Fandom: Harry Potter
Pairing: Harry/Draco
Clasificación: NC-17
Género: Romance/General
Advertencias: Fics de fics de
carilufics. Posibles spoilers.
Disclaimer: Todo de J.K Rowling. Esto es sin fines de lucro.
Resumen: Harry y Draco. Todo se resume a la explosión de la rivalidad que han acumulado durante años. A la tensión y al deseo.
Notas: Tres viñetas POV de Harry de tres de los fics escritos en común por Caribelleih y yo. Sólo uno está publicado...
1.
Harry es inseguro. Aparenta que tiene todo controlado y que sabe lo que hace. Su vida ha sido una mezcla de buena suerte y buenos instintos.
Lleva tres meses saliendo con Draco Malfoy y está aterrado. Es inseguro y por más que lo intenta ―de verdad que lo intenta, tragándose las palabras, tragándose las dudas, guardándose todo― sabe que Draco lo ha notado. Y ahora, por su estúpida e infantil inseguridad todo puede irse a la mierda.
Pero al menos aún le queda la terquedad Gryffindor para demostrarle Draco que sí cree en ellos.
2.
Cuando se dio cuenta de que Draco Malfoy ―el mismo Draco Malfoy al que había pretendido odiar durante la escuela― era el mejor especialista al que podía contratar para trabajar junto a él en el Ministerio… Harry quiso darse cabezazos contra la pared.
Ahora, tres meses después, atado e inmovilizado contra una cama, con Draco lamiéndole el interior de los muslos ―acercándose a su polla, pero sin tocarla―, Harry sí se golpea la cabeza. Contra el colchón. Desesperado. Caliente. Hambriento de los rosados labios que lo torturan lentamente. Deseoso de los dientes que rasguñan su piel dejando pequeñas marcan que sabe que Draco luego lamerá. Por Merlín cómo desea follárselo. ¿Lo mejor de todo? Sabe que pronto lo hará.
Levanta las caderas, desobedeciendo. Abre los ojos, buscando. Gime, exigiendo.
3.
Controlar en la vida nunca le ha gustado. Será tal vez porque nunca se lo permitieron. Siempre siguiendo órdenes, siempre aceptándolas sin replicar, sin preguntar. Sin exigir nada a cambio.
Harry sabe que fue manipulado. Sabe que fue entrenado y manejado para que, al final, actuara por el bien mayor. Lo sabe, pero también sabe que no vale la pena recriminar tales cuestiones.
Ahora tiene veinticinco años y si bien su vida sigue sin tener un rumbo claro ―él mismo sigue sin desear controlar absolutamente sus actos― ha encontrado otros aspectos de sí mismo donde el control es todo lo que representa.
Dominar en el sexo no es sólo ser activo. Y ser un Dom en relaciones bdsm no es sólo dar órdenes. No. Es querer entregar. Dar dolor, pero luego consolar. Castigar, pero ser justos. Hacer que los sumisos lo deseen. Hacen que rueguen, hacer que lo necesiten.
A Harry le gusta el bdsm, sobretodo porque para él es dejarse llevar. Seguir sus instintos. Y así lo hace. Cuando le preguntó a Malfoy ―que lo había descubierto en una sesión en aquel nuevo local― si quería hacer una sesión con él, fue porque se dejó llevar. Porque en aquel mundo el mundo exterior ―el día a día― no debía influir. Ahí ya no eran Draco Malfoy y Harry Potter enfrentándose en una discusión sin sentido por las rivalidades escolares. No. En aquel lugar, eran sólo Harry y Draco. Y un Dom que buscaba un buen sub, un sub que fuera más que eso.
…Tal vez lo había encontrado.
Fandom: Harry Potter
Pairing: Harry y Draco
Clasificación: PG
Género: General
Advertencias: ¿Ternura?
Disclaimer: Todo de J.K Rowling. Esto es sin fines de lucro.
Resumen: Harry y Draco. 5 años y las peleas ya son parte de sus vida.
Notas: Robo de idea y personajes a "Tete, la almohada pavo".
―Devuélvemela ―pidió Harry mirando hacia el suelo, haciendo un puchero y extendiendo la mano―. Es mía.
―¡No! ―respondió Draco, escondiendo la pelotita dorada entre sus brazos cruzados. Estaba vestido de blanco y mechones de pelo rubio le caían graciosamente sobre la frente. Dio un paso hacia atrás. No quería devolverle la pelotita a Harry. ¡Él le había dicho que si quería ser su amigo tenía que hacerle caso! ¡Y esa pelota era tan linda! Y tan brillante y tan de Harry.
Además, que sólo quería llevársela para exigirle a su padre que le comprara muchas de las mismas. Muchas muchas.
Harry levantó la vista lentamente, tenía los ojos brillantes y parecía estar conteniendo el llanto. Draco dio el paso que había retrocedido e inclinó un poco el rostro, estudiándolo.
―¿Por qué lloras?
―¡No lloro!
―Bien. Porque mi papá dice que los niños no lloran ―dijo Draco con solemnidad.
―Pero tienes mi pelotita―. Harry había vuelto a bajar el rostro, conteniendo las lágrimas.
―Yo la quiero.
―¡Pero es mía!
―¡Tienes que compartir! ¡Yo te presté a Tete!
Harry abrió mucho los ojos, el rastro de lágrimas desapareciendo. Dio un paso hacia Draco, chochando pies con pies y llevó las manos hasta los brazos de Draco, separándolos con suavidad.
Draco lo miró sospechosamente, pero no se movió ni dijo nada. Inclinó la cabeza, chocándola con la de Harry. Éste cerró sus manos entre el puño de Draco que tenía encerrada a la pelotita dorada.
―Me la regaló mi papá ―le dijo, entrecerrando los ojos para poder enfocarlo. Harry era medio ciego. Draco entrecerró los ojos también, imitándolo para saber cómo veía Harry. Éste inclinó un poco más el rostro, empujando a Draco con suavidad―. Te la cambio por Tete, por un día ―le propuso, sin alejarse.
Draco se mordió el labio, pensando.
―Sólo si prometes lavarte las manos antes de tocarlo ―respondió. No le gustaba separarse de Tete, pero Harry era lindo y probablemente iba a llorar si le decía que no y Draco quería tener muchas muchas de esas pelotitas doradas, entonces si Harry cuidaba de Tete, su almohadita pavo, Draco podría tener lo que quería―. Y no te la comas ―agregó, arrastrando suavemente las palabras.
Harry sonrió, levantando la cabeza y saltando sobre Draco para darle un súper abrazo.
―Gracias ―dijo contra Draco, apretándolo entre brazos. Draco se quedó inmóvil, ahogándose por el cabello negro de Harry que se disparaba en todas direcciones. Comenzó a toser y Harry se separó de él, asustado.
Draco comenzó a reír a carcajadas por la cara de susto de Harry y éste lo empujó, molesto porque Draco se reía de su preocupación. Así que lo empujó para que dejara de reírse. Pero Draco trastabilló y cayeron directo hacia el suelo en medio de un gran ataque de risas, mientras la pequeña pelotita dorada resbalaba de la mano de Draco y se iba rodando, olvidada.