Autor:
yuvia Fandom: Expediente X
Tabla:
yuvia.livejournal.com/100139.htmlPersonaje/Pareja/Trío: Mulder/Scully
Tema: #29-Salida
Todos los públicos.
"No hay salida", me dije una mañana de otoño, pensando en ti, frente al espejo del baño. "No sé muy bien dónde estamos, pero no hay salida".
Te habías quitado la chaqueta al entrar en el despacho, recuerdo eso. Una camiseta verde, un pintalabios demasiado naranja, demasiado maquillaje en general, los zapatos más bajos que de costumbre. Pensé que habías dormido mal, que estabas cansada. Antes de que te dejases caer en el sillón y suspirases un "Estoy tan cansada..." sonriendo.
Pensé que habías tenido una cita la noche anterior y que yo era imbécil. Las dos cosas a la vez, como si fuesen una.
-Pareces muy feliz para estar tan cansada,-te dije sin mirarte.
-Es el placer del trabajo bien hecho.
Y ahí fue cuando te miré. Y decidí que igual era imbécil pero que no podías estar hablando de una cita.
Sostenías un dossier en las manos, mirándome con malicia.
-¿A que no sabes lo que tengo aquí?
-Papeles.
-Una cena, Mulder. Preparada por ti, complicada, que sepa bien y...¿qué era lo otro? Ah, sí, muy cara.
-Pues no apesta ni gotea, dudo que la preparase yo.
El día anterior habíamos tenido la discusión más estúpida de la larga lista de discusiones estúpidas sobre la existencia de fantasmas. Tan estúpida que habíamos acabado apostando una cena, si yo perdía. Si tú perdías tendrías que ir a trabajar en bikini... lo cierto es que al final quedamos en cena por ambas partes. La apuesta consistía en que tenías que encontrar en menos de 24 horas pruebas científicas que negasen de forma concluyente la posibilidad de la existencia de fantasmas. Había una larguísima lista de condiciones entre las que destacaba que no valdría tu habitual "Porque no existen y punto".
Realmente nos ponemos muy tontos cuando no hay trabajo.
-La prepararás. Era una apuesta. He ganado. ¿Estás preparado para conocer la verdad?
No era malicia, ni reto, ni un juego en el que habías ganado. Sencillamente estabas provocándome. Y funcionaba, por supuesto.
-Tras tanto tiempo buscándola me resulta un poco deprimente que quepa en un dossier, pero....-te contesté encogiéndome de hombros antes de hacer un rápido movimiento para quitártelo, sin éxito.
Te levantaste y paseaste disfrutando del triunfo.
-Ya, sabes: El que busca la verdad corre el riesgo de encontrarla.
-Cuidado, Scully, los soñadores confundís el desencanto con la verdad.
-La verdad no está de parte del que más grita.
-Si la verdad una vez encontrada, no se retorciese, me daría por satisfecho.
-Será que nunca es igual encontrar la verdad por uno mismo que tener que saberla por otro.
De un salto, me lancé sobre ti y esa vez sí conseguí cogerte del brazo, quitarte el dossier.
-De acuerdo, Scully. ¿Qué tienes? ¿Qué tontería relativa y no concluyente has encontrado como excusa para que te invite a cenar?
Pensé que me había pasado, peor, que me había equivocado. Que sólo disfrutabas de llevar la razón contra mí, no del baile por el despacho, persiguiéndote para quitarte el dossier, de la provocación, del juego ya definitivamente excitante para mí.
Antes de leer te miré casi con miedo, pero sonreías, exagerando un gesto de dolor mientras te frotabas el brazo.
-La verdad no se consigue con la fuerza.
Todo provocación aún. Que me maten si me importaba una mierda lo que ponía en esos papeles. Pero leí, para no mirarte.
-Nada de tonterías, ciencia, Mulder. La verdad al final siempre está del lado de la ciencia.
-Sí, por supuesto, la ciencia tiene la verdad. Bien esposada y amordazada no sea que se escape un milímetro de sus límites.
-¡Serás cínico!,-reíste.
Leí, lo que pude, mientras me mirabas. Tirada sobre el sillón, sintiéndote vencedora.
Y di un paso más. Me incliné sobre ti, ambas manos sobre el reposabrazos. Por primera vez aquella mañana no parecías tan segura, sino intimidada. Pero aún sonriendo: por supuesto que estabas ganando, supe entonces con seguridad qué era lo que querías ganar. Y lo estabas teniendo. No voy a decir que fuese una sorpresa para mí el querer besarte para dejártelo claro del todo. Fue una sorpresa sentir que no habría sido parte de un juego. Eso fue más que ninguna otra cosa lo que me echó atrás: No así, no por algo tan tonto. En otro momento. Sin juegos. Sin apuestas.
-La visión de fantasmas está provocada por campos electromagnéticos, eso es tan...típico de ti.
-Eso es un estudio científico pormenorizado publicado en Scientific American...
-¡Oh, en Scientific American!
Reaccionaste, seguridad de nuevo, te acercaste aún más a mí.
-¿Qué necesitas como prueba?¿Que se te aparezca un fantasma y te diga, en nombre de todos los fantasmas, que no existen?
Hay que saber perder. O dejaba de jugar o te besaría. No es que fuese una sorpresa. No exactamente.
Me retiré. Volví a leer. Pareciste casi decepcionada. Eso sí fue una sorpresa.
-Así que ganas, -dije nervioso.
-No es...no es por eso. Simplemente me pareció interesante buscar información al respecto desde una perspectiva científica. Y encontré ese artículo que es verdaderamente bueno. Tonterías aparte, pensé que te interesaría. No ha sido por ganar ni por llevarte la contraria.
Ahí estabas, cansada, sonriendo, dejando el juego, preciosa, tú.
Y me di cuenta de que me moría por besarte. Con o sin juego, con o sin provocación. Eras tú, estabas frente a mí y tenía que besarte. Y tenía la fuerte sensación de que responderías al beso.
Logré darte las gracias y decir algo demasiado formal sobre que apreciaba que me hubieses dado el artículo antes de...huir.
Al baño.
Y así volvemos al principio de que soy imbécil.
Me miré al espejo y pensé que no había salida. No sabía dónde estábamos pero ya no había salida. No era una sorpresa, ni una gran noticia. La verdad vista por uno mismo, simplemente.
Tardamos aún casi un año en besarnos, tanto que lamenté no haberlo hecho aquella mañana, y en muchas otras ocasiones.
Pero, afortunadamente, la verdad era que no había salida.
Acabó ocurriendo.
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