Insanidad histórica

Mar 24, 2008 21:16

Tabla: Temas Musicales
Fandom: Multifandom- Roma
Claim: Octavio/Julio César (NO SLASH)
Tema: #26 Fabricante de mentiras
Título: Morbus comitialis
Notas: Veraderamente, no tiene mucho que ver con la serie, salvo que no hay ninguna seguridad histórica de que Octavio se hubiera enterado del terrible secreto de César. Por eso, la clasifico en la serie, pero en realidad, basta con saber historia (o no, traté de hacerlo lo más sencillo posible)
Advertencias: ¡NO, NO ES SLASH! ¡ES JULIO CÉSAR, POR DIOS! ¡MI JULIO CÉSAR!

Tema 26: Fabricante de mentiras

Morbus comitialis

Octavio todavía posaba sus ojos con ansias calculadoras en su tío, pese a que habían pasado ya varios meses desde aquel extraño acontecimiento en el cuarto trasero de la domus. Le hubiera gustado descubrir un síntoma, un guiño, una señal, algo que delatara que no lo había soñado, o que no había sido todo producto de su imaginación. En verdad, le importaba bien poco saber si Julio César padecía o no de morbus comitialis (1). Octavio tenía suficiente de romano y de futuro epicúreo para saber que la enfermedad de los comicios no era otra cosa que una alteración del cuerpo y de la mente, y no una maldición de Apolo o del Dios caprichoso de turno. Octavio tenía lo bastante de romano culto como para saber que los dioses no eran verdaderos entes físicos, sino emanaciones de energía. Octavio tenía lo bastante de futuro epicúreo pragmático como para incluso dudar de que los dioses existieran. (2)

Lo que verdaderamente fascinaba a Octavio era el mito que su tío había logrado crear alrededor de su persona, híbrido interesantísimo de Dios, héroe, militar, político y padre. Porque Julio César ocultaba su terrible secreto con meticulosa pulcritud. Las masas no seguirían jamás a un hombre maldito, sacrílego, blasfemo, impío. Además, no había buen historial al respecto en la familia: Cayo Mario había perdido su buen tino político y militar y hasta el sentido común al sufrir los primeros ataques de parálisis. Y César siempre se había considerado (y, sobre todo, había empujado a los otros a que lo consideraran) el heredero de Cayo Mario, destinado a superarlo en logros y mérito. La enfermedad sólo sería interpretada como una señal de mal augurio; un signo diáfano de inconformidad divina.

Pero Octavio sabía que Julio César conocía demasiado bien a la plebe, que lo adoraba como a un Dios, para permitir que eso sucediera. Sabía que era el destino de Roma, no importaba si en forma de República, de Reino o de Imperio. César era la luz más brillante que había producido y que produciría Roma. A Octavio no le interesaba el hombre enfermo por la enfermedad per se. Le interesaba el hombre enfermo por su habilidad de ilusionista, de escondedor. Le maravillaba el fabricante de mentiras que había tras el Dios, el héroe, el militar, el político y el padre.

(1) El morbus comitialis, o enfermedad de los comicios, era lo que actualmente conocemos como epilepsia. Era considerado un castigo terrible por parte de los dioses, y un augurio terriblemente funesto. Julio César lo padeció los últimos años de su vida, y siempre la mantuvo oculta del conocimiento del pueblo.

(2) No sé si Octavio era realmente epicúreo. Julio César lo fue, y de los grandes. Pero como me recalcó todo el año pasado mi profesor de Cultura y literatura latinas (mal llamada “Latín” a secas), la naturaleza práctica del romano siempre tendía más fácilmente a la filosofía epicúrea que a la estoica.

amores imposibles y/o platónicos, historia, julio César, series de tv

Previous post Next post
Up