Autor: Mia~
mi_eterno_deseoFandom: Tsubasa RC
Claim: Tsukuyomi, Amaterasu (mención a Kurogane, muy leve)
Para:
arcadia_Tema: #10 - Marioneta para
30viciosTítulo: Manejar
Prompt: Tsukuyomi, Amaterasu: ""Si yo ordenara -decía frecuentemente-, si yo ordenara a un general que se transformara en ave marina y el general no me obedeciese, la culpa no sería del general, sino mía" (El Principito).
Notas: Ojalá guste =D
Tsukuyomi era testaruda, tanto o más que ella misma. Claro, para la edad y el tamaño físico que poseía su hermana menor, era sumamente admirable el carácter que tenía, y que a veces era agotador.
-No daré mi brazo a torcer, hermana. Que tú no logres comprender la vastedad de los sueños que tengo, no significa que no dejaré de cumplir con mi deber.
-No te estoy pidiendo eso, Tsukuyomi- terció Amaterasu, cruzando nuevamente la pierna, frustrada-, sólo trato de hacerte entender de que no puedo mover un destacamento completo por un sueño que tuviste.
-¿Acaso no confías en mis premoniciones?, ¿dejarás que un inocente muera de locura?.
-El país está sumido en una guerra contra los monstruos, mis hombres necesitan estar enfocados en su trabajo…
Tsukuyomi casi se enterró las uñas en las palmas de las manos al apretar los puños. ¿Cómo podía ser tan necia su hermana?.
-Bien- respondió calmándose, y dándole la espalda a la Mikado, le dijo-. Si crees que yo dejaré que el mal alcance a ese niño, te equivocas. Aunque tenga que viajar sola, lo salvaré y lo traeré a este castillo- y por último, agregó imperiosa-. Y no te estoy pidiendo permiso.
La pequeña vidente dejó a su hermana con los ojos totalmente abiertos, asombrada.
¿Cómo se atrevía su hermana menor a desafiarla de esa forma?, pero también era su culpa, no dudaba de sus visiones, pero sí le preocupaba su seguridad.
-Souma, prepara a tu tropa, nos vamos a Suwa.
Su ninja sirviente asintió, y salió por una puerta trasera.
Tenía el ligero presentimiento de que esta nueva locura de su hermana no terminaría bien, pero a pesar de ser la Mikado, sabía que no habría fuerza humana- ni sobrehumana- que detuviera a la pequeña Tsukuyomi.
En ese sentido, ella también tenía la culpa por protegerla tanto y dejarse dominar por su joven carácter.