DE ESPADAS VERDADES Y CICATRICES, Capítulo V: “Who Cares”

Apr 17, 2014 22:32


Capítulo V: "Who Cares"


A los ángeles no les asustaban las gárgolas, sabían que se creaban en los lugares sagrados para mantener el orden primordial, la voluntad de Dios. ¿Y quién garantizaba la voluntad de Dios mejor que ellos?

- Déjala entrar Muriel - indicó Natanael a su compañera femenina ignorando la advertencia del cazador encadenado.

La chica abrió la puerta y un brazo monstruoso la partió por la mitad ante los gritos de terror de los humanos que no habían contemplado una brutalidad así jamás. La Criatura dueña de ese brazo con aspecto de piedra era grotesca, su cara de granito negro gesticulaba como si fuera de carne en una mueca horripilante.

La gracia del ángel destrozado intentó escapar pero fue absorbida en el duro pecho de la gárgola. El otro ángel, el Marshall Cupper intentó atacar al monstruoso ser, que se lo quitó de encima con un gesto apartándolo de su camino hacia Natanael. Dean se colocó entre la niña y la criatura y ordenó a Cath y a Danny que la escondieran ocultándola a la vista de la gárgola mientras ésta volvía a hacer ese chirrido-aullido ensordecedor.

La Gárgola se recreó con su objetivo, el ángel Natanael, ensartándolo con una mano y rajándolo metódicamente arrancándole cada tira de piel. Catherine pensó que podían aprovechar que estaba ocupada en su macabro entretenimiento para tratar de alcanzar la puerta y huir, eran sólo tres o cuatro metros. "Danny, ¿llegarías?" susurró mirando a la única salida que tenían.

- Llegará - aseguró Dean en el mismo tono de voz - llévate a la niña y yo llevaré a tu compañero

- No confío en ti - dijo ella

- No tenemos otra opción Cath, llévate a Grace - pidió Danny y replicó preocupado al criminal - el problema es que con esas cadenas no podrás cargar conmigo

Natanael gritó de agonía preguntando a la criatura porqué le atacaba a él. Aquel ser no mostraba ninguna piedad sólo cumplía la función para la que había sido creado, proteger las leyes primordiales a toda costa, y en ese momento de todos los presentes el mayor infractor era el ángel que estaba castigando. El Marshall Cupper logró levantarse e intentó ayudar a su jefe y otro golpe lo volvió a dejar sin sentido esta vez al alcance de Dean.

El cazador lo registró rápidamente quitándole la llave de los grilletes y liberándose. "Vamos" Gruñó cogiendo una especie de espada plateada de la chaqueta del Marshall y levantando con cuidado a Danny. "¡Ahora! ¡No miréis atrás!" Gritó cargándose al hombro al policía.

Le parecieron centenares de metros en lugar de los cuatro o cinco que había, dejó al herido con su compañera y su hija y se volvió a cerrar, la gárgola aún continuaba su trabajo metódico de ir arrancando la carne de los huesos… Natanael continuaba con vida dentro del amasijo de huesos, carne y vísceras y Dean se maldijo por compadecerse de él.

Tardó unos segundos preciosos en dibujar un sigil en la puerta y desterrar con él a los dos ángeles. Eso enfureció a la gárgola que chirriando ferozmente se lanzó a por él. Consiguió cerrar la puerta pero sabía que no aguantaría más de diez o veinte minutos antes de ser destrozada por las zarpas de piedra.

El policía parecía a punto de perder el sentido, la agente Rollins abrazaba a la pequeña impidiéndole mirar nada aunque la dantesca escena había desaparecido ya tras la puerta de acero.

- Tenemos que salir al aire libre - dijo quitándose la chaqueta naranja para reducir la camiseta interior a tiras.

Catherine aún no reaccionaba, en su carrera como marine había visto de todo pero esa horrenda criatura que arañaba la puerta era algo que su cerebro era incapaz de procesar. Dean se ató una tira de camiseta a la mano que usó para el símbolo de destierro, volvió a ponerse la chaqueta y con las otras tiras bien guardadas en un bolsillo se echó de nuevo al agente Williams a cuestas.

- ¡Vámonos! - gritó a la mujer con violencia consiguiendo que Cath saliera de su estupefacción y con Grace sujeta de la mano siguiera al cazador.

Faltaba menos de una hora para el amanecer, el cielo empezaba a perder el negro profundo tapizado de estrellas. Por el este se aclaraba imperceptiblemente primero y después vomitando colores rabiosos sobre las nubes.

Dean Winchester permitió que sus acompañantes descansaran por fin. Llevaban andando en silencio por el bosque desde que escaparon del búnker, refugio antibombas o lo que fuera el lugar dónde encerró a la gárgola. Solo habían parado para improvisar un entablillado con unas ramas para la pierna del policía y ninguno de los tres "civiles" había puesto ninguna objeción a cada instrucción que había dado.

Intentaba pensar en la manera de deshacerse de la gárgola. No tenía a mano ningún instrumento para trabajar la piedra y con el policía malherido y su hija apenas adolescente no llegaría a ningún lugar civilizado antes de que volviera a anochecer. La única solución que veía para hacer su trabajo era dejarles allí. Revisó por última vez la pierna del agente Williams.

- Descansad, dormid un rato y después buscáis un lugar alto para orientaros - aconsejó

- ¿Te vas? - Grace le habló con una confianza que le desarmaría si se quedaba más tiempo

- Si

- Grace cariño, ven - el padre de la chiquilla la abrazó con ternura y miró al cazador - Winchester, ha hecho por nosotros más de lo que se podía esperar, gracias.

- ¿Esa criatura nos seguirá? - preguntó Catherine

- No hasta que vuelva a ponerse el sol, después, si no hay un objetivo más cercano es muy posible que vaya por ella No has matado a nadie a sangre fría ¿verdad Grace? - Había señalado a la niña que abrió los ojos de par en par, negando aterrada - eso está bien, así solo te salvará de las penurias de Tierra.

- Eres un cobarde - masculló Cath - lárgate.

- Por supuesto encanto

Dean sonrió sarcásticamente adentrándose nuevamente en la espesura y dejando atrás a los policías y la pequeña. Ni Danny Williams ni Catherine Rollins se dieron cuenta de que volvía sobre sus pasos, dirigiéndose a un más que posible encuentro con la gárgola. Grace si se dio cuenta y abrazada a su padre rezó en silencio para que el monstruo no matara al Winchester.

DEVYC- DEVYC- DEVYC

Aunque no le habían detenido ni esposado Sam Winchester se sabía vigilado estrechamente tanto por el Marine como por su subordinado. En la sede del 5-0 repasaba las pruebas recogidas en el avión. Tenía una idea bastante aproximada de lo ocurrido y los relatos del personal del vuelo, y del resto de pasajeros lejos de desconcertarle como a los agentes de la ley, le ayudaban a esclarecer qué podía haber pasado.

Los dos marshalls con los ojos quemados debían haber sido poseídos por demonios y al menos el Marshall Cupper debió ser poseído por un ángel. Lo que no le cuadraba era la desaparición, debía ser un ángel muy poderoso si había logrado sacar a Dean, Rollins, Williams y su hija del avión. Si al menos su hermano no hubiera desterrado a Castiel…

- ¿Algo? - el agente Kelly se sentó a su lado contemplándole con esa expresión inescrutable que Sam había empezado a interpretar acertadamente como una coraza

- Algo, sólo que es mejor que no os diga el qué hasta que tenga pruebas - sonrió el cazador al darse cuenta de la cantidad de "ques" en una sola frase.

- El trato es que nos ayudas a localizar a tu hermano y nuestros amigos…

- No estoy burlándome agente - Sam mostró al policía un croquis sobre la disposición de las pruebas en la cabina de primera clase señaló varios puntos - Dean no se movió de aquí, no hay señales de que participara en ninguna pelea. Aquí se supone que están los asientos de Williams y su hija pero la mochila de la niña la encontrasteis aquí así que…

- Se cambiaron de sitio poniéndose casi en la misma fila que Cath y tu hermano - dedujo Chin

- Eso creo, los marshalls estaban distribuidos, dos delante, dos detrás y cuando parece que ocurrió lo que fuera uno estaba junto a la puerta y a juzgar por la sangre el otro estaba cerca del aseo - hizo una señal circular, se guardó que pensaba un ángel había provocado esa explosión - los dos marshalls apuñalados lo fueron en su asiento, puede que por sus mismos compañeros, y los resto de ropa de Williams encontrados en el zapato de uno de los muertos y en la moqueta del avión puede deberse a que trató de impedir el asesinato del que tenía más cerca…

- ¿Por qué los marshalls se iban a atacar entre sí? - pero sin embargo la explicación del Winchester tenía sentido, más que cualquier otra conclusión a la que hubieran llegado Steve y él por su propia cuenta.

- Eso me lo guardo hasta que pueda demostrarlo agente - se calló "o aquí se acaba nuestra colaboración y me encerráis directamente en el pabellón psiquiátrico de la penitenciaría estatal" - La agente Rollins intentaría ayudar a Williams y su hija y con Dean encadenado en su asiento sólo nos queda el Marshall Cupper para detener a sus compañeros…

- Y después desaparecen en el aire…

- Y después desaparecen en el aire - confirmó el cazador - podrían estar en cualquier parte, pero no pueden estar demasiado lejos del lugar que sobrevolaban en ese instante.

Y era en eso en lo que había estado trabajando todo ese tiempo, buscando señales meteorológicas, desapariciones, crímenes, sucesos extraños en un radio de doscientos quilómetros. Aún no había nada fuera de los inexplicables vientos racheados que sacudieron el vuelo del Boeing 737 cuando la aparición de los demonios, o de un pequeño seísmo superficial en el cráter de un volcán supuestamente extinto en la misma isla de Oahu, pero no se rendía, no hacían aún veinticuatro horas de la desaparición y los ángeles eran descuidados, tarde o temprano se delatarían.

- Tiene que ser duro para McGarret que dos de sus agentes estén desaparecidos - musitó - parecéis muy unidos.

- Escúchame Winchester, esta unidad no sólo es un grupo de trabajo, somos familia, y como tú o tu hermano les hagáis algún daño…

- Escúchame Kelly, si yo o mi hermano hacemos daño a alguno de ellos o a cualquier otro lo pagaremos más de lo que puedas imaginar - y no estaba exagerando, no podía permitirse más daños colaterales, no lo asumiría, nadie más saldría herido por su culpa - ¿tenéis terremotos con frecuencia?

- Dos o tres al año, ¿por qué?

- Anoche hubo uno cerca de un volcán extinto llamado Tantalus - dijo señalando la zona en el mapa - ¿Es difícil de encontrar? Me gustaría ir a echar un vistazo

- No veo que utilidad hay en que te vayas a echar un vistazo al bosque - Chin pensaba por momentos que Sam Winchester le estaba tomando el pelo - el avión estaba sobre alta mar cuando desaparecieron.

El cazador si encontraba utilidad en ese vistazo pero explicar sus motivos supondría que el agente del 5-0 aún desconfiara más de sus intenciones. No tuvo que insistir demasiado, McGarret tenía un trabajo. Una familia había sido asaltada en una urbanización cercana al volcán, había dos supervivientes, la abuela enferma de alzheimer y un niño de tres años, el resto, padre, madre y hermano del padre habían sido asesinados brutalmente.

A regañadientes los policías le permitieron acompañarlos. No necesitaba que le recordaran a cada paso lo que hacer en la escena de un crimen, claro que ellos no podían sospechar que había visto más de una y más de dos, y en ocasiones bastante peores de la que ahora tenía delante.

Pero también sabía reconocer cuando un crimen entraba en su campo de trabajo. En la entrada había una estatua de piedra, alguien la había roto con una barra de hierro y no se había conformado con eso, se había llevado la cabeza y las manos o zarpas pues parecía una especie de demonio gigantesco.

- ¿No van a interrogar a los supervivientes? - preguntó volviendo a entrar y calculando que los arañazos en el parquet encajaban con las garras de las patas de la estatua.

- No creo que ninguno esté capacitado para declarar - Steve no iba a aguantar ningún despropósito en este caso

- Pero han visto algo, podría…

- Escúchame Winchester - McGarret estaba furioso, a escasos centímetros del rostro del cazador le gruñó - he estado de acuerdo en que me acompañaras, he accedido a que veas la escena de unos asesinatos que no tienen nada que ver con la desaparición de mis amigos y tu hermano, no tientes más a mi paciencia.

- Escúchame McGarret - Sam señaló el suelo junto al frigorífico - no creo que nadie que acabe de cometer tres asesinatos tan sangrientos respetara las vidas de dos testigos por muy inútiles que parezcan ser, y mucho menos que se entretuviera en prepararles de comer.

Los dos policías no supieron que responder, aún no habían leído el informe de los forenses, pero estaba claro que Sam Winchester estaba en lo cierto. Había una sangrienta huella de pisadas junto a la nevera que volvía a repetirse al lado del fregadero.

Sam se puso uno de los guantes y abrió la nevera, era evidente que alguien la había saqueado, apenas quedaba algo de carne cruda. Entonces una idea disparatada se abrió paso en su mente, alguien se había bebido una cerveza de un pack de seis lavando el botellín junto a los platos de la cena.

- ¿Cómo supisteis que se había producido un asesinato? - preguntó

- Un hombre llamó a emergencias diciendo que había oído gritos en la casa y cómo el propietario había sido investigado hace un año por la muerte de su hija y supuestos malos tratos, se envió una patrulla - contestó Chin

- ¿De dónde llamó?

- No lo dijo

El castaño se dirigió al teléfono fijo y llamó al último número marcado, como había sospechado le respondió la telefonista de la policía. Quien dio el aviso lo había hecho desde la casa y podía ser la misma persona que tranquilizó a los supervivientes con un vaso de leche y galletas y que había destrozado la estatua de la entrada.

DEVYC- DEVYC- DEVYC

Williams, Rollins y Grace seguían en el lugar dónde los había dejado unas horas atrás. Dean Winchester se arrodilló junto al policía herido que parecía tener fiebre y le dio un botellín de agua y unos calmantes mientras examinaba la pierna. Había tardado más de lo esperado en volver a encontrar a los policías y la niña y estaba furioso consigo mismo por haber estado a punto de perder su propio rastro. Ahora podía llevarlos a la civilización y en un par de horas Danny Williams estaría en un hospital y él preso otra vez.

Pero no podía huir, tenía que parar a la gárgola, aunque le diera igual que destrozara a quienes hubiesen profanado el orden primordial, no le daba igual que "salvara a las almas inocentes del dolor de este mundo", sobre todo si tenía en cuenta que ninguna de esas almas iba a poder llegar al cielo. A veces la justicia primordial, con su inflexibilidad, era un grano en el culo.

- Sabía que volverías - la niña no dejaba de sorprenderle, era tan valiente y tan sensata

- He traído algo de comer, está en la mochila - masculló como respuesta, como siguiera tratándole así (como a una persona) acabaría cogiéndole cariño y ahora más que nunca tenía la convicción de que encariñarse con alguien podía ser peligroso para el objeto de su afecto.

- ¿por qué has vuelto? - Catherine no alcanzaba a entender al Winchester, era como si lo viera por primera vez, intentaba recordar los cargos de que se acusaba al hombre que estaba intentando ayudar a Danny, recordar que era un criminal, y sólo veía a alguien cansado, solo, y que anteponía el bienestar de otra gente sobre sí mismo - Podrías haber escapado.

- Si, bueno - Dean terminó de examinar la herida del policía y sonrió - no soy muy inteligente.

Continuará...

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