Mar 12, 2011 17:53
07. It’s all coming back to me now
-¡Te estás muriendo de frío! -genial, Chace se veía lo suficientemente recuperado como para regañarme, aunque al decir verdad, sus ojos se veían vulnerables y enrojecidos; eso me hizo sentir culpable.
-No pasa nada, aquí ya está mejor.
-¿Tienes la chaqueta en tu mano y no te la has puesto?, ¿es que estás loca? -de un tirón agarró su abrigo y sin permitir siquiera que yo chistara, lo colocó sobre mis hombros; luego de eso, comenzó a acariciar mis brazos de arriba hacia abajo buscando brindarles un poco de calor. -No quiero que te enfermes innecesariamente, podrías habértela puesto, sabes que jamás me molestaría.
-No quería causarte problemas…
-¿Qué problemas? -preguntó enarcando una ceja divertido, creo que él sabía exactamente a lo que me refería, pero quería que yo lo dijese.
-Pues tu novia no se hubiera puesto muy contenta si llegaras a la casa de Katlyn dentro de un rato con el perfume de tu ex en el abrigo, ¿no te parece?
-Primero que nada -sonreía abiertamente, ni mi mejor recuerdo se aproximaba un ápice a la majestuosidad de aquel gesto - no tengo novia que se pueda poner celosa por algo como eso, y segundo, hoy no vuelvo a lo de Katlyn.
-¿Estás parando con tus padres? Pensé que estaban peleados
-Por supuesto que lo estamos, eso no cambia. El tema, es que hoy pienso quedarme aquí a cuidarte. Aún no tenemos seguridad alguna de que alguien no se haya adueñado ilegalmente de este sitio mientras estabas lejos. -iba a contradecirlo, pero él posó su dedo índice sobre mis labios y me lo impidió. Aquel simple movimiento me recordó a nuestras tontas peleas y cómo él osaba interrumpirme con besos… esa era su mejor forma de resolver las cosas y a mí me fascinaba que lo hiciese así. En aquel momento, y después de tanto sin sentir ninguna sensación parecida… noté cómo aquellas mariposas dormidas dentro de mi estómago volvían a revolotear. -Sé que te puedes defender bastante bien, pero si son más de uno, lo único que lograrás es hacerlos enfadar. -se alejó un poco de mí, como si no hubiese notado aquél cambio tan repentino que había sufrido todo mi cuerpo, y volvió a sonreírme.
-Ok, puedes quedarte.
-Genial… ahora, ¿has cenado ya?
-Nop, no había pensado en comida aún… pero ahora que lo dices, me muero de hambre.
-Supuse que así sería y Katlyn nos ha cocinado algo, luego se lo agradeces-guiñó uno de sus juguetones pero aún heridos ojos y sacó de su mochila un tapper el cual contenía grandes y suculentos canelones de verdura.
-¡Hay cómo la amo! -exclamé robándole el contenedor de las manos y pensando a mil por hora si el horno seguiría funcionando como para calentarlos.
-¡Pero déjame un poco…!-se quejó intentando agarrar la comida pero yo se lo estaba haciendo bastante complicado.
-Nada de nada, esto me lo ha hecho tu hermana a mí
-Siempre tubo preferencia por ti-se quejó haciendo pucheros y yo no pude evitar lanzar una risotada mientras acomodaba la comida dentro del viejo horno, el cual funcionaba de mil maravillas. -Puede parecerte loco… pero extrañaba muchísimo el sonido de tu risa… ni siquiera mi mejor recuerdo se acerca al sonido de gallo que haces comenzamos una batalla campal en aquella misma cocina.
-¿Qué culpa tengo de que te rías de forma rara? Medio gallo medio bruja
-¡Me la vas a pagar, ingrato! -quise lanzarme en su contra, pero él aprisionó mis muñecas con sus manos y con su cuerpo me echó hacia atrás, hasta que ambos chocamos con la mesada para cocinar. Su rostro a centímetros del mío y nuestras sonrisas a flor de piel, genuinas y sinceras me llevaron de vuelta a aquel mundo en el que éramos felices juntos y no precisábamos nada más que el uno del otro. Respiré hondamente su colonia y me prohibí cerrar los ojos… porque automáticamente me despertaría de aquel sueño… como cada noche en que divagaba con él.
-Creo que ya está - cortó aquel lazo mudo que tenían nuestras miradas y se alejó un poco, reservado; creo que se había dejado llevar por el momento y ninguno de los dos estaba verdaderamente listo para semejante cosa. Aunque claro… ni él ni yo hubiéramos pensado que el estar juntos sería tan placentero y tan sencillo como se había presentado.
-Genial, sácalos ¿sí? Iré a la vinoteca, ¿quieres algo en especial?
-Elige lo que quieras, siempre tuviste mejor gusto que yo con los vinos -sonreí bajando la mirada y luego me dirigí al living en donde estaba la compuerta secreta para aquel pasillo que tiempo atrás papá había convertido en su mini-vinoteca.
-Ya, -sonreí entrando nuevamente en la cocina para encontrarlo a él colocando todo lo necesario sobre la mesa- he conseguido un tinto bastante bueno, o al menos eso creo, mi memoria con respecto a vinos ya no es tan buena.
-Pues sigo confiando en tí-sonrió y prendió la radio para escuchar un poco de música -la casa está muy silenciosa, ¿no te parece?
-Si… ya me estaba poniendo nerviosa, gracias por encender el aparato
-No te preocupes -sonrió y me senté a su lado, buscando así comenzar con la cena más rara y más incómoda que podría tener en mi vida. Supuse que mi mente estaba cien por ciento al tanto de que Chace era mi ex, pero mi corazón había perdido la memoria porque hacía tiempo que no me sentía así de nerviosa… parecía una chica de secundario sin experiencia y no era justamente por la incomodidad, sino por todas las sensaciones que su mirada direccionada a mí despertaba. Todo lo que había dejado atrás, volvía a mí para golpearme, pero para golpearme de manera extremadamente fuerte.
Capítulo,
nove,
broken hearted,
atenea