Cuando una persona que conocía fallece, pienso por mucho tiempo en su muerte, en sus posibilidades, en los puntos de fuga del destino y otras cosas.
Aunque no los conozca realmente y aunque quizás no me agradaran en un principio, llego a la misma conclusión de Tenma, realmente nadie quiere morir...
Cuando son personas jóvenes, me resulta más trágico?... entonces le doy mil vueltas al asunto y recuerdo, ellos hicieron sus exámenes últimamente, pudieron despedirse de sus amigos?, otros murieron lejos de su familia, sólo entre los brazos de los amigos, y unos más padecieron malestares que los fulminaron.
Pienso en mi propia muerte, pero más que tenerle miedo a ella, pienso en la reacción de los otros. Y entonces cuando me ven sufrir un poco por las personas que casi no conocía; pero que me da tristeza su muerte, me consideran frágil, y entonces pienso, seré realmente frágil?, no es que me vaya a dar un colapso nervioso, es que a nadie le gusta hablar de la muerte, a mí me gusta pensar, y darle vueltas y sentirme triste, porque aunque no fueran mis amigos o mi familia, compartíamos un mismo tiempo, un mismo mundo, y por eso en cierta manera me duele.
Y entonces pienso en Linda, y veo su rostro triste y veo que extrañará a su amigo, y sé que él ni siquiera pensaría que yo ahora mismo pienso en él, en que se ha ido, en la claridad con que recuerdo el día en que lo conocí y las pocas conversaciones que tuvimos, o el hecho de siempre verlo conectado en el msn, y que ahora esos nicknames y esa dirección electrónica dejará de verse en línea en mi msn. Pienso en lo doloroso que es para alguien borrar una dirección del msn una vez que tu contacto ha fallecido, y entonces me llega un ejemplo muy claro y muy cercano a la mente, confieso haber pensado muchas veces en por qué lo borró... yo no podría, es lo que llamamos resignación, o es que él es realmente fuerte y serio y comprende que como me dijo Shelly: Morir es tan natural como nacer, tal y como dicen en La casa de los espíritus.
Y bueno gracias al consuelo de la palabra, me doy cuenta de que como dice Martha a veces esas cosas que no servían para nada al momento de la muerte, nos sirven para recordar que vivimos...
Las cosas existen porque las nombramos, porque las recordamos, porque ocupan un momento y un espacio en nuestra memoria: El tiempo no existe es sólo una ilusión llamada memoria...