[multi-chaptered] Bleach; Invierno y Cenizas {4/6}

Mar 14, 2009 03:06

Fandom: Bleach
Título: Invierno y cenizas
Personajes: Matsumoto Rangiku x Ichimaru Gin (apariciones de Hitsugaya Toushiro, Inoue Orihime y demás personajes)
Género: romance, angst, misterio
Rating: NC-13
Resumen: A veces, la indecisión de una persona puede marcar todo un destino. Cuando todo depende en la confianza en la verdad y la mentira, los errores pueden ser muy dolorosos.
Notas: Cuando escribí este fic, cometí un pequeño fallo que ahora me parece garrafal. Y es que pensaba que Ichimaru era el nombre y Gin el apellido *hides*
Otras críticas: aquí.
Más capítulos: 1 ~ 2 ~ 3 ~ 5 ~ 6 (final)

El reloj marcaba las doce. Matsumoto dejó escapar un suspiro, y observó el patio del instituto a través de la ventana. Ahora veían los remordimientos. ¿Cómo podía haber sido tan ignorante otra vez? Siempre, cada vez que se encontraba con el Gin verdadero, se daba a él en cuerpo y alma. ¿Para qué? Ya sabía cómo acabaría todo.

Hacía tres días que pensaba que, por muy real que hubiera sido todo para ella, aquella noche... tenía que haber sido un sueño. Pero era eso, precisamente, lo que hacía que fuese cierto. En un sueño, Gin no se habría separado jamás de ella.

No debía, pero se dejó atraer por la tentación de recordar lo que habían vivido juntos hasta entonces. Cuando le conoció solo era un niño inocente, colmado de sonrisas sinceras, que un día le tendió la mano y entró en su vida, para llenarla de amor... y de dudas. Dudas. A medida que los años pasaban, la adolescencia, la juventud... comenzó a plantearse si realmente Gin era lo que aparentaba, siempre sonriente, a su lado en tantos momentos... y lejos en muchas ocasiones. Y cuando se convirtió en capitán... creyó haberlo perdido por completo.

Los ojos que siempre la miraban con dulzura se volvieron rojos y brillantes, y maliciosos. Creía que el poder lo había absorbido por completo, y quiso acercarse a él, para intentar recuperar lo que aún quedaba de ese niño en él. Y quien le ofreció esa oportunidad no fue ni más ni menos que su capitán Hitsugaya, su mejor amigo. Matsumoto sabía que nunca podría expresarle su agradecimiento por dejar que trabajase a su lado, y apoyarla cuando más lo necesitaba.

Aún así, llegó tarde. Se encontró con que aquel al que amaba tanto ya no era Ichimaru, su Ichimaru, el Ichimaru niño, el adolescente del que se enamoró. Se había convertido en el capitán del tercer escuadrón, Gin-taichou para ella, un hombre frío, distante, y que no parecía tomar en serio nada de lo que decía. Su sonrisa era ahora retorcida, inexpresiva...

Matsumoto sintió un fuerte pinchazo en el estómago y tragó saliva para intentar deshacer el nudo que se le había formado en la garganta. Al girarse un poco, puedo ver cómo su capitán la observaba desde dos asientos más atrás, con una expresión a través de la cual Matsumoto descifró instantáneamente lo que estaba pensando. No tardaría mucho en dirigirse a ella, y a pesar de ello, Matsumoto no podía dejar de evocar los recuerdos que hacían que la temperatura de su cuerpo bajase, le robaban el color a su piel y teñían sus ojos de tristeza.

Jugaba con ella. La seducía. Ella creía que había vuelto. Pero después ya no estaba. La abandonaba constantemente, y lo peor de todo era que ella dejaba que le hiciera daño. Era como una muñeca, rota y llena de polvo en un rincón. Cuando él quería, la arreglaba de nuevo, y cuando se cansaba, volvía a las sombras.

¿Por qué había cambiado de esa forma? No había sido repentino. Hacía tiempo que Matsumoto había notado unos cambios en él... pero alguien le dio algo que produjo un giro en su vida, y con ello cambió su personalidad, y su universo... Ese universo, en el que Matsumoto ya no reinaba nunca. No solo quería vencer a Aizen para salvar al mundo; quería recuperarlo a él, luchar por un amor que, por más golpes y más dolor que le causara no pensaba abandonar. Ichimaru seguía siendo Ichimaru en alguna parte, y Matsumoto no pensaba dejar que la maldad y el poder lo destruyesen por completo. Antes moriría a su lado.

Con este pensamiento, que hacía que se revolviese, inquieta, en su asiento, Matsumoto decidió que debía salir a tomar el aire. Levantó el brazo y, con el permiso del profesor, salió al patio y se sentó en un banco, recibiendo los cálidos rayos del sol. Tratando de imaginar el rostro del joven Ichimaru Gin al que adoraba, y que ninguna otra cosa ocupara su mente, apoyó la espalda en el respaldo del banco, estiró las piernas, y cerró los ojos.

La luz anaranjada que se filtraba por la fina piel de sus párpados daba a aquella imagen un tono melancólico y nostálgico.

“Rangiku-san...” era capaz de recordar su voz melodiosa a la perfección, corriendo hacia ella en su ilusión.

- ¡Matsumoto! - una voz la sacó de su ensoñación, cortante como el hielo. - ¡Oye, Matsumoto!

- ¡Hitsugaya-taichou!- se hizo la sorprendida, pero en realidad ya sabía que iba a aparecer de un momento a otro.- ¡Ven, siéntate!

Sonriendo de oreja a oreja, y colocándose el pelo, golpeó un hueco del banco con la palma de la mano para ofrecerle asiento. Hitsugaya suspiró, molesto, pero accedió a sentarse a su lado. Matsumoto intentaba ser tan efusiva como siempre, y le dio un fuerte abrazo en cuanto se sentó junto a ella.

- No hace falta que finjas.- su capitán la miraba serio, con los ojos azules brillando a la luz del mediodía.- Sé que Ichimaru Gin está haciendo de las suyas.

Admitiendo que no se la daba bien fingir, Matsumoto dejó de sonreír, y trató de mantener la calma para no meter la pata. Por ahora no había nada definitivo.

- ¿Han llegado noticias nuevas, o algún informe, taichou? - Matsumoto intentó hacerse la tonta.- ¿Han planeado algo más desde Hueco Mundo?

- Sabes que no es eso, Matsumoto. - Hitsugaya fue tajante, evitando rodeos innecesarios.

- ¿A qué se refiere...? - ya no sabía por donde salir; era seguro que su capitán había averiguado todo de alguna forma.

- Os habéis visto.

Matsumoto desvió la mirada rápidamente, y evitó el responder durante un rato. Mientras pensaba una contestación que no fuera demasiado reveladora, le surgieron algunas preguntas.

- ¿Cómo...? Quiero decir, ¿ha sentido su reiatsu, o tal vez me siguió aquella noche? - esperó paciente a que su capitán respondiera.

- Con respecto a lo primero... es evidente lo que sucedería en ese caso. - Hitsugaya sonrió levemente.- Aizen debe de haber ideado alguna forma de ocultar el reiatsu... Y la segunda pregunta... ¿por quién me tomas? No me gusta meterme en los asuntos privados de los demás.

- Entonces...- Matsumoto seguía sin saber qué decir.

- Hace tiempo que nos conocemos. Y sé de sobra lo que te pasa con él, Matsumoto. Se te ve en la cara, no brillas como de costumbre.- La aludida bajó la vista cuando escuchó aquellas palabras de su capitán.- No puedo obligarte a que hagas justicia, pero sabes que es lo más conveniente...

- Taichou. - Matsumoto le interrumpió, dispuesta a decir lo primero que se la pasara por la cabeza.- Es difícil explicarlo, pero...

- También sé lo que estás sufriendo, y lo que, bueno, ese... Gin te ha hecho tantas veces.- Hitsugaya no la dejó continuar.- Deberías pensar un poco más en ti. Si no, te darás cuenta cuando sea demasiado tarde... y hayas perdido el tiempo.

Matsumoto no pudo decir nada. Su capitán había dado en el clavo, y le verdad era irrefutable. ¿Cuánto tiempo podría durar de esa forma? Acabaría hecha pedazos, reducida a cenizas. O ahora, o nunca.

- Reflexiona. - Hitsugaya se puso en pie y estiró los brazos.- El amor es caprichoso, y no dudes en que será doloroso. Pero luego no te arrepentirás.

Matsumoto respiró hondo y se puso en pie, de mejor humor. Puso una mano sobre el hombro de Hitsugaya.

- Muchas gracias, taichou.- sonrió.- Es un gran apoyo, de verdad.

- Por más que te lo diga no piensas tutearme, ¿eh, Matsumoto? - Hitsugaya también mostró una sonrisa, más relajado.- Anda, volvamos a clase.

Muchas gracias por leer~

p: matsugin, g: misterio, ex: multi-chaptered, lan: español, g: angst, f: bleach, g: romance

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