamó varias veces durante toda la tarde pero su teléfono estaba desconectado.

Angela se había comportado como la eficiente profesional que era y le había facilitado una perfecta reconstrucción de cada rostro. Le sorprendió ver que su amiga no había derramado ni una sola lágrima y supo que aquella noche no conseguiría dormir.
Zack y Hodgins también habían realizado impecablemente su trabajo, como siempre. La diferencia estaba en que lo desempeñaron en un absoluto mutismo y esta vez no hubo ni una sola broma.

Tenía tres caras y tres nombres. Y una irrefutable conexión entre ellos. Mañana temprano ya tendrían al culpable y podrían cerrar rápidamente uno de los peores casos de mutilaciones que había visto nunca.

Un desenlace rápido y fácil para el caso mas demoledor en el que recordaba haber trabajado nunca.

Si conseguía encontrar a Booth.

Había pasado por su casa al salir del laboratorio y no le había localizado allí. No tenía ni idea de donde se podía haber metido y la preocupación estaba empezando a ahogarla.

Una vez mas volvió a probar con el teléfono y la misma voz mecánica surgió al otro lado de la línea.

Se sentía enjaulada en su propia casa, y con la necesidad irrefrenable de hacer algo cogió las llaves del coche para ir otra vez a casa de Booth. No había alcanzado la puerta cuando oyó como llamaban suavemente. Al abrir se lo encontró allí de pie, con el rostro aun desencajado.

No pudo evitar el impulso de abrazarlo.

Él no la devolvió el abrazo.

-¿Dónde estabas? Te he llamado cientos de veces- le preguntó mientras le hacía pasar dentro.

La respuesta de Booth fue apenas un gruñido.

-Desconecté el teléfono. No estaba preparado para saber sus nombres. Todavía no. Estuve conduciendo sin rumbo fijo y cuando quise darme cuenta estaba en Atlantic City.

Un escalofrío recorrió el cuerpo de Brennan cuando oyó aquello. Sabía que Booth había caído en la ludopatía al volver de la guerra e ir a Atlantic City para él era como encerrar a un alcohólico en un destilería. Si con su estado de ánimo actual había caído en la tentación podía ser devastador para él.

-No llegué a entrar siquiera. Me di la vuelta a las puertas de la ciudad y vine directamente a tu casa- dijo él cerrando los ojos.

Brennan respiró hondo del alivio y alargó la mano para acariciarle la mejilla. No llegó a tocarle. Al ver sus intenciones Booth dio un paso atrás como si no soportara su contacto.

Su reacción la sorprendió. Quería consolarle pero no sabía como, nunca había sido buena con los sentimientos de los demás y creyó que lo mejor era ponerle al día de los descubrimientos que habían hecho a lo largo de la tarde.

-Tengo noticias. Zack ha identificado el arma homicida, es un cuchillo de carnicero bastante especial. Y Hodgins ha encontrado restos orgánicos en los cuerpos. Servirá para una prueba de ADN.

-¿Tienes los tres nombres?- murmuró él.

-Sí. Será un caso fácil de cerrar.

Booth esbozó una sonrisa irónica.

-Fácil. Claro.

-Booth...- la voz de Brennan titubeó.

-Para vosotros todo es fácil y aséptico. Sin sentimientos.

-¿Qué quieres decir?

-Que para vosotros sólo son tres cuerpos que estudiar- Booth no era consciente de ello pero estaba subiendo el volumen de su voz hasta casi gritar. -Les ponéis nombres pero ni siquiera os importa. ¡Pero eran niños, Huesos, niños! Con padres y madres. Tú me das el resultado de unas pruebas y yo tengo que mirarles a esos padres a los ojos y decirles que sus hijos pequeños han muerto de una forma horrible.

-Booth, no eres justo, yo...

Él la interrumpió sin dejarla seguir.

-¿Justo? ¿Es que hay algo justo en todo este maldito caso?

-Por supuesto que no, pero te está afectando demasiado personalmente. ¡Esos niños no son Parker!

-¡¡¡Pero podrían haberlo sido!!!- Booth estaba fuera de si. -Pero tú nunca lo entenderás, no eres madre y ni siquiera te gustan los niños.

Mientras la gritaba se había acercado a ella y cogiéndola con fuerza por los brazos empezaba a zarandearla.

Brennan se zafó de él y contestó al borde de las lágrimas.

-Yo no tengo la culpa ¿Crees que esto no me afecta? Que no tenga hijos como tú no significa que no sepa ver que eran niños, seres indefensos e inocentes. Hay que ser un monstruo para ser capaz de hacerle eso a un niño. O para que no te afecte. Y yo... yo no lo soy- murmuró apenas en voz alta la última frase.

Booth la miraba con la respiración entrecortada. Vio como una lágrima resbalaba por su mejilla y la culpabilidad le golpeó al darse cuenta de lo que la había acusado. Horrorizado, cubrió el escaso espacio que les separaba y la abrazó apoyando su frente contra la de ella.

-Lo siento. Lo siento, Huesos. Yo... no sé lo que me ha pasado.

Booth deslizó sus manos por su cabello y su rostro, secando con sus dedos las lágrimas que brotaban de los ojos de ella.

-Yo no soy así, Booth. Yo no soy así.

Le echó los brazos al cuello abrazándose a él.

-Shhh. Lo sé. Perdona, no quise decir eso. Por supuesto que tú no eres así. Perdóname.

Sentía el roce de las manos de Booth ardiendo en su piel. Sus frentes juntas y sus labios tan cerca de su boca que podía sentir su aliento. Tan cerca que podía ver la angustia de Booth brotando por cada poro de su cuerpo. Sentir su dolor. Sus dudas.

Su deseo.

Los labios anhelantes de Booth rozando apenas los suyos. Supo que quería besarla pero que no se atrevería.

Y oyó como gemía su nombre desesperado.

-Temperance.

Al oírle llamarla por su nombre de pila dejó a un lado su razón y, dejándose llevar, buscó su boca entre jadeos y le besó.

Fue un beso cargado de necesidad. Furioso. Agónico. Ardiente.

Él pasó sus brazos alrededor de su cintura y la atrajo hacía si, abrazándola con mas fuerza. Sus cuerpos se encontraron y a través de la ropa notó el calor que emanaba del cuerpo de Booth. Con la necesidad de tocar su piel deslizó sus manos por debajo de la camiseta de él y sus dedos acariciaron su duro abdomen.

Booth rompió el beso y buscó con su boca el cuello de ella. Brennan cerró los ojos al sentir la lengua y los dientes de él lamiendo y mordisqueando cuello abajo hasta llegar a su clavícula mientras los dedos su compañero forcejeaban con los botones de su blusa intentado desnudarla.

De repente el tibio roce de las yemas de sus dedos contra el estómago y el pecho de Booth dejó de ser suficiente para ella. Quería sentir toda su piel contra la de ella y haciéndole levantar los brazos le quitó la camiseta. Cubrió de besos sus poderosos hombros y deslizó sus dedos por su espalda acariciando su columna hasta introducir sus manos por debajo de la cinturilla de su pantalón, empujándolo hacía ella y sintiendo su erección presionar contra sus muslos.

Booth consiguió quitarle la blusa y besó y mordisqueó sus pechos por encima del encaje de su sujetador. Sentir la boca y la lengua de Booth en sus pezones erectos tuvo el efecto de hacerle sentir un golpe de calor y humedad entre sus piernas mientras las manos de él la acariciaban el vientre y buscaban por debajo de su pantalón y su ropa interior, consiguiendo que dos de sus dedos se introdujeran en ella.

Brennan ahogó un suspiro de satisfacción a su contacto y a él se le escapó un gemido de asombro al darse cuenta de lo que la hacía sentir.

Cuando retiró sus dedos ella quiso protestar pero Booth la acalló introduciéndolos en su boca y haciéndoselos lamer mientras la miraba con los ojos llenos de lujuria y la respiración entrecortada.

Sin darle tregua ella luchó con la hebilla de su cinturón y la cremallera del pantalón hasta que consiguió tener entre sus manos el endurecido miembro de él, tan caliente y suave que la hizo temblar de deseo. Lo acarició arriba y abajo, una y otra vez, hasta que Booth, sin poder esperar mas, la empujó contra el sillón y la despojó de la poca ropa que la quedaba, haciendo lo mismo con él antes de tumbarse encima de ella.

Su cuerpo reaccionó instintivamente bajo el peso del de Booth y abrió la piernas para que la penetrara ante la dominante necesidad de tenerle dentro de ella.

Se miraron a los ojos y Brennan le dio permiso en silencio para que entrara en ella. De una única embestida cargada de deseo Booth se enterró en ella y Brennan se sintió completa.

Oyó los jadeos de su compañero en sus oídos mientras él empujaba frenético contra su cuerpo y la cubría el cuello y el rostro de besos. Las manos de ella se deslizaron por su firme espalda hasta llegar a los tensos glúteos y, apretándolos, le instó a que fuera mas deprisa, mas dentro, mas fuerte.

Al llegar al límite mordió el hombro de Booth ahogando un grito cuando las oleadas de placer se extendieron de entre sus piernas hacía el resto de su cuerpo mientras él, con un último y furioso gemido, se derramó dentro de ella, derrumbándose exhausto entre sus brazos.

La bruma post orgásmica que la embotaba no impidió que Brennan tuviera un destello de conciencia y pensó que ahora ya sabía a lo que se refería Booth cuando, meses atrás, le había hablado del milagro de hacer el amor y de burlar a las leyes de la física fundiéndose dos cuerpos en uno.

Sonrió y le acarició el pelo con ternura.

Al sentir sus manos en su cabeza Booth enterró el rostro en el cuello de ella y la preguntó en voz baja.

-¿Cómo se llamaban?

Brennan supo a que se refería sin ninguna duda. Le dijo los tres nombres de los niños mientras le abrazaba suavemente.

Él se tensó y la abrazó con mas fuerza cuando, a continuación, ella le dijo el nombre del asesino.

Permanecieron en completo silencio algunos minutos mas hasta que él se levantó y se vistió. Cuando terminó recogió delicadamente una a una las ropas de ella que aun estaban en el suelo y se las tendió alargando la mano para ayudarla a incorporarse.

-Vamos. Tenemos que coger a ese cabrón.

Se vistió en silencio bajo la cálida y atenta mirada de él y le siguió.

Cuando salieron de la casa llevaban la manos entrelazadas. Supo que ya jamás se soltarían.

Fin

Trece días!.Y, sip, tengo un algo con las manos de este hombre. Ña.

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