Título: Un día en la vida
Capítulo I: La llamada
Autor:
abaut_time Fandom: BSG
Pairing: Adama/Roslin
Spoilers: nada en particular, supongo que esto estaría en la 2º temporada después de Home más o menos... o algo así bueno un poco antes de que todo se hiciera tan evidente, aunque despues de pensarlo podría estar un poco después... bueno no se, me estoy haciendo un lio ;/
Contenido: Un día en la vida de la mejor pareja de la historia, o al menos la que más se quiere... que para mi es casi lo mismo.Ligeras referencias erótico-festivas, que, evidentemente, irán en aumento a medida que avance el fic.
Estoy terminándolo en estos momentos pero creo que posterarlo por partes mola mucha más,en fin, el último fic de Yoc me ha dado la idea en realidad, así que poco a poco veremos que pasa, algo tenía que hacer esperando a que llegue mañana como una histérica...
UN DÍA EN LA VIDA
la llamada
El Cristal, empañado por el vaho, dejaba entrever su cuerpo desnudo, el agua estaba fría, muy fría, pero casi lo agradecía, estaba realmente excitada, pero no lo iba a admitir, no, que el despertador había sonado justo en el preciso momento en que Bill Adama la estaba haciendo disfrutar más que de costumbre.
Las imágenes volvieron con más fuerza a sus pensamientos y se tuvo que masajear los pechos para sentir algo de alivio mientras el agua le recorría el cuerpo. Se reprendió mentalmente, pero no sirvió de mucho, allí estaba, completamente desnuda, y con unas ganas casi asfixiantes de contacto físico, pensó en el tiempo que llevaba sin…
¡Por todos los Dioses! Laura Roslin ¡ya está bien!
Tenía una reunión a primera hora de la mañana, y algo le decía que le esperaba un día especialmente agotador, no podía permitirse el lujo de perder el tiempo de esa manera, no podía.
Cerró el grifo y permaneció unos segundos tiritando de frío mientras intentaba recobrar la compostura, no era que se avergonzara de sus deseos, era simplemente que nunca se había considerado una mujer pasional, sí, había tenía sus relaciones, algunas más decentes que otras, pero lo que ese hombre le hacía sentir , y lo que no, también, pensó para sí, era algo para lo que no estaba preparada, todo ese torrente de sentimientos la desbordaba, la desarmaba y le hacía desear revolcarse en cualquier parte.
Al principio solo eran tontas fantasías en alguna estúpida reunión, pero de un tiempo a esta parte, los sueños con un Bill Adama más atento de lo habitual la visitaban a deshoras para robarle el sueño y la cordura. Y no podía decir que no disfruta de ello, al fin y al cabo era lo único que tenía.
Se deshizo, como buenamente pudo, de todos esos pensamientos y salió envuelta en su albornoz, dispuesta a sufrir otra día más sin probar sus labios. Mientras se ataviaba con el traje de Madame President, se quedó mirando su chaqueta, sus dedos acariciaron la manga despacio, en ocasiones como esas, pensó, ese uniforme se le antojaba una muralla tan fácil de atravesar…tan fácil y tan difícil al mismo tiempo. El sonido del teléfono la devolvió a la realidad…
- Me alegra encontrarla todavía señora presidenta.
- Ha tenido suerte, estaba a punto de salir hacia allí.
- Me gustaría proponerle un trato… - Laura intuyó un leve tono divertido en su voz, pero pensó que era fruto de su imaginación, se trataba del Almirante, ¡por favor!
- Usted dirá… - ¡Por todos los Dioses cuando dejarían de llamarse de Usted!
- Verá… tenemos varios problemas en el hangar, que llevamos mucho tiempo aplazando… y la reparación exige que permanezca cerrado durante todo el día… - A Laura se le calló el alma a los pies cuando lo entendió, hoy tampoco se verían.
- Está bien - aguantó el tipo como pudo - Podemos posponer la reunión para otro día…
- A eso me refería con lo del trato, como si viene no podrá volver al Colonial 1 hasta bien entrada la noche - y Bill sonrió para sus adentros - había pensado que igual le gustaría pasar el día en mi humilde nave - Laura rió ante el cometario -, en compensación prometo, en el nombre de toda mi tripulación, que durante su estancia a bordo no le faltara de nada.
- Mmmmh… - Laura se relamió por dentro ante la posibilidad de que él lo deseara casi más que ella, y la felicidad que de repente la embargó le dio licencia para bromear - creo que tendrá que hacer más que eso, almirante.
- En ese caso… - dudó - prometo ocuparme personalmente de su entera satisfacción - y Bill Adama cerró los ojos consciente de que acaba de cruzar una línea muy delgada.
Había dicho eso, lo había dicho, él… a ella… personalmente… entera satisfacción… Laura notó que se mareaba, y por unos momentos no supo ni que contestar.
- ¿Laura? - preguntó algo asustado ante su posible reacción -
- Eh! Sí, sí… de acuerdo… voy para allí. - consiguió balbucear entrecortadamente y colgó el teléfono dejando al almirante de la flota colonial con la palabra en la boca.
- Estupen… - Adama miró el teléfono y sonrió ante la posibilidad de haberla puesto tan nerviosa.
Continuará...