Uno más...
Capítulo II: "Wings Of The Storm"
Sam Winchester había buscado a su hermano durante meses, tratando de hallarle, de hacerle volver, de recuperar todo lo que se había roto entre ellos a causa de la desconfianza y la traición y ahora todas las palabras de perdón o de comprensión se difuminaban en la rabia ante la frialdad con que el mayor lo miraba.
- ¿Qué haces aquí? - masculló Dean
- Eso mismo podría preguntarte yo - dijo sentándose en una silla frente a él y apartando las vendas de las manos para ver lo que la espada del ángel había hecho, las puñaladas estaban selladas como si las hubieran cerrado con un hierro al rojo - están cauterizadas…
- Natanael no quería que me desangrara sin hablar - murmuró más suave de lo que pretendía al notar la preocupación del más joven
- He venido a por ti. En serio Dean, ¿qué haces en Hawái? - preguntó Sam Winchester, la cabeza de su hermano se hundió evitando su mirada.
- Vine con Crowley, está cerca del lugar dónde está la primera espada… - musitó encogiéndose ante el más joven
- Sigues trabajando con él
- Si señor
- Dean… - no podía entenderlo, no podía comprender cómo se hacía eso a sí mismo. Era tan frustrante. Gruñó - Vas a conseguir que te maten
- Ahora soy inmortal, ¿recuerdas? - los ojos de Dean eran vacíos, desolados, Sam no pudo seguir mirándole y se marchó. El mayor farfulló nuevamente solo - tampoco es que le importe a nadie.
DEVYC- DEVYC- DEVYC
La tormenta tropical comenzó sin previo aviso, como si alguna voluntad sobrehumana hubiera tenido el capricho de descargar sobre el soleado archipiélago toneladas de agua helada y centenares de rayos. El viento derribó cuanto tenía a mano, palmeras, tejados, chiringuitos y algunos hoteles se vieron obligados a alojar parte de sus clientes en los halls y salones interiores porque no estaban seguros en sus bungalós.
Grace Williams aguardaba a su padre en el salón de actos del colegio dónde muchos otros chavales como ella habían quedado atrapados cuando el autobús escolar sufrió la caída de un árbol que lo inutilizó. No fue su padre quien llegó al colegio a recogerla, sino el tío Steve y el tío Chin. Grace ya tenía doce años y sabía perfectamente que no le unía parentesco de sangre con ambos policías, pero a los efectos, había compartido tanto con el 5.0 que para ella eran tan de la familia como el novio de mamá o Gaby, la novia de papá (incluso más).
En lugar de dirigirse a casa, fueron al cuartel del 5.0. Era lo más razonable, todas las personas que conocía, incluido Kamekona, el simpático dueño del mejor puesto callejero de gambas de la ciudad, cualquier persona con la que hubiera podido quedarse, estaban en el edificio, y también su padre.
- ¡Hola cariño! - papá siempre la trataba como una cría pequeña, sonrió - Nos tendremos que quedar aquí un par de días por el huracán, pero no te preocupes, tenemos tele por cable, provisiones, videojuegos…
- Vale - dejó su mochila en un sillón y se dirigió al pasillo buscando el aseo - Es por la tormenta ¿verdad?
Un hombre altísimo le cortó el paso. Era como tío Steve aunque llevaba el cabello largo, y ser como tío Steve es medir casi dos metros y tener espaldas de armario ropero. Grace no era ninguna cría que se asuste fácilmente, incluso una vez la secuestraron y ni siquiera lloró. Pero aquel hombre estaba enfadado, se podía ver en la expresión de su rostro.
- ¿Quién eres? - preguntó de manera seca Sam Winchester al casi darse de bruces con una niña desconocida
- Grace…
- ¡Es mi hija agente Lord! - su padre estaba a su lado
- No ha debido traerla, este no es lugar seguro para una niña - gruñó el cazador, aunque más relajado - Al menos no la deje jugar por la zona de detención.
- No estaba jugando - explicó Grace un poco molesta con en desconocido - iba al aseo.
Sam notó el tono de disgusto de la chica y la dejó pasar dejando que el ambiente acabara de entibiarse. La mocosa podía ser tímida pero no era cobarde. Se reunió con Castiel que estaba visiblemente alterado por el temporal.
El ángel presentía la presencia de un ejército de demonios, era eso lo que estaba causando ese huracán imprevisto que se cernía sobre la isla. Según la virulencia y la localización del mismo calculaba unos cincuenta o sesenta, además de Abadón.
- Eso no es todo, el tal Natanael ha fijado el radar de los ángeles sobre la isla, y hay un fuerte sello sagrado que puede provocar la justicia primigenia - los ojos azules de quien fue Jimmy Novak se entrecerraron con dureza - tenemos que sacar a Dean de aquí antes de que esto se convierta en un campo de batalla
- Va a ser complicado - el falso Jon Lord también estaba preocupado - ¿Justicia primigenia?
- Guardianes de lo sagrado Sam, gárgolas - pero el Winchester más joven no tenía ni idea de qué hablaba su amigo - He intentado comunicarme con Crowley pero ha sido imposible
- No confío en él, Cas - Sam se aseguró de que nadie les estaba escuchando con un rápido vistazo a su alrededor
- No tenemos muchas más opciones, mantener a Dean aquí con lo que se está acercando es un suicidio que podría arrasar a la población de la isla - advirtió el ángel
- ¿Qué le tiene tan preocupado agente Moody? - Steve McGarret se acercó a ellos bajo la atenta mirada del resto de sus subordinados - si es algo relacionado con el caso debería compartirlo con los demás.
- Tenemos que trasladar a Dean Winchester al continente lo más rápido posible, aquí no podremos impedir que vengan a buscarlo - contestó con franqueza el ángel antes de que su compañero pudiera impedirlo.
- ¿Quién va a venir a buscarlo? - continuó indagando el responsable de la unidad policiaca
- Winchester tiene muchos amigos y muchos enemigos poderosos - cortó Sam a Castiel - cualquiera de ellos, y si se juntan podrían provocar una auténtica batalla pues a ninguno le van a importar los daños colaterales.
- Pero, si está en lo cierto, trasladar a ese psicópata en línea regular… - podría haber sido un soldado que participó en cientos de misiones antes de retirarse como jefe del 5.0, pero por muy violento que fuera, por muy frío a la hora de disparar primero y preguntar después, la expresión "daños colaterales" no le dejaba indiferente al ex Seal.
- Es demasiado peligroso, todos los viajeros y toda la tripulación de ese avión podría morir, sus enemigos son tan peligrosos como él mismo, agente McGarret - A Sam no le gustaba tener que fingir que su hermano era un monstruo, pero no podía hacer otra cosa - es como una guerra de mafias, aunque va más allá, sus enemigos quieren atraparle y sus amigos preferirán que muera antes de que lo cojan, nosotros estamos en medio, y cualquiera que se vea involucrado puede resultar gravemente herido o muerto y no les importará que la víctima sea una niña de doce años. Han hecho muy mal trayendo a esa chiquilla aquí.
-Si podemos resistir durante un par de días podríamos arreglar un transporte militar… - Catherine fue la única que pudo ofrecer una solución razonable - aún conozco a gente importante en la comandancia y con el historial del Winchester y la colaboración del gobernador podría hacerse el traslado sin demasiados problemas.
Todos convinieron en que era la única solución por el momento. McGarret llamó al gobernador para ponerlo al tanto y que su oficina iniciara los contactos. Mientras la tormenta evolucionaba convirtiéndose en huracán, los hombres del 5.0 y sus invitados llevaban a cabo una actividad frenética para organizarse durante las horas que iban a quedar aislados.
DEVYC- DEVYC- DEVYC
Durante toda la tarde y parte de la noche la isla fue azotada por el huracán, que cesó, tan repentinamente como había aparecido, sobre las cinco de la madrugada. La fuerza de la tormenta debía haber dañado alguna central eléctrica pues el suministro llevaba un par de horas suspendido.
Castiel se había asegurado de que todos se sumieran en un profundo sueño antes de reunirse con el cazador al que tenían prisionero. Los ojos que le miraron con indiferencia eran los mismos y a la vez no se parecían a los del hombre que sacó del infierno. Si entonces aquel hombre estaba dañado, ahora éste estaba destruido por completo.
- No puedo sacarte de aquí con magia, apenas te trasladaría a otro lugar de la isla y el derroche de energía supondría un rastro fácil de seguir a Abadón o a los ángeles - se justificó
- No os he pedido ayuda
- Dean…
- Me llamo
- Sam ha estado muy preocupado por ti, estos meses no ha dejado de seguir cualquier pista para encontrarte - regañó el ángel
- Por supuesto, con esta marca ahora soy más peligroso que los ángeles y los demonios - Dean Winchester fulminó con la mirada a quien aún se consideraba su amigo
- Sam nunca te haría daño ni permitiría que nadie te lo hiciera - el de la gabardina estaba más serio de lo habitual - y yo tampoco.
- ¿Qué mierda quieres Cas?
- Que dejes de huir, que permitas que Sam y yo te ayudemos a volver a ser el de antes… - la risa sarcástica del cazador lo detuvo
- Perdéis el tiempo, voy a conseguir esa espada, voy a matar a Abadón, a Gadriel y obligaré a Metatrón a reabrir el cielo - replicó levantándose y encarándose a él - y lo voy a hacer solo.
- Metatrón es mi problema Dean, y Gadriel el de Sam…
-Y vosotros no os vais a interponer en mi camino - algo en la mirada del mayor de los Winchester le hizo darse cuenta al de la gabardina que al levantarse le había ocultado algo
- No, Dean, ¿qué…
En un destello cegador el ángel desapareció.
El agente Kelly despertó de su turno de descanso antes de tiempo debido al silencio reinante. Cogió una linterna y se fue a relevar al agente Moody. Los demás dormían, Steve y Cath apoyados uno con el otro en el sofá, Danny en un sillón con su hija tomada en brazos y el agente Lord ya no estaba en el otro sillón, también se habría despertado por la falta de ruido.
La puerta de la celda estaba abierta y se oían voces discutiendo en su interior. Chin apagó la linterna y se acercó con cuidado. No acababa de fiarse de los del FBI, había algo extraño en la presencia de ambos agentes y sobre todo en el comportamiento del tipo de la gabardina.
- Puede que haya víctimas mortales - escuchó la voz del más joven de los agentes - han sido muchas horas y no todos los edificios de Honolulu tienen la resistencia de éste.
- No has debido venir - respondió el Winchester y unos segundos de tenso silencio precedieron a un cambio radical en el tono de la conversación - ¿Crees que podréis retenerme mucho tiempo? O me dejáis ir o morimos todos
- ¿Qué coño pasa contigo Dean? ¿Qué has hecho con…?
Chin Ho irrumpió en la sala para ver cómo el del FBI examinaba los brazos del detenido. Sobre la mesa había un extraño dibujo circular hecho de sangre y no había rastro de Moody en ningún sitio. Dean advirtió sin palabras a su hermano de la presencia del miembro del 5.0
En el preciso momento en que el hawaiano entró se reactivó el suministro de luz y se quedaron un poco cegados. Dean se levantó y empujó al castaño que tardó un segundo en reaccionar al hecho de que el prisionero se había quitado las esposas, no así Chin que se arrojó sobre el peligroso criminal. El Winchester se dejó caer al suelo aprovechando el impulso del policía, rodando con él y quitándole el arma que llevaba en la sobaquera.
Su mano aún sangraba por haber dibujado el sigil y gracias a esa sangre se escurrió del agarre del agente, quitó el seguro del arma y le apuntó al pecho cortando de raíz la pelea. Sam sacó su arma y le apuntó a la vez.
- Guarda tu pistola Jon o me cargo al poli - el cazador parecía muy capaz de volar la cabeza del hawaiano
- Piensa un poco Dean, no vas a poder salir de aquí - Sam no comprendía que mosca le había picado a su hermano para desterrar a Castiel y ahora pretender salir del edificio - y si por un milagro sales eres hombre muerto, hay mucha gente ahí fuera esperando a…
- ¿Me lo prometes? - se rio nerviosamente el cazador - dispara o tírala, hazme caso o el chinito es hombre muerto
- No soy chino - Chin se levantó lentamente del suelo sin apartar la mirada del cañón de su pistola
Sam dejó caer el arma al suelo y levantó las manos. La rápida pelea puso sobre aviso a los demás. Cath y Steve rodearon la puerta y Danny entró con el arma empuñada apuntando firmemente a Dean. El Winchester más joven sintió que la situación se les iba de las manos. Dean había desterrado a Castiel y en la posición en que estaba podía salir mal herido, porque, incluso con todo lo que había pasado, sabía que su hermano no mataría al policía.
El prisionero, sin abandonar la sonrisa ladeada amartilló el arma dando la impresión de si ser capaz de matar al agente Kelly. Sam se colocó en la trayectoria de la posible bala, si se equivocaba y el mayor de los Winchester hería al policía nada podría impedir que lo acribillaran a balazos allí mismo.
- Venga Dean - susurró preocupado - sé que no quieres herir a nadie, deja el arma
- Quitaos de mi camino y todos estaremos contentos
- Eso no va a pasar amigo - Danny se acercó sin dejar de apuntarle - venga, antes de que dispares lo habré hecho yo
- Lo siento "amigo" pero si no apartas tu arma alguien va a salir muy mal parado - musitó aproximándose a la puerta que el rubio policía había dejado desprotegida
Era lo que Williams pretendía, pidiendo mentalmente que no se diera cuenta de la presencia de los ex marines. Sam aún trataba de convencer a su hermano de que se entregara sin abandonar su tapadera.
Steve, cuando tuvo al fugitivo a menos de dos metros lo desarmó de una patada en el brazo y lo golpeó con fuerza mandándolo trastabillando por el pasillo. "¡Grace!" exclamó aterrado Danny mientras el cazador se levantaba del suelo a pocos metros de su hija que se despertó en el sillón dónde la había dejado.
- ¡No te acerques a ella! - McGarret se lanzó a la cintura de Dean intentando placarlo pero éste lo esquivó en el último segundo cogiéndole del cuello en una peligrosa llave que lo inmovilizó totalmente.
- ¡Dean, basta! - Sam no iba a permitir que matara a nadie y todo apuntaba a que esa pelea sin sentido podía acabar muy mal - ¡Suéltale!
El ex marine se estaba asfixiando bajo el agarre del cazador que miraba a su alrededor como una fiera acorralada, ninguno se atrevía a atacar o dispararle porque, tal y como lo tenía sujeto, cualquier movimiento brusco podría romper el cuello de Steve.
- Venga Dean - Chin, Danny y Catherine estaban admirados del valor y la frialdad con que el agente del FBI se acercaba al criminal con las manos levantadas - le estás ahogando y sé que no quieres hacerlo
- No te acerques
- Vamos, mírame, si le sueltas no va a haber represalias
- No puedo quedarme aquí…
- No vas a salir Dean - su hermano aflojó el agarre dejando que un semiinconsciente Steve cayera de rodillas al suelo - Ahora pon las manos sobre la cabeza
- Los van a matar ¿Por qué crees que me he desecho de Cas? Van a matar a todo el que esté cerca - explicó obedeciendo y poniéndose de rodillas - no podéis subirme a un avión, es una locura, un suicidio
Sam le esposó de nuevo, esta vez las manos a la espalda. Cath ayudó a su novio a levantarse mientras volvían a encerrar al cazador. Había estado a punto de perderle, Steve aún respiraba con dificultad y una mancha rojiza rodeaba su cuello amenazando con volverse hematoma.
- Deberías ir al hospital - sugirió Danny, y la morena no podía estar más de acuerdo.
- Estaré bien en unos minutos - carraspeó McGarret - de hecho Cath, si me besas estaré bien del todo
Ella no se hizo de rogar, era una oportunidad que no siempre tenía, inició el beso con precaución pero su novio quería demostrarle que estaba perfectamente devolviéndoselo con pasión.
Williams decidió que estorbaba y se retiró discretamente. Su mirada se cruzó con la del agente del FBI y sintió un escalofrío, como si hubiera sentido que Jon Lord podía leer sus pensamientos, que, de alguna manera, comprendía el torbellino de emociones que se arremolinaban en su estómago.
Continuará...