Sigo con esto aunque no lo parezca...
Capítulo X: “Darkness Before Dawn”
Catherine creía que Steve ya estaría en el 5-0 con los Winchester. No se había encontrado a nadie desde que despertó hasta que salió por la puerta, aunque sí el desayuno preparado nuevamente por el mayor de los hermanos, listo para comer en cuanto entró a la cocina.
Había pasado una mala noche, debatiéndose entre la última disputa con Steve y los sentimientos que ese cazador/asesino despertaba en ella. Llevaba unas semanas planteándose el buscar una residencia propia y darse un tiempo con McGarret y esta situación había acabado por decidirla.
En la oficina si estaban los Winchester, y Chin Ho, pero no había rastro de Steve ni de Danny. Era un poco desconcertante que, con todas las atenciones que le dedicaba Dean, como el desayuno o la flor que había dejado sobre el plato, pareciera esconderse tras su hermano a la hora de encontrarse cara a cara.
- Deberíamos esperar a McGarret - Kelly intentó evitar que los Winchester realizaran el hechizo para localizar a la Gárgola por su cuenta
- Con todo el respeto agente, aquí los profesionales somos mi hermano y yo, y me he cansado de esperar, esto va a terminar ya - Dean Winchester cogió el péndulo y recitó el hechizo - de acuerdo, ha vuelto a Ho'omaluhia, vamos.
- Debo insistir, vamos a esperar a McGarret
- Chin tiene razón Dean - Sam puso una pesada mano en el hombro del mayor - unos minutos más no van a ser una gran diferencia, tenemos todo el día por delante.
Al cazador no le hizo gracia tener que esperar, porque si debía apartarse del camino de Rollins el tenerla delante ponía muy difícil mantener su decisión. Comprendía que esquivar el contacto interponiendo a Sam entre ellos resultaba infantil pero era incapaz de otra cosa.
- Oye Dean - susurró su hermano en un aparte cuando le dio las mazas para que las repartiera - estás siendo un poco ridículo
- ¿Sabes lo que me sale cada vez que la tengo cerca? Sammy… échame un cable
- Habla con ella, actúa normal
- No… - murmuró apremiante - si hablo con ella no podré apartarme
- Sólo dile la verdad
- La verdad ¿de qué? - la muchacha, harta del extraño modo de actuar del Winchester se acercó sin que se dieran cuenta escuchando las últimas palabras del más alto.
- Yo, nada - palmeó el pecho de su hermano y huyó de nuevo - Sam cuéntaselo
Catherine y su hermano no podían creerse cómo se había desentendido tan descaradamente colocándole el marrón al castaño. Se miraron, Cath esperando una explicación y Sam un poco azorado. El ruido de una pelea llegó del calabozo y el Winchester más joven corrió hacia allí dando las gracias por evitarle una incómoda conversación.
Natanael y el otro ángel habían despertado, y habían cogido como rehén a la enfermera al darse cuenta de que no podían abandonar la celda por los signos de retención que habían dibujado los Winchester.
- Tenías que ser tú Winchester - Escupió Natanael con desprecio encarándose con Dean - ¿has advertido a esta gente sobre las consecuencias de acercarse a ti?
- Deja ir a la enfermera - Sam miró a su hermano, lo conocía demasiado bien para saber que el rostro endurecido y la mirada de hielo eran una sentencia de muerte para el ángel, Dean insistió - suéltala
- Déjanos salir de aquí - exigió el ángel - o su muerte recaerá sobre ti
- Te salvé la vida hijo de puta, déjala ir - El mayor de los Winchester entró en la habitación, calculaba que ambos ángeles preferirían golpearle a él a agredir a la enfermera.
No se equivocaba, el que poseía al Marshall le sujetó con brutalidad obligándole a arrodillarse para evitar que le partiera el brazo. Pero algo no salía como había esperado, no era el único que había entrado en la celda-hospital, Kelly también lo había hecho y apuntaba con su arma a Natanael.
- Sal de aquí Kelly - masculló Dean sofocando el grito de dolor cuando otro apretón del ángel Cupper le terminó de dislocar el hombro.
- No me iré sin ella - Chin Ho estaba decidido, apuntó sin miedo a la cabeza de quien retenía a su novia y miró al pecoso - ni sin ti
El hawaiano salió despedido por los aires con un gesto de Natanael, Leilani gritó al ver cómo el policía chocaba con la pared quedando inconsciente, Sam Winchester se cortó la mano dispuesto a volver a deshacerse de los ángeles y éstos se dieron cuenta.
- Quieto abominación - ordenó el que sujetaba a la enfermera, dejándola muda al presionar su tráquea con dos dedos - sólo tengo que apretar y su muerte recaerá sobre ti.
- ¿Esto es lo que quieres Cupper? - reclamó Dean en un susurro al ángel que seguía castigando su hombro - ¿Crees que seguir a este tipo es lo mejor?
- Él es un ángel, a quién voy a seguir si no, ¿a ti? - el humano apretó los dientes pero esta vez no pudo reprimir el gruñido de dolor - y no me llamo Cupper, mi nombre es Sitael
- Conseguirá que mueras, como esa chica que iba con vosotros…
- Cállate, todo esto es consecuencia de tus actos - Sitael acabaría arrancándole el brazo si seguía retorciéndolo así, Dean sólo podía llevarse la otra mano al hombro en un acto reflejo provocado por el intenso dolor.
- Sabes para qué fueron construidas las gárgolas, viste cómo lo atacó, piénsalo Sitael - el dolor se estaba volviendo insoportable, no podría aguantar mucho más
- No me vas a corromper como hiciste con Castiel
Sitael golpeó el rostro del cazador que perdió el sentido ante la impotencia de su hermano y los demás miembros presentes del 5-0. El ángel se cargó al Winchester al hombro y Natanael sacó a la enfermera delante de él usándola de rehén y escudo al mismo tiempo. Aún no tenían la suficiente energía como para teletransportarse con Dean a otro lugar, por eso aún necesitaban a la aterrada mujer que no podía apartar la vista de su novio, también inconsciente, derrumbado junto a la puerta de la celda.
- Escuchadme, si dejáis a Leilani y a Dean, podréis marcharos sin que nadie os persiga - ofreció Sam intentando ganar un minuto
- Apártate de mi camino Winchester o haré lo que tu hermano debió hacer la primera vez que tomaste sangre de demonio…
No acabó la amenaza, la luz proveniente de un hechizo de destierro lo hizo desaparecer al mismo tiempo que Sitael. Sam corrió hacia su hermano mientras la enfermera, libre al fin, corrió hacia Chin para asegurarse de que estaba bien. Catherine se taponó el corte que se había hecho en la mano, respirando de alivio haber recordado el dibujo que ya había visto dos veces. El alivio no duró demasiado.
Chin recobraba la consciencia en los brazos de su enfermera, no así Dean, con un brazo en extraña posición y el fuerte hematoma que ocupaba la mitad de su rostro no daba signos de vida. De hecho ni respiraba.
Su hermano lo había medio incorporado buscando su pulso. Cath se arrodilló junto a ellos e intentó ayudar. “Por favor, por favor, Dean, por favor, ahora no puedes, por favor, Dean…” era una letanía, como una plegaria que el castaño dejaba salir inconscientemente de su pecho mientras intentaba despertar al mayor.
Rollins inspiró profundamente intentando no derrumbarse, con dos dedos buscó la carótida de Dean para hallar su pulso, no lo encontró tampoco.
- ¡Leilani, necesitamos tu ayuda! - dijo en voz alta, retiró el cabello del rostro de Sam buscando su mirada y su atención, no pudo evitar conmoverse por la expresión del cazador, angustiado, perdido - déjale en el suelo Sam, déjale, tenemos que reanimarlo ¿de acuerdo?
- Sí, tenemos que reanimarlo, sí… - repitió mecánicamente en el mismo tono de su plegaria, pero hizo lo que ella decía porque seguro que lo iba a salvar, la enfermera y Catherine Rollins iban a salvar a Dean.
Pero la enfermera cuando vio al Winchester, la gravedad del golpe en la cabeza, pensó que lo mejor sería no intentarlo siquiera. No dijo nada al ver el frenesí de Cath presionando el pecho del cazador aplicando los primeros auxilios.
Tomó el lugar de Catherine y le indicó que fuera ella quien le ayudase a respirar. A su lado, el otro Winchester temblaba de pánico, apretando una de las manos de Dean mientras lo llamaba “Dean, por favor, no puedes rendirte ahora, tú nunca te rindes, por favor Dean, por favor, no me dejes, por favor Dean…”
Como si pudiera escucharle el herido comenzó a respirar de nuevo y su corazón se estabilizó tomando un ritmo normal. Sam jadeó como si hubiera sido él quien se quedaba sin aire, miró a ambas mujeres con lágrimas en los ojos, agradecido, ni siquiera protestó cuando la enfermera le pidió que le dejara espacio para acomodar mejor a Dean hasta que llegara la ambulancia.
- Está estable - Leilani no quería decir que ya estaba bien, no quería dar falsas esperanzas al muchacho, no entendía como alguien con ese golpe y la más que posible fractura craneal seguía con vida - en el hospital le colocarán el hombro y le mantendrán en observación.
- ¿Cuándo despertará? - preguntó Sam
- Dentro de cuarenta y ocho horas sabremos algo, su compañero está grave, puede que le queden secuelas.
- Se pondrá bien - había algo casi enfermizo en la seguridad del atractivo cazador y la enfermera no se atrevió a desengañarlo - se va a poner bien
McGarret y Danny se encontraron la ambulancia llevándose al Winchester al hospital cuando llegaron al 5-0, Sam y Catherine la seguían en el coche de la segunda. En el despacho Chin Ho preparaba un par de mazas y se disponía a ir él solo al jardín botánico de Ho'omaluhia para acabar con la gárgola. Después de lo que le había dicho Leilani no quiso pedir a Sam Winchester que le acompañara pues posiblemente esos serían los últimos momentos junto a su hermano. Podía encargarse él, para matar al monstruo sólo se requería a un ser humano que destrozara la estatua de piedra con material de cantera.
- ¿Hizo el hechizo antes del ataque? - preguntó Steve cogiendo una maza - yo voy también Chin, el jardín botánico es bastante extenso
- Yo también voy
- No, con tu pierna nos retrasarías - ordenó el capitán del 5-0 - quédate y mantennos informados de lo que ocurra con Dean Winchester
- Está bien - Danny lamentaba que el cazador fuera a acabar de una forma tan triste - ¿Y dices que según Leilani no había ninguna esperanza?
- Me dijo que tenía una fractura demasiado importante, y por el hematoma del rostro seguro que tenía el cerebro dañado. Tuvieron que reanimarle y conectarlo a una máquina para llevárselo, por eso no pedí ayuda a Catherine, preferí que acompañara a su hermano, está muy afectado - Chin sacudió la cabeza pesaroso - ha sido culpa mía, esos tipos, ángeles o lo que fueran habían tomado a Leilani como rehén y Dean trataba de ponerla a salvo pero yo no podía quedarme mirando
- No es tu culpa, sino de esos tipos - Steve también se sentía mal por haber juzgado tan rigurosamente al cazador - puede que Leilani esté equivocada y salga de ésta, ese Winchester es más duro de lo que parece
- ¿Aviso a la policía local para que os ayuden a peinar el parque? - preguntó Williams
- No, si hacemos eso tendríamos que explicar de qué se trata, no nos creerían y son capaces de querer quedarse con la estatua, esto no puede salir de entre nosotros, pero podrías explicar lo que ocurre a Kamekona, un par de manos más nos vendrían bien - aconsejó el capitán.
DEVYC- DEVYC- DEVYC
Sam no podía creerlo, no podía creer lo que el médico le había dicho, apenas le habían hecho pruebas, ellos no conocían a Dean, no sabían lo que era capaz de superar su hermano. Se acercó al cristal de la UCI desde dónde las visitas podían ver a sus seres queridos. Un celador y una enfermera preparaban al mayor para subirlo a planta enchufado a un respirador.
Durante los últimos meses había tenido pesadillas con esto. Con encontrarle herido, enfermo o moribundo y no poder hacer nada. La impotencia bloqueaba a Sam, ¿a quién iba a pedir ayuda? Aunque Castiel pudiera regresar, la energía que empleara en ello le restaría el poder necesario para curar a Dean, y ningún ángel haría nada por su hermano. Ningún demonio aceptaría tampoco un trato para salvarlo, y si había algo que no podía hacer era convertirlo en un vampiro o en un hombre lobo, su hermano jamás lo aceptaría.
Siguió la cama hasta la habitación sin apenas notar la presencia de la guapa mujer que había vuelto a hacer sonreír al pecoso. Dean parecía tan joven con esas pecas que destacaban dramáticamente en la palidez del lado del rostro que no había recibido el golpe, contrastando con brutalidad con el hematoma que lo desfiguraba la otra parte de la cara tiñendo de negro la carne tumefacta. Tragó saliva y abrió los ojos todo lo que pudo para no parpadear, Dean aún respiraba, esos estúpidos médicos no tenían ni idea de lo que su hermano era capaz de hacer.
La habitación del hospital era pequeña, probablemente un trastero reconvertido, apenas había sitio para la cama y un sillón. El baño era compartido con el de la habitación adyacente, prácticamente una suite, ocupada por un ruidoso grupo de adolescentes rodeando a una muchachita pálida y delgada que sonreía tímidamente en su cama, enchufada a varias botellas de cristal y con la cabeza cubierta con un pañuelo al estilo pirata. Otro día, en otro momento, se habría interesado por su historia, incluso le hubiera brindado su ayuda para cualquier cosa, hoy fue esa chica la que con un tacto increíble pidió a sus amigos que moderaran las risas y las bromas para no molestar a su vecino.
Catherine se quedó de pie en medio de la habitación, no quería quitarle el sillón a Sam y tampoco sabía qué hacer allí. En la cama, enchufado a las máquinas que lo mantenían con vida Dean parecía tan indefenso, era tan extraño ver en él al luchador que se había enfrentado a un monstruo delante de ella, no pudo evitar las lágrimas. Apenas lo conocía y sentía que le estaban arrebatando algo. Se encontró con los brazos firmes de Sam sentándola en el sillón y dándole un pañuelo.
Buscó su rostro, el joven cazador parecía ausente en un esfuerzo por no expresar toda la tragedia que debía estar minando su interior. Iba a decir algo pero él puso un dedo en sus labios con una súplica muda y asintió, de todas formas, cualquier cosa que dijera no podría aliviar en nada el dolor de Sam.
Estuvieron así un rato, ella sentada, el Winchester más joven apoyado en la pared, de brazos cruzados y mirando a su hermano esperando cualquier cosa, una señal que no se producía en el intermitente pitido de la máquina de respiración y la que controlaba las constantes vitales de Dean.
- Voy a traerte algo para comer Sam
- No tengo hambre
- Tienes que tomar algo - el muchacho se acercó a la cama y puso el brazo de Dean en una posición que creía más cómoda para su hermano, habían vendado el hombro de forma rígida por lo que pensaba que mejor le apoyaba la mano sobre el estómago para que la sangre circulara mejor - Sam, el querría que tú estés bien
- No tengo hambre gracias - para evitar que siguiera insistiendo musitó - pero ve come tú, y tráeme un café cuando termines, por favor.
Catherine comprendió que no iba a ceder y se marchó a comer. A Sam le pareció que el hematoma de la cara de Dean se estaba aclarando. Sacudió la cabeza, sólo debía ser su deseo de que el mayor se recuperara. Se sentó en la cama y cogió los dedos de la mano en la que le habían puesto el suero, estaban fríos.
- Sé que te molestan los momentos sentimentales Dean, pero al menos tienes que reconocerme que he esperado a que Catherine se fuera. Escúchame, lo entiendo, ahora lo entiendo, sé por qué hiciste lo que hiciste. Siempre lo he sabido. Siento haberte hecho tanto daño, haberte vuelto a defraudar, sólo estaba furioso porque Kevin murió por mí, porque sentía que todas las muertes que causara Crowley o cualquier otro demonio eran culpa mía por no haber cerrado el infierno, era mucho más fácil culparte que... Pero lo entiendo, ¿De qué sirve salvar un mundo en el que no hay nada para ti? - suspiró apartando el flequillo de su rostro con una mano - No eres un cobarde, eres la persona más valiente que ha existido jamás, la más fuerte, la más valiosa que he conocido Dean. Tienes que seguir luchando, por favor, no puedo perderte otra vez, así no, no sé cómo podría continuar sin ti
No pudo seguir hablando, el nudo de su garganta se había convertido en una áspera y gruesa bola de amargura que no le dejaba decir a su hermano todo lo que lo quería, todo lo que significaba para él la persona que prácticamente lo había criado. Los dedos de Dean en la palma de la mano eran finos, delicados, rozando como si acariciaran la cicatriz en forma de uve que una vez le sirvió para diferenciar la realidad de la locura, como Dean le enseñó a hacerlo. Sam fue incapaz de retener las lágrimas por más tiempo.
DEVYC- DEVYC- DEVYC
Steve y Chin llevaban varias horas buscando sin descanso la gárgola en el jardín botánico. Pero cuatrocientos acres de terreno cubierto por selva tropical no eran fáciles de rastrear. Kamekona y varios de sus primos se habían repartido el noroeste y ellos registraban la zona sureste. Estaban en contacto con walkie-talkies porque había poca cobertura y el comerciante y su familia se había llevado mazas también por si ellos hallaban antes la gárgola.
Apenas pararon para tomarse un bocadillo que les había llevado su amigo al reunirse con ellos al inicio de la búsqueda. La tarde iba cayendo. El calor sofocante por la alta humedad que emanaba de la vegetación y de la laguna artificial empezaba a hacer mella en la resistencia física de ambos policías, sobre todo en el teniente Kelly, cuyo encuentro con los ángeles que habían herido al Winchester le estaba pasando factura con un generoso dolor de cabeza.
- Creí que sería más sencillo - musitó Chin Ho Kelly secándose el sudor del rostro
- Yo también - Steve abrió los brazos desalentado - hemos rastreado cada palmo… deberíamos separarnos para cubrir más terreno, nos estamos quedando sin tiempo
A Kamekona no le había ido mejor. O eso pensaron, hasta que uno de sus primos reconoció que había visto una estatua muy fea pero que no había dicho nada porque no tenía alas.
- Llévame allí - pidió McGarret - los demás seguid buscando por favor.
El Capitán del 5-0 y el nativo llegaron a un claro a pocos metros de la laguna artificial en la que confluían las canalizaciones de riego del jardín. La estatua no era visible a simple vista, estaba medio oculta entre las sombras de un árbol a los pies de una ladera montañosa.
Llamó por el Walkie a Chin y le dijo que la tenía, y que iba a empezar a derribarla. Pero había un problema, por muy fuerte que golpeara no conseguía nada. Tras diez minutos de golpes dados con toda la fuerza de que era capaz sólo había logrado astillar mínimamente parte de la garra que Dean Winchester arrancó días atrás con menos medios de los que él tenía ahora.
Empezaron a turnarse, Kamekona consiguió partir la punta de una de las garras. Hora y media más tarde con el sol a punto de desaparecer en el horizonte, tuvieron que rendirse a la evidencia, de alguna manera la gárgola se había endurecido para evitar ser destruida en su fase de piedra.
- Probemos con explosivos - Steve sacó un cartucho de explosivo plástico que había llevado por si no tenían tiempo suficiente para acabar con la criatura
- Así sólo conseguiremos un poco de tiempo
- Lo sé, pero si no lo hacemos escapará
Era demasiado tarde, el último rayo de sol se había hundido en el mar y un aleteo formidable derribó a los hombres elevando a la gárgola sobre sus cabezas y desapareciendo sin dejar rastro.