Fic de Bones - Sólo una mirada

Feb 12, 2008 22:33

Estoy agotada. Física y psicológicamente. No dejéis que vuestros compañeros se vayan de vacaciones, de verdad que no.
Así que no pienso decir nada mas. Ni quejas, ni paranoias. Paso. No me veo con fuerzas para teclear... menos mal que existe el copy & paste. Gran invento este.

Así que eso, que fic de Bones. Un Booth/Brennan ¿alguien lo dudaba?. No hay spoilers. POV-Booth. Situado en un momento indeterminado del futuro (si por mi fuera, mas pronto que tarde). Dulzón (como todos los míos). Y si no fuera por un párrafo yo diría que PG, pero como el párrafo existe, no sé, ¿NR-18? (odio esto de clasificar). No son míos, son de la Fox (ya lo dije, está en todas), de Hart Hanson, Barry Josephson y Stephen Nathan (creo) y no persigo ningún beneficio financiero.
*para no querer escribir me ha salido un rato largo*

Y creo que poco mas...


Sólo una mirada

Disfruta mirándola.

Durante sus años en el ejercitó descubrió que una de sus mejores cualidades era la capacidad de observación. Por aquél entonces aprendió a utilizarla para matar. Ahora la utiliza con ella.

Da igual lo que sea que ella esté haciendo, el solo hecho de contemplarla es uno de sus pasatiempos favoritos.

Podría pasarse horas viéndola trabajar sin que ella sepa que la observa. Ver su meticulosidad con los huesos, descubriendo cosas que ninguna otra persona seria capaz de descubrir a simple vista, la reverencia con la que los trata, como objetos casi sagrados, el cuidado que pone al tocarlos. Verla intercambiar teorías con Zack y con Hodgins. Se ve que disfruta con ellos, sus mentes se parecen tanto… precisas, racionales, lógicas, inteligentes. Está entre iguales y sus ojos parecen resplandecer cuando hablan esa jerga que a él le resulta ininteligible. O ver su rostro concentrado en la pantalla del ordenador mientras teclea algún capítulo de uno de sus libros. A veces, cuando una idea la apasiona especialmente, se muerde suavemente el labio inferior, dejándole ver el filo de sus blancos dientes. Y a ratos, inconscientemente, sus dedos atrapan un mechón rebelde de su cabello que se escapa de la coleta y se lo coloca detrás de su oreja. En esos momentos daría cualquier cosa porque fueran sus dedos los que se deslizaran por su cabello.

No puede evitar sonreír cuando la ve a través de los cristales de su despacho, riendo mientras Angela le cuenta alguna cosa intrascendente, la felicidad irradiando de su rostro mientras escucha a su amiga. Con la cara entre sus manos y la mirada fija en la joven artista, atenta y divertida a los chismes que esta le cuenta. El sonido de su risa es una de las cosas mas maravillosas que ha oído nunca.

Le gusta observarla de reojo mientras conduce. Ella sentada en el asiento del copiloto, mirando por la ventana o leyendo el informe de su último caso. Extiende su mano hacía ella, buscándola, y entrelaza sus dedos con los suyos. Sonreírla y ver que ella le devuelve la sonrisa. A veces piensa que algún día tendrán un accidente si ella sigue sonriéndole así.

Le encanta acercarse por detrás sin que ella se de cuenta, pasar sus brazos alrededor de su cintura y susurrarla al oído todo lo que desearía hacer con ella en ese momento. Verla sonrojarse ligeramente mientras se gira para mirarle, con su rostro acercándose al suyo, y besarla. Lento primero. Con urgencia después. Con mas pasión de la que nunca ha puesto al besar a ninguna otra.

Pocas cosas le excitan tanto como verla masturbarse delante de él durante uno de sus juegos sexuales. Sus ojos azules, brillantes de la excitación, fijos en los de él y su respiración jadeante rompiendo el silencio. Ver sus labios pronunciar su nombre entre suspiros, casi sin sonido. Sus manos deslizándose por las curvas de su cuerpo y sus dedos introduciéndose en ella, sabiendo que lo que realmente anhela es que sean las manos de él las que la toquen. Su rostro transido de deseo en una muda súplica en la que le pide que se acerque a ella y la acaricie. Y ver la maravillosa relajación de su cuerpo cuando llega al orgasmo sin dejar de mirarle ni un solo instante.

Le fascina verla dormir a su lado. Ver sus pechos subir y bajar al ritmo de su suave respiración. Su pelo esparcido sobre la almohada, alrededor de su hermoso rostro. Sus labios entreabiertos, como deseosos de ser besados. Su rostro sereno lleno de paz la hace parecer más joven de lo que es. Una mano sobre su vientre, la otra buscando entre sueños el contacto con él. Sólo dios sabe lo mucho que tiene que dominarse para no despertarla con sus besos y sus caricias y hacerla el amor otra vez.

Y otra vez.

Y otra vez más.

Por la mañana le gusta entrar en el baño mientras ella se ducha y observarla a través de la mampara transparente. Ver las marcas algo violáceas que él ha dejado en su cuello la noche anterior, las gotas de agua caliente en su rostro y los pequeños regueros deslizándose por su espalda hasta llegar a su perfecto trasero. La espuma cubriéndole los hermosos pechos, el redondo ombligo que no se cansa de acariciar y la dulce hendidura de su cuerpo que tanto le gusta besar. Igual debería dejar de entrar en la ducha con ella porque ya han llegado tarde a trabajar más de una vez.

Cuando comen o cenan juntos aún sigue sentándose enfrente de ella para poder verla revolver la ensalada mientras le lanza miradas desaprobatorias a su hamburguesa. A pesar de eso ella sigue robándole las patatas fritas y ni siquiera los flojos manotazos que él le propina de vez en cuando la hacen desistir de esa costumbre que él encuentra adorable. Sólo hay una cosa que le guste más, que ella se coma las que él le da de su propia mano y verla abrir la boca ligeramente ante él para después pasarse la rosada lengua por los labios para limpiarse el ketchup o quitarle él un grano de sal con el pulgar. Hace mucho que perdió la cuenta de las veces que ha se ha contenido para no recurrir a sus propios labios para limpiarla.

Se divierte como un niño viéndola enfadada cuando discute con él. Sus mejillas enrojecidas por la furia contenida, sus ojos completamente abiertos que le revelan que su cerebro sigue funcionando a mil por hora para rebatirle lo que ella cree que son tonterías sin fundamentos racionales. Verla defender con una lógica aplastante su verdad mientras le recita teorías científicas y estudios antropológicos. Nunca se lo dirá, pero a veces solo discute con ella por verla fruncir el ceño.

Su corazón rebosa felicidad cuando la ve con Parker. Se ha convertido en una costumbre que las noches en las que su hijo que queda a dormir en casa ella le lea un cuento, los dos sentados en el sillón, el niño en pijama y ella con ropa cómoda, con un libro de dinosaurios entre las manos. Con voz calmada va relatándole historias eligiendo las palabras con cuidado, ni demasiado científicas para que el niño las entienda ni demasiado simples porque ella dice que nunca es pronto para empezar a aprender. El rostro feliz de su hijo mirándola embelesado, al igual que su padre. Ella acaricia los suaves rizos rubios de la nuca del niño. Sabe que posiblemente nunca tenga un hijo con ella pero verla con Parker es suficiente para él. Quizá algún día ella cambie de opinión. Quizá no.

Pero ahora mismo no le importa demasiado porque cuando la mira es como volver a casa. En ningún sitio podría estar mejor. Ella ha estado tan lejos de su alcance durante tantos años que ahora que es suya casi nada puede ser mejor que mirarla.

Casi.

Quizá besarla sin descanso. Es su otro pasatiempo favorito.

A ella le gusta que lo haga.

~~Fin~~

El puto correo de yahoo va como fatal ¿A alguien más le pasa lo mismo o soy sólo yo?

Me piro a ver House.

bones, brennan, fanfic, booth

Previous post Next post
Up