Berlín

May 09, 2010 01:59

Lo mejor de Berlín no es la puerta de Brandenburgo, ni la torre de televisión, ni la catedral. Tampoco la cúpula del parlamento, ni la Gendarmenmarkt, ni el Tiergarten. Lo mejor de Berlín no son sus museos, ni sus tiendas, ni sus casas okupas. Ni, desde luego, los memoriales y monumentos a tantos muertos, ni los pedazos de Muro que aún se mantienen en pie.

Lo que siempre recordaré de Berlín será aquella interminable conversación sobre las escalas a que son viables socialismo y capitalismo en el bar de una casa okupa. Una casa okupa para pijos, además. Serán platos de sushi y kebabs devorados con un hambre atroz. Beber una cerveza tras otra en aquel bar en cuya tele se reproducía en bucle "The orgy of the dead". La cafetería gay con el abuelo sexy bailando una mezcla entre danza del vientre y thai chi. El bar pirata. Llegar al hostal con los pies destrozados. Acabar la noche bebiendo sidra en un bar gótico mientras la camarera nos invita a chupitos.

Claro, que no todo va a ser bueno. Lo peor de este viaje a Berlín ha sido volver a casa, a este pisito en Polonia que ya considero mi hogar, y encontrarlo todo tal y como lo dejamos cuando nos fuimos a toda prisa. Lo último que cenamos aún sobre la mesa. Envoltorios de preservativo que olvidamos recoger, desperdigados por el suelo. Un sofá cama desplegado, demasiado grande para mí solo, y cuyas sábanas aún huelen a ti.

viajes, personal, cartas

Previous post Next post
Up