Drabbles.
¡Hola Fandom!
Estoy bloqueada. Intenté escribir sobre los Malfoy después de la batalla final y es muy difícil. Helena Dax, te admiro más aún :D.
Ya, como no puedo escribir nada decente para el longfic, traigo drabbles: Impulsividad, Esperanza y Valentía marca Gryffidor, según Draco.
15. Impulsividad Gryffindor
Ese fue el origen de todo. El cómo.
Draco se sintió contagiado de la impulsividad Gryffindor, de su histórica valentía. Jamás lo reconocería, pero en ese momento, sonrió. Ser impulsivo no era tan malo cuando era útil para tus propósitos.
Draco no lo pensó dos veces. Se abalanzó -aunque diría que un Malfoy no se abalanza- sobre Harry. Y no precisamente para derrotarlo, no en un duelo al menos.
Y ahí estaban, frotando sus cuerpos, devorando sus bocas, con una explosión de pasión que solo se logra con años de reprimir la tensión existente.
La impulsividad Gryffindor sí reportaba beneficios.
16. Esperanza Gryffindor
Potter era un estúpido imprudente. Tenía el sentido común de una lechuga. “Detenerme cinco minutos a pensar puede costarme la vida”, había dicho una vez. Y esa fe ciega de lograr lo imposible, estúpido Gryffindor.
Pero ahora era distinto, Draco maldecía al raciocinio Slytherin y buscaba la esperanza Gryffindor en algún lugar, que se le hubiera contagiado o algo. Necesitaba creer, creer que Harry estaba bien, que se había aparecido antes de que explotara esa casa.
Deseaba creer que Potter era invencible, que era el héroe milagroso.
Minutos después, Potter, el inconsciente, apareció, con una sonrisa en los labios, despreocupado.
17. Valentía Gryffindor.
Llegó a la conclusión que el amor para un Slytherin no era decir te quiero, sino hacer cosas como aquellas; comportarse como un valiente Gryffindor.
Si eso no era amor, que alguien lo matara, porque no quería saberlo.
En momentos como aquel deseaba la valentía presumida por los impulsivos leones.
O escapar.
¡Y es que él era un Slytherin! No estaba en su sangre tirarse de cabeza a situaciones peligrosas, inciertas, o sencillamente desventajosas.
Es que enfrentar a una manada de pelirrojos, fornidos, brutos y con dragones de verdad como mascotas, era una locura, ideal para Gryffindors valientes e insensatos.