(no subject)
Cinna busca a Candy para entregarle una caja de chocolates rellenos de whisky y cerezas, el antojo de la ocasión y que debía conseguir ella misma, no un sirviente, como secreto marido diligente que es y doncella fiel que aparenta. Vuela por los jardines del palacio hasta que la encuentra en uno de los pórticos, con las manos sobre una barriga redonda y entre los labios, un bastón de dulce de calabaza. Se ha reído de los guardias que la han perseguido con hechizos débiles y los ha dejado atrás varias escaleras abajo. La besa y le pregunta acerca del embarazo. Del nombre que les darán a las niñas. La besa más profundamente en el cuello y le promete que va a volver pronto, ni bien mate a Glace, para que no interfiera más en los asuntos de la Corona. Y Candy, que nunca espera ni cree nada de lo que dicen, salvo sus propias promesas, asiente por vez primera. La niña que espera es de ella. La que tiene en el vientre Cinna también le pertenece. Están ligadas por sangre y pronto podrán reconocerlo ante el Consejo. Solo debe esperar a que regrese.
Pero no lo hace. Años más tarde, solo la pequeña en una canasta de mimbre que dejan en la puerta del abuelo y ella se entera solo por rumores, además de que Chocola, tal y como iban a nombrarla, va a la escuela con su hermana y en seguida están tan juntas que da miedo decir algo. Solo puede regocijarse. Y llorar a Cinna.
Título: Cantata emo
Fandom:Original.
Claim: White, menciones de Blue y otros.
Prompt:11.Puedes decir que lo quise de esta forma. Pero estoy desgastado y por dentro me derrumbo.Tabla Amy Studt.
Fragmento:Unas cuantas melodías no sirven para hacer parche con el pasado acalorado de dos cuerpos que se estrechan castamente.
Rating: K+.
Cantata emo
Regina Spektor, descuentos por sus CDs, que compras a montones. Esa tipa de cuerpo infantil, con voz de puta. Esperas encontrar algo en las letras que te recuerde a Blue. Todo. Su superficialidad. Su ritmo sensual y despreocupado que enmarca la desesperación. Por debajo la violencia y más abajo (el secreto), su miedo a no agradar, en donde comienzan todas sus lágrimas. Memoria abierta, tumba profanada: Blue, con el mp3 colgando entre los senos, esperándote, de madrugada (Reminiscencias al conocer a Black en el metro), dispuesta a abrazarte, a pesar de que había estado toda la tarde jugando al tenis con Yellow. La niña consentida de Green. Escuchabas Hotel song, le olías el perfume del pelo (sudor y dejos de una marca francesa que era más digna de una mujer algo mayor), querías quedarte para siempre y no sabías cómo. Te dan ganas de arrojar los CDs por el balcón al llegar a tu departamento y darte cuenta de lo obvio: que unas cuantas melodías no sirven para hacer parche con el pasado acalorado de dos cuerpos que se estrechan castamente y este presente destituido, en el que solo te está esperando el dormitorio frío, la sala oscura y la cocina azulada bajo los rayos de la luna demoníacamente blanca como deben ser los cuencos vacíos de la Muerte.
Pero no lo hace. Años más tarde, solo la pequeña en una canasta de mimbre que dejan en la puerta del abuelo y ella se entera solo por rumores, además de que Chocola, tal y como iban a nombrarla, va a la escuela con su hermana y en seguida están tan juntas que da miedo decir algo. Solo puede regocijarse. Y llorar a Cinna.
Título: Cantata emo
Fandom:Original.
Claim: White, menciones de Blue y otros.
Prompt:11.Puedes decir que lo quise de esta forma. Pero estoy desgastado y por dentro me derrumbo.Tabla Amy Studt.
Fragmento:Unas cuantas melodías no sirven para hacer parche con el pasado acalorado de dos cuerpos que se estrechan castamente.
Rating: K+.
Cantata emo
Regina Spektor, descuentos por sus CDs, que compras a montones. Esa tipa de cuerpo infantil, con voz de puta. Esperas encontrar algo en las letras que te recuerde a Blue. Todo. Su superficialidad. Su ritmo sensual y despreocupado que enmarca la desesperación. Por debajo la violencia y más abajo (el secreto), su miedo a no agradar, en donde comienzan todas sus lágrimas. Memoria abierta, tumba profanada: Blue, con el mp3 colgando entre los senos, esperándote, de madrugada (Reminiscencias al conocer a Black en el metro), dispuesta a abrazarte, a pesar de que había estado toda la tarde jugando al tenis con Yellow. La niña consentida de Green. Escuchabas Hotel song, le olías el perfume del pelo (sudor y dejos de una marca francesa que era más digna de una mujer algo mayor), querías quedarte para siempre y no sabías cómo. Te dan ganas de arrojar los CDs por el balcón al llegar a tu departamento y darte cuenta de lo obvio: que unas cuantas melodías no sirven para hacer parche con el pasado acalorado de dos cuerpos que se estrechan castamente y este presente destituido, en el que solo te está esperando el dormitorio frío, la sala oscura y la cocina azulada bajo los rayos de la luna demoníacamente blanca como deben ser los cuencos vacíos de la Muerte.