Ayer fue un día entretenido, caminando en la Quinta Normal y en esas antiguas y grises calles de la Estación Central que tanto me gustan. Debe ser la costumbre, aunque viva más lejos ahora, siempre vuelvo a caminar por ahí. A veces pienso que es mi parte favorita de Santiago, aunque esté cayéndose a pedazos alrededor de su centro comercial... Ah, en fin.
(amé este graffiti de la sede Q.N de Balmaceda 1215 -♥-, así que me saqué una foto ahí~)
Aprovechando el Bibliometro y el abundante tiempo libre que tengo ahora (y que ya me ahoga), pedí dos libros para leer "El ardor de la sangre" de Irène Némirovsky y "Crónica del pájaro que da cuerda al mundo" de Haruki Murakami.
Ambos son autores que quería leer hace tiempo. Nemirovsky por todo el hype que tuvo luego de la póstuma "Suit francesa" y todo el triste encanto de su historia como víctima del holocausto. Y Haruki Murakami porque es el literato más respetado y famoso de hoy en Japón, y ya que cada día me encanta más y más la literatura japonesa (aunque he leído sólo a Kenzaburo Oé, Ryu Murakami y algo de Yazunari Kawabata), decidí arriesgarme con lo que parece un gran volumen (905 páginas) de relato surreal.
El libro de Nemirovsky lo leí -o devoré- hoy. ¡Me encantó! Relata las relaciones de una familia francesa campesina que ha construido una existencia tranquila bajo múltiples secretos, al igual que toda la sociedad en que se enmarca, todo bajo la mirada de un hombre que ha perdido todo fuego de juventud, y que hoy se consume en el frío de una vida que se agota.
Un fragmento:
"Collete Dorin me dijo que me parecía a un fauno: en todo caso, a un fauno viejo que ya no corre detrás de las ninfas, que vive acurrucado en su rincón de la chimenea. Pero ¿cómo explicar cuánto me satisface esa vida? Disfruto con cosas sencillas que están a mi alcance: una buena comida, un buen vino, este cuaderno que garabateo, que me proporciona una sarcástica y secreta alegría, y, sobretodo, la divina soledad. ¿Qué más puedo pedir? Pero a los veinte años ¡cómo ardía! ¿Cómo prende en nosotros ese fuego? En unos años, en unos meses, a veces en unas horas, lo devora todo y después se extingue. Después puedes enumerar sus destrozos. Te ves atado a una mujer que ya no quieres, o arruinado como yo; o si, has nacido para ser tendero y te has empeñado en ser pintor en París, acabas tus días en el hospital. ¿Quién no ha visto su vida extrañamente deformada y torcida por ese fuego en un sentido contrario a su naturaleza profunda? En definitiva, todos nos parecemos, mucho o poco, a las ramas que arden en mi chimenea y se retuercen al antojo de las llamas.Aunque tal vez no debería generalizar: hay gente que es tremendamente sensata a los veinte años. Pero yo prefiero mi locura pasada a toda sabiduría"
Me encantó el libro, se los recomiendo!
Y ahora, a leer a Murakami~