Título: Everyland
Autor: aisisgallo
Género: J2 AU
Capítulos : 23 + Epílogo
Pairings: Jared/Jensen ; Chris/Steve
Clasificación: NR-17
Palabras: 51.000 +/-
Resumen: El mundo de Jensen se ha hundido tras una tragedia que no está siendo capaz de superar. Y de pronto ocurre algo que le lleva a un lugar más allá del mundo real. Pero ¿es solo su imaginación quien le lleva hasta allí, o es algo más?
Capítulo 1,
Capítulo 2,
Capítulo3,
Capítulo 4,
Capítulo 5,
Capítulo 6,
Capítulo 7,
Capítulo 8,
Capítulo 9,
Capítulo 10,
Capítulo 11,
Capítulo 12,
Capítulo 13,
Capítulo 14,
Capítulo 15,
Capítulo 16,
Capítulo 17,
CAPÍTULO 18
Jensen dudó un momento, no quería separarse de Jared ni un segundo, tenía la sensación de que no debía separarse de él ni un segundo, pero luego volvió a mirar hacia la puerta, y se dijo a sí mismo que Jared tenía razón. La puerta era estrecha y él estaba siendo un paranoico.
- Está bien. - dijo finalmente asintiendo con la cabeza. - Nos vemos en Nueva York. - Miró a Jared una vez más sonriéndole y luego, caminando con dificultad, cruzó la puerta.
La sensación de que algo se le estaba rompiendo por dentro, le hizo doblarse por la mitad y acabar cayendo de rodillas al suelo mientras las lágrimas caían deslizándose por su cara. Durante un rato, Jared no fue capaz de nada más que de quedarse allí en el suelo, intentando no asfixiarse por el nudo que se le había formado en la garganta en cuanto Jensen desapareció por la puerta.
Le temblaba todo el cuerpo, y estaba absolutamente convencido de que nunca jamás, en toda su vida, se había sentido tan solo como en aquel momento. Porque desde hacía apenas unos días, sabía lo que era tener a alguien. Alguien que se preocupara por él y que realmente quisiera estar a su lado. Alguien con quien quería parar el resto de tu vida. Pero el mismo poder antiguo que había llevado a Jensen a su lado, ahora se lo arrebataba, dejándole más vacío de lo que había estado nunca.
Cuando su mente fue capaz al menos de ordenar a su cuerpo que se moviera, Jared se levantó lentamente del suelo, y volvió a acercarse a la primera piedra. Estaba de pie frente a ella, mirándola mientras respiraba de forma entrecortada, como si la misma piedra le estuviera robando el aire, y le costó un rato reunir la fuerza de voluntad suficiente para lo que tenía que hacer. Finalmente, todavía sin poder contener el llanto, levantó su mano temblorosa y la posó sobre la huella. La puerta se desvaneció delante de sus ojos, haciendo desaparecer la única cosa que de alguna manera le seguía uniendo a Jensen. Entonces Jared soltó un grito desgarrador y se dejó caer en el suelo otra vez. Se quedó allí, tumbado sobre el frío suelo, encogido en posición fetal, llorando desconsoladamente hasta que el cansancio le venció.
Jensen supo que algo había salido mal nada más abrir los ojos.
Después de cruzar la puerta, un dolor casi insoportable se apoderó de todo su cuerpo por un momento. Sentía como si le estuvieran abriendo en canal, como si algo se metiera en su cuerpo desgarrándolo todo a su paso, haciéndose sitio dentro de él. En un principio aquello le aterró. Pensó que iba a morir. Pero luego, una luz se abrió paso en su mente, y comprendió que aquello que sentía, eran sus dos cuerpos haciéndose uno otra vez, fundiéndose en uno solo para volver entero a su casa.
Cuando comprendió aquello, su cuerpo se relajó, y dejó que el dolor inundara cada célula de su ser hasta que finalmente la oscuridad le envolvió y se desvaneció.
Cuando despertó, seguía tumbado en la cama del hospital, con las muñecas atadas a las barras de seguridad, y Chris estaba sentado en una de las sillas que había en la habitación, junto al cabecero de su cama.
Algo no estaba bien. Algo había fallado.
- ¿Chris? - preguntó con voz ronca.
- ¡Jensen! - Chris se levantó rápidamente de la silla y se acercó a la cama. - Por fin te has despertado.
- ¿Qué…? ¿Qué ha pasado? - Jensen sentía cómo un nudo se iba formando en su estómago, cómo una sensación de angustia se iba apoderando de él por momentos.
- Después de que Steve te inyectara el tranquilizante, estuviste durmiendo, pero no parabas de moverte en la cama, como si estuvieras teniendo pesadillas todo el rato, y era imposible despertarte ni tranquilizarte. Nos diste un buen susto Jen, estábamos muy preocupados. Al final te quedaste tranquilo, hace como una hora, desde entonces has estado durmiendo.
- ¿Jared? - Jensen no pudo evitar que un sollozo se escapara de su garganta cuando preguntó por el.
- Jensen por favor. - dijo Chris haciendo un gesto de exasperación. - Se lo prometiste a Steve. Le dijiste que no volverías a hablar de él.
- Pero… pero él… dijo que me seguía… - respondió Jensen con voz temblorosa, mientras una lágrima resbalaba por su mejilla.
- Jensen ya vale por favor. ¡No existe ningún Jared! Llevas varios días alucinando, o delirando o vete tú a saber qué. Y no me extraña la verdad, con toda la mierda que te has metido al cuerpo desde lo de Frank. Tu mente se ha inventado a alguien para sustituirle Jensen, pero no es real, tienes que dejar de hacerte esto a ti mismo. Vas a empezar a ir a terapia y vamos a hacer que todo esto se solucione ¿de acuerdo? Estaremos ahí para ayudarte en todo momento Jensen. Entre todos conseguiremos que vuelvas a estar bien.
Las palabras de Chris golpearon a Jensen como un mazazo. Era cierto que desde la primera vez que despertó en Everyland, no había pensado en Frank ni una sola vez. Era cierto que el dolor insoportable que sentía por su pérdida había desaparecido en el momento en que vio a Jared por primera vez. ¿Un sueño? Un hombre perfecto para su vida, un caso clínico perfecto para su carrera, y un lote nuevo de esperanza para su vida rota. ¿Cómo había podido ser tan iluso? Por supuesto que era un sueño. ¿Cómo no se había dado cuenta? Nadie consigue dos veces una vida perfecta, y la suya ya la había vivido con Frank.
Jensen sintió cómo algo se rompía dentro de él definitivamente cuando su mente cansada se rindió por completo, ya no tenía fuerzas para luchar más. Cerró los ojos otra vez y dejó que la apatía se apoderara de él por completo.
- Claro Chris… solo era un sueño.
Habían pasado dos semanas desde la última vez que “soñó” con Everyland, y por fin, el médico había decidido enviarle a casa. Eso sí, con un seguimiento estricto y bajo la promesa de que iba a vivir una temporada con Chris y Steve para que estos le controlaran la medicación.
Desde aquel día en que “volvió” definitivamente, Jensen había estado sumido en un estado de apatía que tenía tanto a su médico como a Chris y a Steve bastante preocupados. Las cosas no iban tan bien como ellos hubieran querido.
Jensen se había convertido en una especie de autómata que hacía todo lo que le mandaban. Iba a todas sus sesiones con el psiquiatra, se tomaba la medicación que le dejaba medio atontado, y tal y como había prometido, no había vuelto a mencionar Everyland ni a Jared en ningún momento. Eso al menos, según su psiquiatra, era una buena señal.
Su comportamiento conformista había sido en gran parte, una de las razones por las que su médico decidió por fin darle el alta, ya que no parecía que Jensen fuera a hacer nada que le pusiera en peligro, y estando controlado, salir del hospital podía ser beneficioso para él.
- ¿Estás listo? - preguntó Chris según entraba por la puerta de la habitación. - Jensen, ¿todavía no te has vestido? Vamos, el médico vendrá pronto con el alta.
Jensen no respondió, simplemente se levantó de la cama, y se dirigió al armario a sacar de allí su ropa.
- Vamos, vístete, yo mientras voy a hablar con el médico a ver si está todo listo. - dijo Steve saliendo de la habitación y cerrando la puerta tras de sí.
Jensen abrió la puerta del armario y sacó la ropa que tenía allí colgada. Se puso la camisa y luego los vaqueros, y una vez se hubo atado los botones, metió las manos en los bolsillos para colocarlos bien. - ¿Qué…? - Con gesto confundido sacó algo que había en el bolsillo izquierdo, y al verlo, el color abandonó su cara hasta dejarle totalmente pálido.
- Pero… ¿cómo…? - En la palma de su mano tenía un colgante plateado en forma de sol, e inmediatamente la imagen de Jared con él colgado del cuello apareció en su mente. - Jared. - dijo en un susurro mientras sentía cómo las piernas se le quedaban sin fuerzas y caía al suelo de rodillas. - ¿Dónde…? Era real… Jared ES real… - mientras balbuceaba, sus ojos se llenaron de lágrimas y empezó a mecerse hacia delante y hacia atrás, con el colgante apretado contra su pecho.
El sonido de la voz de Steve que le llegaba desde el pasillo, le sacó de su estado de shock, y rápidamente se puso en pie y se secó los ojos con la manga de la camisa. Luego respiró profundamente, intentando parecer lo más calmado posible, y se guardó el colgante en el bolsillo otra vez.
- ¿Estás listo? - Steve estaba en la puerta y le esperaba con el informe de alta en la mano.
- S-Sí, estoy… estoy listo. - Jensen se puso los zapatos rápidamente y sin decir una palabra más siguió a Steve fuera del hospital.
- ¿Estás listo? - Dalimar esperaba de pie mientras Jared terminaba de recoger las últimas cosas que habían usado para comer y las metía en la mochila. Luego, se pusieron los dos en marcha y avanzaron hacia la entrada del paso que cruzaba las montañas del séptimo islote.
Jared llevaba puesta la camisa que Jensen le había comprado en Shandir, y sus manos iban cubiertas con unas manoplas, como siempre, aunque estas eran de una tela más fina que las que él acostumbraba a llevar.
Durante un rato avanzaron por el paso en silencio, Dalimar observando con curiosidad el entorno, y Jared sumido en sus pensamientos, sobre lo que había vivido en los últimos días, y lo que esperaba vivir en lo siguientes.
No quería dar nada por hecho, y sabía que no iba a ser fácil, pero con Dalimar a su lado, no había podido evita hacerse algunas ilusiones. Dalimar era un hombre positivo por naturaleza, y había conseguido que Jared albergara algunas esperanzas, que creyera que todo podía salir bien, a pesar de todas las dificultades que iba a tener que afrontar.
Dalimar observó cómo Jared levantaba la mirada hacia la pared rocosa desde la que les atacaron a Dean y a él cuando cruzaron el paso. - Tranquilo Jared, ellos no saben que tú eres el elegido, ya no tienen motivos para seguirte.
Jared le miró con una ligera sonrisa. - Lo sé. - Contestó Jared con un nudo en la garganta. - Pero no puedo evitar que este paso me ponga la piel de gallina.
Dalimar le dio una palmada en el hombro y le devolvió la sonrisa. - Lo entiendo.
Poco después, llegaron al final de las montañas, desembocando en un espacio abierto, libre de las paredes rocosas que les habían rodeado hasta entonces. Jared podía sentir cómo los nervios empezaban a hacer mella en él. Había llegado la hora de comprobar si Dalimar tenía razón, si aún había esperanzas para él.
Jared avanzó con la mirada fija en el suelo, seguido por Dalimar, mientras sentía el latido de su corazón golpeando fuerte en su pecho. Se acercó hasta el borde del islote y lentamente levantó la mirada hacia el cielo.
En cuestión de segundos, el octavo islote se hizo visible frente a él, igual que la otra vez. Dalimar se colocó a su lado y posó una de sus manos en la espalda de Jared. - Dios, - dijo casi en un susurro, - es impresionante.
Jared asintió con la cabeza sin decir nada. En lo único que podía pensar, era que por fin estaba allí otra vez. Llevaba una semana esperando que llegara aquel momento, y por fin estaba de vuelta en el octavo islote.
El día que Jensen cruzó aquella puerta, él había sentido que se moría allí dentro. Durante horas, estuvo tirado en el suelo, llorando hasta quedarse vacío, y luego se durmió en el suelo totalmente agotado. Había despertado horas después, y casi sin fuerzas para nada, salió del castillo y volvió a Shandir, donde se encontró con Dalimar que le estaba esperando para llevarle con él al tercer islote, tal y como le había prometido.
El viaje hasta Myrrheim, estaba borroso en la mente de Jared, que se había dejado llevar por su nuevo amigo, sin apenas prestar atención a lo que hacía, y siguiendo sus pasos prácticamente como un autómata.
Una vez en Myrrheim, conoció a todos los miembros del grupo de Dalimar, y estos le recibieron como parte de la familia, pero a pesar de eso, Jared siguió inmerso en aquel estado de aturdimiento constante, como si no terminara de asimilar lo que estaba sucediendo, como si su mente se hubiera escondido dentro de una burbuja para protegerse de lo que le hacía sentir la marcha de Jensen.
Por eso, al cuarto día de su estancia en Myrrheim, el consejo de Everyworld se reunió durante toda la tarde para intentar buscar una solución.
Y allí estaba. Con la única idea que el consejo había sido capaz de discernir metida en su mochila.
Jared cruzó el puente, seguido de Dalimar, y luego entró en el castillo, dirigiéndose inmediatamente hacia el altar. Una vez allí, se descolgó la mochila de la espalda, y con manos temblorosas la abrió y sacó de ella algo que llevaba envuelto con una toalla. El temblor en sus manos era tan evidente, que Dalimar le quitó el objeto para desenvolverlo.
- Trae. Estás demasiado nervioso. No me haría ninguna gracia que lo rompieras ahora, habríamos hecho todo este camino para nada. - le dijo a Jared con una sonrisa en la boca.
- Jared respiró profundamente y apoyó las manos en el altar intentando controlar el temblor, luego miró a Dalimar a los ojos y le devolvió la sonrisa. - Vamos, date prisa, sería muy triste que muriera de un infarto justo antes de conseguirlo.
Dalimar soltó una carcajada mientras terminaba de desenvolver el objeto. - Tranquilo, va a salir bien. Ya lo verás. - dijo dejando la toalla sobre la mochila y levantando lo que parecía una copia exacta de la mano derecha de Jared. - Va a salir bien, Jared.
CAPÍTULO 19