Merezco cianuro en mi vaso de leche
No me matéis, os lo pido. Mi ordenador ha estado hijo puta desde que lo formateó mi madre el domingo pasado, y el jueves ya me hizo la bola de la peor forma, porque me dejó sin internet. ¿La cosa? que no publiqué mi reto del mes en *patea su CPU* Olvidemos el hecho de que soy de las que deja las cosas hasta última hora, y quedémonos en que, ya que lo tenía escrito pues lo publico, porque prometí que lo haría.
Título: Algo más que decir
Fandom: Fullmetal Alchemist
Claim: Maes Hughes/Roy Mustang
No supo qué diablos estaría soñando exactamente cuando, al escuchar el timbre del teléfono, Roy pensó que llegaba tarde a dar de comer a un dragón. Sin embargo, el cerebro se le despejó casi por completo cuando identificó la voz al otro lado de la línea.
-¿Diga? -contestó Mustang, adormilado.
-¡Espabila, marmota! ¡Hoy es un día demasiado hermoso para pasarlo en la cama! -dijo alegremente Maes.
Roy hizo un esfuerzo por despegar completamente los párpados e inclinarse hacia un lado para escudriñar la posición de las agujas en su despertador.
-Hughes -comenzó, ligeramente irritado-, son las ocho y veinte de la mañana. Y es domingo.
-Venga hombre, que no es tan pronto.
-Hace menos cuatro horas que acabé de trabajar, y pareciera que tú tuvieras el día libre de forma permanente. ¿Es que no madrugas?
-¡Claro que sí! -exclamó Hughes, haciéndose el ofendido- ¿Qué no estoy hablando ahora contigo?
-Hasta mañana, Hughes -se despidió Roy, tras unos segundos en silencio.
-¡Espera, espera, hombre! Tengo que hablar contigo.
Mustang, que había escuchado la petición de su amigo a cierta distancia del teléfono, volvió a colocarse el auricular en el oído.
-Bueno, ¿qué quieres decirme?
-Es demasiado importante para decírtelo por teléfono -dijo Hughes con tono serio. Roy alzó una ceja.
-¿Y por qué llamas entonces? Podrías habérmelo dicho ayer, qué sé yo… -bufó, comenzado a impacientarse.
-Es algo que decidí hacer anoche, así que baja un poco los humos -respondió Maes.
Después de que su amigo le dijera animadamente la hora y el lugar para verse -sin apenas dejarle un segundo a Roy para replicar-, Mustang colgó el teléfono, pensativo. No sabía si quería saber lo que Maes Hughes estaría a punto de decirle. Aún adormilado, se levantó de la cama y se vistió, perezoso, para el espontáneo encuentro.
Para su sorpresa, Maes ya estaba esperándolo, sentado en la mesita de la terraza de la cafetería. Cuando Roy llegó junto a él, Hughes, con su habitual semblante alegre, se levantó a saludarle, sacudiéndole efusivamente la mano.
-¿Qué es eso tan urgente que querías decirme? -preguntó Roy, sentándose en la mesita de café.
-Verás, Roy -comenzó Hughes- Eres mi amigo, ¿verdad?
Roy frunció el ceño, desconcertado.
-Sí.
-Mi compañero -continuó.
-Claro.
-Mi hermano.
-Hughes -saltó Roy, impaciente- ¿A dónde quieres llegar con esto?
Su amigo, ahora con expresión seria, alcanzó la mano izquierda de Mustang y la apretó con fuerza; Roy no supo cómo reaccionar ante aquel gesto, pero decidió no sacar conclusiones precipitadas, y optó por mantenerse inexpresivo, con la mirada fija en los ojos verdes de Maes.
-Esto es muy importante para mí, y siendo mi mejor amigo, estoy completamente seguro de que no te negarás -hizo una pequeña pausa, aumentando ligeramente el suspense- ¿querrás ser el padrino en mi boda?
Roy se quedó mudo durante unos segundos.
-¿Significa esto que por fin vas a casarte con Gracia?
Hughes asintió seriamente, y Roy dibujó una amplia sonrisa.
-No tenías ni que haber dudado en preguntármelo, Hughes -dijo alegremente.
Maes se levantó, conmovido, y se lanzó hacia Mustang para abrazarlo con fuerza.
Lo peor de todo es que es horrible. Tanto comerme el coco para que saliera éste monstruo, dude ¬¬ *saca su paragüas*
Crosspoteado en fma_esp .
Título: Algo más que decir
Fandom: Fullmetal Alchemist
Claim: Maes Hughes/Roy Mustang
No supo qué diablos estaría soñando exactamente cuando, al escuchar el timbre del teléfono, Roy pensó que llegaba tarde a dar de comer a un dragón. Sin embargo, el cerebro se le despejó casi por completo cuando identificó la voz al otro lado de la línea.
-¿Diga? -contestó Mustang, adormilado.
-¡Espabila, marmota! ¡Hoy es un día demasiado hermoso para pasarlo en la cama! -dijo alegremente Maes.
Roy hizo un esfuerzo por despegar completamente los párpados e inclinarse hacia un lado para escudriñar la posición de las agujas en su despertador.
-Hughes -comenzó, ligeramente irritado-, son las ocho y veinte de la mañana. Y es domingo.
-Venga hombre, que no es tan pronto.
-Hace menos cuatro horas que acabé de trabajar, y pareciera que tú tuvieras el día libre de forma permanente. ¿Es que no madrugas?
-¡Claro que sí! -exclamó Hughes, haciéndose el ofendido- ¿Qué no estoy hablando ahora contigo?
-Hasta mañana, Hughes -se despidió Roy, tras unos segundos en silencio.
-¡Espera, espera, hombre! Tengo que hablar contigo.
Mustang, que había escuchado la petición de su amigo a cierta distancia del teléfono, volvió a colocarse el auricular en el oído.
-Bueno, ¿qué quieres decirme?
-Es demasiado importante para decírtelo por teléfono -dijo Hughes con tono serio. Roy alzó una ceja.
-¿Y por qué llamas entonces? Podrías habérmelo dicho ayer, qué sé yo… -bufó, comenzado a impacientarse.
-Es algo que decidí hacer anoche, así que baja un poco los humos -respondió Maes.
Después de que su amigo le dijera animadamente la hora y el lugar para verse -sin apenas dejarle un segundo a Roy para replicar-, Mustang colgó el teléfono, pensativo. No sabía si quería saber lo que Maes Hughes estaría a punto de decirle. Aún adormilado, se levantó de la cama y se vistió, perezoso, para el espontáneo encuentro.
Para su sorpresa, Maes ya estaba esperándolo, sentado en la mesita de la terraza de la cafetería. Cuando Roy llegó junto a él, Hughes, con su habitual semblante alegre, se levantó a saludarle, sacudiéndole efusivamente la mano.
-¿Qué es eso tan urgente que querías decirme? -preguntó Roy, sentándose en la mesita de café.
-Verás, Roy -comenzó Hughes- Eres mi amigo, ¿verdad?
Roy frunció el ceño, desconcertado.
-Sí.
-Mi compañero -continuó.
-Claro.
-Mi hermano.
-Hughes -saltó Roy, impaciente- ¿A dónde quieres llegar con esto?
Su amigo, ahora con expresión seria, alcanzó la mano izquierda de Mustang y la apretó con fuerza; Roy no supo cómo reaccionar ante aquel gesto, pero decidió no sacar conclusiones precipitadas, y optó por mantenerse inexpresivo, con la mirada fija en los ojos verdes de Maes.
-Esto es muy importante para mí, y siendo mi mejor amigo, estoy completamente seguro de que no te negarás -hizo una pequeña pausa, aumentando ligeramente el suspense- ¿querrás ser el padrino en mi boda?
Roy se quedó mudo durante unos segundos.
-¿Significa esto que por fin vas a casarte con Gracia?
Hughes asintió seriamente, y Roy dibujó una amplia sonrisa.
-No tenías ni que haber dudado en preguntármelo, Hughes -dijo alegremente.
Maes se levantó, conmovido, y se lanzó hacia Mustang para abrazarlo con fuerza.
Lo peor de todo es que es horrible. Tanto comerme el coco para que saliera éste monstruo, dude ¬¬ *saca su paragüas*
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