PARA:
yecumDE PARTE DE: Amigus anonimus
Título: Sombras
Fandom: Bleach.
Personaje/pareja(s): Ichigo/Uryuu
Rating: M
Resumen: tras la pérdida de poderes de Ichigo en la batalla contra Aizen, Ishida se pregunta sobre la huella que la Sociedad de las Almas ha dejado en la vida de su rival.
Disclaimer: Bleach es propiedad de Tite Kubo.
Advertencias:yaoi. Lime
Notas:
Las campanadas del reloj señalaron el final de las clases e Ishida, uno entre tantos alumnos de la preparatoria de Karakura, emprendió el camino a su trabajo de medio tiempo. Como muchos de sus compañeros de tercer año, decidió buscar un empleo para costear los gastos de la universidad. No obstante su caso era bastante peculiar, pues la oferta llegó sin esperarla siquiera.
Una tarde, tras sopesar los pros y contras de trabajar como ayudante de sastre en un almacén de ropa tradicional japonesa, tropezó “accidentalmente” con Urahara quien, como quien no quiso la cosa, le sugirió cazar a los hollows que acechaban Karakura a cambio de un módico pago. Aunque al inicio Ishida se opuso - era consciente de que los Quincys, a diferencia de los shinigamis, no purificaban al alma en pena -, Urahara lo convenció diciéndole que el shinigami a cargo no era del todo competente, por lo que era necesario alguien inteligente, astuto - y a Ishida le habría encantado agregar “bien parecido” - para desempeñar tan importante misión.
Así, mientras iba en camino hacia la base de operaciones, mejor conocida como la tienda de Urahara, no pudo evitar pensar en lo caprichosa que era la vida. Antes que él, la persona que debía encargarse de los hollows era Ichigo quien - por fortuna o desgracia, aún no se decidía por alguna de las dos - había perdido sus poderes en la batalla contra Aizen. Algunas veces pensaba que el sacrificio había sido inútil ya que, al final, Aizen seguía vivo, esperando el momento oportuno para contraatacar en tanto Ichigo, atrapado en un fuego cruzado, terminó por ser la víctima en un conflicto que los shinigamis habrían podido resolver si la soberbia no les hubiera cegado.
Era una pena. Recordó que uno de los primeros rasgos que notó en su poco ordinario compañero de clases fue el brillo en sus ojos al momento de pelear. Cuando - ¡oh tiempos de juventud que le permitían ser imprudente! - propuso aquel desafío de “a ver quién mata más hollows”, tuvo la certeza de que frente a él se encontraba un rival sin igual. Como solía suceder, sus suposiciones resultaron ciertas: Kurosaki Ichigo era el único que no solo se lanzaba a una batalla sin un plan, también tenía la arrogancia de confiar en su victoria sin haber desenvainado su zampakuto. Y no era que Ichigo acostumbrara a presumir sus habilidades ante el enemigo, simplemente era el mensaje transmitido por su mirada.
Sin embargo, su época como shinigami había terminado. Y si bien a Ishida le habría encantado seguir teniendo desafíos idiotas, sabía que la vida debía seguir su rumbo. ¿Por cuánto tiempo Ichigo podría vivir dividido entre la tierra y la Sociedad de las Almas? En algún momento tendría que tomar una decisión y, a juzgar por su apariencia física, era poco probable que Kurosaki fuera llamado al otro mundo a la brevedad. Claro, para acelerar el trámite podría recurrir al suicidio…
- Estás pensando en idioteces, como siempre - le llamó una voz que lo devolvió a las calles de Karakura.
- ¡Kurosaki! - exclamó exaltado - ¡¿Qué haces aquí?! ¡¿Qué no se supone que debes estar en tu trabajo?!
- Ah… sí… al parecer Urahara - san saldrá de vacaciones y llamó a mi jefa para que enviara a alguien que se encargara de la limpieza.
- Supongo que no podía llamar a cualquiera con el mar de artefactos raros que debe tener en su almacén…
- Yo creo que solo es por molestar - replicó Ichigo sin alterarse.
Además de su determinación, otro aspecto de Kurosaki que Ishida encontraba intrigante era su capacidad para hacer frente al pasado. Si él hubiera sido el shinigami sustituto, no habría querido volver a la monótona vida diaria.
- Oye… ¿me estás escuchando?
- ¿Eh? - preguntó Ishida sorprendido de que Ichigo lo hubiera sacado de sus pensamientos.
- Te preguntaba qué ibas a hacer a la tienda si Urahara y los demás están de vacaciones
- Olvidé el detector de hollows.
- ¿Tú? ¿Con tu habilidad para sentir la presión espiritual usas uno de esos?
- Tú también lo necesitarías si fuera un tipo Iphone - respondió Ishida muy ufano.
- Ahh… si es así no digo que no. ¿Y cómo va el trabajo?
- Nada fuera de lo común. Ya no aparecen esos hollows tan fuertes como los que solíamos encontrar antes de ir a la Sociedad de Almas a rescatar a Kuchiki - san.
- Ya veo.
Su empleo no era un tema que a Ishida le gustara tratar con Ichigo. No es que su amigo se mostrara esquivo o enojado al hablar de él, era casi como platicar de un partido de fútbol. No obstante, era él quien se sentía incómodo. ¿Cómo le caería a Kusoraki saber que su rival, que en algún momento de su vida despreció a la Sociedad de Almas, trabajaba y de alguna manera seguía teniendo contacto con ella? Así, en ocasiones no podía sino sentirse como un usurpador: era Ichigo quien debía estar persiguiendo hollows por Karakura, el que debía lidiar con las excentricidades de Urahara, el que tenía que inventar todo tipo de pretextos para mantener su “identidad” en secreto…
- ¿Y tu trabajo? - preguntó Ishida tratando de desviar la conversación - la otra vez escuché que te encargaron buscar a unos gatos.
- Sí, ni que lo digas - contestó Ichigo con la misma tranquilidad de siempre - Los desgraciados se treparon a los árboles y no se querían bajar. Me tomó un rato y unos arañazos devolverlos con su dueña. Yo pensé que arriesgar tanto por el trabajo ameritaba un aumento, pero mi jefa se negó. Tacaña.
- Como si un bueno para nada como tú se mereciera uno - comentó maliciosamente Ishida.
- ¡Oye! ¡Esos gatos estaban más locos que el menos grande de cuando lanzaste tu tonto reto!
- Seguro habrás querido bajarlos sin un plan, como siempre.
Y así, discutiendo, llegaron a su destino. Ishida se dirigió a la parte trasera del mostrador, donde había un pequeño compartimiento para guardar sus cosas, en tanto Ichigo se dirigió a la trastienda para sacar los objetos de limpieza.
Con la escoba y el trapeador en mano, Ichigo comenzó sus faenas de limpieza bajo la mirada de Ishida, quien fingía revisar el detector de hollows.
- Ya deja de hacer el menso. Si quieres plantarme un beso adelante, nadie ve - dijo Ichigo de repente.
Ishida aún no se hacía a la idea del giro que había tomado su relación camaradería - rivalidad con Kurosaki. Había días en que pensaba que solo se trataba de un premio de consolación: ya que Ichigo no había conseguido nada con Kuchiki - san, debía conformarse con algo que se le pareciera. ¿Y quién mejor que alguien con un temperamento fuerte, de tez blanca, de cabello negro, que aún formara parte del mundo de los hollows y de los shinigamis? Por desgracia, aquel era uno de esos días.
- ¿Quién querría besarte, estúpido? - respondió volviendo sigilosamente la mirada al aparato.
- ¿…Tú? - y sin darle la oportunidad de responder, Ichigo besó a Ishida. Sin embargo, para decepción de Ichigo, el contacto no duró mucho.
- ¿Y ahora qué te ocurre? - preguntó, buscando la mirada de su compañero quien, manteniendo la poca distancia entre ambos, contestó:
- No tiene caso que finjas. Deseas que aquí esté alguien más.
- Puede ser - admitió Ichigo volviendo a besarlo. No obstante, esta vez ambos profundizaron su unión, buscando en la proximidad del otro el placer que les haría olvidar dudas y memorias.
- Soy más alto que ella - observó Ishida cuando su compañero comenzó a prestar atención a su cuello.
- ¿Crees que no sé? Por si no te has dado cuenta hay algo entre tus piernas que me recuerda que no eres Rukia - se burló Ichigo mientras comenzaba a desabrochar la camisa de Ishida para acariciar su pecho.
- ¿… Entonces…? - alcanzó a preguntar.
Kurosaki dejó el cuello de Ishida para mirarlo a los ojos y decirle:
- No eres Rukia. Tampoco soy Inoue. No creas que no he sentido las ganas que tienes de matarme cada que ella se me acerca.
Aunque Ishida quiso sostenerle la mirada, fue incapaz de hacerlo por las manos que comenzaban a rosar su entrepierna y la boca que reclamaba su atención.
- Pero… - continuó Ichigo que ahora murmuraba en su oído - me alegra de que seas tú. Ella no podría tocarme como lo haces…
Las manos de Ishida, que también habían comenzado a hacer estragos en el cuerpo de Kurosaki, se detuvieron.
- ¿Y si… y si hubiera una forma de recuperar tus poderes? ¿De volverla a ver? ¿Qué harías entonces?
Ichigo recargó su frente sobre el hombro de su rival.
- Ishida, eso terminó. Aquí estás tú. Con eso es suficiente.
Para probar su punto, comenzó a deshacer el cinturón para bajar juguetonamente sus bóxers.
- Kurosaki… - intentaba hacerle saber Ishida entre suspiros - tu pasión… era ser… shinigami…
- No… - respondió Ichigo, quien se hallaba en un apuro similar gracias a las caricias de Ishida - lo que… siempre quise… fue… protegerlos… protegerte…
Ninguno de los dos pudo decir nada más por unos momentos, ocupados en darse placer a través de sus roces y de sus besos. Cuando terminaron, Ichigo se dejó caer en el piso, arrastrando consigo a Ishida.
- Así debería pasar mis tardes, no limpiando almacenes llenos de quién sabe qué - trató de bromear Kurosaki. Sin embargo Ishida, preso aún de sus dudas, no pudo evitar decir:
- Ni te ilusiones, que todo esto no va a durar mucho. Tú no has renunciado a Kuchiki - san y yo…
Ishida interrumpió sus palabras cuando vio que, sin previo aviso, Ichigo se acercó para besar su frente.
- Pobre Ishida - le dijo en cuanto se separó - siempre envuelto en tus pensamientos… siempre perseguido por las sombras.