Quien dijo ayer...
¿Quién dijo ayer, que los amigos duraban para siempre? ¿Que un comentario no te hace llorar y hacer que te sientas la persona más miserable del mundo aunque tengas a mil personas que en verdad te quieren? ¿Por qué siempre tenemos que sufrir por aquellos que no se lo merecen? Tal vez soy yo, que soy demasiado ingenua para darme cuenta de que lo que tenía antes ya no está y que no debería llorar, pero igual lo hago porque duele aunque no quiera.
Oh, f-list estoy tan decepcionada de mi misma, me siento tan idiota por tantas cosas que no sé por donde empezar, tal vez no deba empezar nada porque va a doler más y me veré muy patética contándolo, pero tengo que sacarlo, de alguna manera u otra tengo que hacerlo.
Hoy me di cuenta de que nunca tuve amigas en Colombia por mucho que pensara lo contrario, que las personas que yo pensé conocer solo eran estereotipos de gente hipócrita que te sonreían de frente, pero te apuñalaban por la espalda y duele pensar que por un momento me sentí tan bien de volver a contactarme con ellas que leer que me tenían como objeto de burlas fue un balde de agua fría en mi espalda, y duele más de lo que yo imaginé, porque ¿No se supone que hacer sufrir a las personas es malo? No entiendo por qué lo hicieron, si yo siempre pensé en ellas como buenas personas. Si siempre las tuve en un pedestal.
Pero bueno, tal parece que debo quitarme la venda de los ojos de una vez por todas para darme cuenta de que el mundo no es como yo lo imaginaba, que no todos son colores alegres y que, por mucho que quieras evitarlo, el negro también te puede dominar de vez en cuando. Y no saben el dolor que produce verlo al fin.
Duerman bien, todas, porque al parecer ustedes son de las pocas personas que valen la pena en este mundo.
Las quiero mucho.
Oh, f-list estoy tan decepcionada de mi misma, me siento tan idiota por tantas cosas que no sé por donde empezar, tal vez no deba empezar nada porque va a doler más y me veré muy patética contándolo, pero tengo que sacarlo, de alguna manera u otra tengo que hacerlo.
Hoy me di cuenta de que nunca tuve amigas en Colombia por mucho que pensara lo contrario, que las personas que yo pensé conocer solo eran estereotipos de gente hipócrita que te sonreían de frente, pero te apuñalaban por la espalda y duele pensar que por un momento me sentí tan bien de volver a contactarme con ellas que leer que me tenían como objeto de burlas fue un balde de agua fría en mi espalda, y duele más de lo que yo imaginé, porque ¿No se supone que hacer sufrir a las personas es malo? No entiendo por qué lo hicieron, si yo siempre pensé en ellas como buenas personas. Si siempre las tuve en un pedestal.
Pero bueno, tal parece que debo quitarme la venda de los ojos de una vez por todas para darme cuenta de que el mundo no es como yo lo imaginaba, que no todos son colores alegres y que, por mucho que quieras evitarlo, el negro también te puede dominar de vez en cuando. Y no saben el dolor que produce verlo al fin.
Duerman bien, todas, porque al parecer ustedes son de las pocas personas que valen la pena en este mundo.
Las quiero mucho.