Pude ver The Artist al fin y es tal y lo que esperaba, una película preciosa, tanto que aunque no acostumbro hacer post de las que veo, pues con esta no me he podido resistir.
Pero hay una gran verdad, y es que suponer que a todo el mundo le va a gustar es un error. Algunas personas no la apreciarán, y eso desde luego que no tiene nada de malo, se trata tan solo de que no a todos nos gusta lo mismo, y valgan verdades, esta película tiene algo que tanto puede encandilarte como hacerte correr.
Obviamente, a mi me pasó lo primero, que no por nada estoy tan emocionada, y es que tras pasados unos minutos de su inicio, algo que aconsejo mucho, no dejarse llevar por la primera impresión, sino darnos un momento para acostumbrarnos a este formato, te sientes en otro mundo, y uno muy bueno.
Les aseguro que si le dan esa oportunidad, para cuando la cinta termine, les sorprenderá recordar que acaban de ver una película muda.
Porque la trama es tan hermosa en su simpleza, y las actuaciones tan magníficas, que no hacen falta palabras, y los cartelitos muy de los 20´s son más que suficientes para captar cualquier detallito que se nos pueda pasar.
La historia es sencilla, como decía. En la época del cine mudo, George Valentine es un actor cotizadísimo, en la cima de su carrera, con un matrimonio no muy feliz, pero con muchas satisfacciones en su trabajo. Entonces, un día, conoce a una admiradora, Peppy Miller, una joven entusiasta y alegre que empieza como extra en sus películas, y cuya carrera despega vertiginosamente con la llegada del cine sonoro, lo que paradójicamente significa la debacle de la de George. Estos dos personajes están unidos de una manera muy especial, se tienen siempre presentes el uno al otro, y la historia de amor es más que predecible, pero de una forma tan bonita y tan bien llevada, que resulta difícil no enamorarse de ellos.
Creo que esta película tiene un efecto mágico en el espectador, y de allí su éxito.
Estamos ante una trama sencilla, una historia de lo más normal que se puedan imaginar, pero por una hora y media nos olvidamos de las super producciones, los altos presupuestos, y efectos especiales. Nos dejamos envolver por la magia de una mirada, un gesto, un suspiro…
Es tan poco común en estos tiempos, y tan loable y original la idea que estoy segura les va a encantar.
Mis respetos para los franceses que idearon esta maravilla y se atrevieron a presentarse en Hollywood con ella, se merecen cada uno de los premios que reciban. No he visto todas las nominadas a los Oscar, pero sí la mayoría, y me parecería justísimo que le dieran el premio a esta, lo mismo que a Djardin, el protagonista, que nos regala una actuación impresionante, y otro tanto ocurre con Bérenicé Bejo, que le da vida a Peppy, aunque dudo que ella gane, pero igual, creo que hasta el adorable perrito que participa en la cinta debe de estar feliz de haber podido formar parte de esta.
Si pueden, no dejen de verla, van a salir muy contentos de la sala, y será allí curiosamente cuando el ruido les parecerá muy extraño; aquí está el trailer por si no lo han visto.
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