Ilusion #08 Bienvenida
Autor:meztli_lu
Tema:Bienvenida
Tabla: Ilusoria
Fandom: Real Personal Fiction
Claim: Shirota Yuu
Disclaimer: Le pertenece a mamá Pía
Rating:General
Resumen: El primer sueño que tuvo con el fantasma de su conciencia. Ella se presenta en una onírico ilusión. Se siente confundido al no saber de quien es el sueño, si suyo o de ella.
Me gusta este texto. Trato de apresurarme, en un rato estaré trabajando, estudiando y sin tiempo más de nada.
Bienvenida
El verde luminoso de un jardín, una fuente de piedra gris y las flores secas. Fue el primer sueño que tuvo con ella. Las bancas verdes alrededor de la fuente y una melodía lejana. Le dieron la bienvenida. Miró su reloj, el triangulo en su mano le daba las tres de la tarde. Algunas personas caminaban alrededor, en parejas, solas.
Buscó una banca cómoda donde la sombra lo cobijara y el agua con el sol, dibujaran un arcoíris frente a él. Contempló un momento sus zapatos negros. Notó que vestía un traje, con camisa azul marino. Lo mismo que vestía durante el día. Gente seguía cruzando la fuente. Eran occidentales. Lograba escuchar un poco sus voces; lenguas extranjeras.
-No sería bueno que nos pudiéramos comunicar entre todos sin necesidad de la barrera del lenguaje-dijo una jovencita a su lado. Un libro cubría su rostro. Sólo veía el titulo escrito al revés.
El cabello castaño, caía como cascada hasta la cintura, sus ropas le recordaron a una época del tiempo donde las flores y burbujas estaban de moda.
-La música podría ser un buen factor. Desgraciadamente no todos la comprendemos. Si aprendiéramos a amar como animales…-su voz ronca, denotaba un castellano perfecto, sin faltas de ortografía.
Bajó despacio el libro y vio dos avellanas que lo miraban fijamente.
-¿Quién eres?-preguntó ella hasta bajar completamente el libro.
Yuu se sonrojó, nunca había visto una mujer como ella, ni siquiera en España cuando visitaba a su madre. Era blanca, con las mejillas rosas y los labios delgados. Era
luminosa. Radiaba una inocencia profunda. Sabía más de lo que mostraban sus manos.
-Soy Tshuva-dijo.
-¿Cómo?-ese sustantivo fue un trabalenguas que arrancó pequeñas risas de Yuu sin mala intención.
La joven con desden, deletreó su nombre. Hasta ese momento, notó que la rodeaban flores, libros y a sus pies el infinito. La banca empezó a flotar despacio hasta llegar a las nubes.
-¿A que te dedicas?-preguntó ella olvidando el insulto. Todo resultaba natural.
Yuu ignoró el vuelo y contestó tranquilamente.
-Vaya, te dedicas a las artes helénicas. Interesante
-No, eso no, soy actor-contestó molesto por la confusión.
-…bueno-miró en dirección contraría, tampoco le importó el vuelo apresurado de la banca o lo ignorante que fuera su interlocutor. Luego respondió-¿Qué haces aquí?
-Es un sueño-dijo Yuu sin dejar de reír.
-Claro que lo es…-ella miró entre las nubes y señaló-hay está mi casa. Mira al norte, están las figuras de hielo donde paseamos por primera vez, ¿recuerdas?
-Yo no…-intentó explicarle. Pensó que lo confundía. El movimiento de la banca los agitó, cada vez subía más rápido hasta quedar suspendidos en el espació.
-Me gustan tanto estos sueños. ¿A ti no? Es increíble como la mente puede lograr factores tan esplendidos. Yo, en el espacio, con el hombre más perfecto de la tierra. Tú, en el espacio, con la mujer más idiota del planeta-se echaron a reír.
Ella era diferente de lo que acostumbraba en su mundo. No dejaba de hablar, sus metáforas lo confundían, era como hablar con un acertijo o esperar a que un puzzle le resolviera sus problemas. Aquella sensación, le dio tranquilidad. Escapó por un momento de las interminables escenas que lo acompañaban en su monotonía. No sabía que tan fastidiado y aburrido estaba de la vida que otros le habían construido. Era como una broma del destino.
Las estrellas viajaban, se acercaban a la luna y Tshuva cantaba canciones desconocidas para él. La banca seguía andando. Ella estaba entretenida observando el firmamento y los planetas estelares.
-¿Esté es tu sueño?-preguntó Yuu, analizando, que nunca en su vida había tenido ésa clase de imaginación.
La joven no lo escuchó, seguía comparando las estrellas con nombres propios, que el movimiento brusco de la silla no la incomodó. Empezó a descender suavemente, los mecía. Yuu al sentir un mareo, la tomó de la mano con fuerza, fue la inercia y el miedo. Creyó que caerían. Su estómago se revolvió, sentía que lo perdía por la presión de un yunque.
-Agárrate fuerte-dijo ella y se lanzó a sus brazos con el mismo temor-…tengo vértigo
En un instante, estaban envueltos en un remolino de polvo estelar e iban cayendo en picada de regreso a la tierra, a tal velocidad que la presión les quitaba el oxigeno. Sus gritos se fundieron con las voces de la tierra que los llamaban. Algunos recuerdos los conmovieron. Yuu logró abrir un ojo, observó la mitad de la tierra sumida en la oscuridad. La otra brillaba. Traspasaban las nubes. Oían a las montañas respirar y ella no dejaba de cantar. La banca se rompía, los separaba. Ella logró susurrar en su oído: “Hay una forma de hacerme feliz, amor mío. Muérete”
Ella desapareció con otro remolino de imágenes y humo. Seguía cayendo, las luces de los edificios parpadeaban como una señal de aviso para no estrellarse frente a los cristales.
Despertó, empapado de sudor, dio un brincó que lo tiró de la cama.
Y eso es todo, simple, ¿no?
Gracias por leer
Tema:Bienvenida
Tabla: Ilusoria
Fandom: Real Personal Fiction
Claim: Shirota Yuu
Disclaimer: Le pertenece a mamá Pía
Rating:General
Resumen: El primer sueño que tuvo con el fantasma de su conciencia. Ella se presenta en una onírico ilusión. Se siente confundido al no saber de quien es el sueño, si suyo o de ella.
Me gusta este texto. Trato de apresurarme, en un rato estaré trabajando, estudiando y sin tiempo más de nada.
Bienvenida
El verde luminoso de un jardín, una fuente de piedra gris y las flores secas. Fue el primer sueño que tuvo con ella. Las bancas verdes alrededor de la fuente y una melodía lejana. Le dieron la bienvenida. Miró su reloj, el triangulo en su mano le daba las tres de la tarde. Algunas personas caminaban alrededor, en parejas, solas.
Buscó una banca cómoda donde la sombra lo cobijara y el agua con el sol, dibujaran un arcoíris frente a él. Contempló un momento sus zapatos negros. Notó que vestía un traje, con camisa azul marino. Lo mismo que vestía durante el día. Gente seguía cruzando la fuente. Eran occidentales. Lograba escuchar un poco sus voces; lenguas extranjeras.
-No sería bueno que nos pudiéramos comunicar entre todos sin necesidad de la barrera del lenguaje-dijo una jovencita a su lado. Un libro cubría su rostro. Sólo veía el titulo escrito al revés.
El cabello castaño, caía como cascada hasta la cintura, sus ropas le recordaron a una época del tiempo donde las flores y burbujas estaban de moda.
-La música podría ser un buen factor. Desgraciadamente no todos la comprendemos. Si aprendiéramos a amar como animales…-su voz ronca, denotaba un castellano perfecto, sin faltas de ortografía.
Bajó despacio el libro y vio dos avellanas que lo miraban fijamente.
-¿Quién eres?-preguntó ella hasta bajar completamente el libro.
Yuu se sonrojó, nunca había visto una mujer como ella, ni siquiera en España cuando visitaba a su madre. Era blanca, con las mejillas rosas y los labios delgados. Era
luminosa. Radiaba una inocencia profunda. Sabía más de lo que mostraban sus manos.
-Soy Tshuva-dijo.
-¿Cómo?-ese sustantivo fue un trabalenguas que arrancó pequeñas risas de Yuu sin mala intención.
La joven con desden, deletreó su nombre. Hasta ese momento, notó que la rodeaban flores, libros y a sus pies el infinito. La banca empezó a flotar despacio hasta llegar a las nubes.
-¿A que te dedicas?-preguntó ella olvidando el insulto. Todo resultaba natural.
Yuu ignoró el vuelo y contestó tranquilamente.
-Vaya, te dedicas a las artes helénicas. Interesante
-No, eso no, soy actor-contestó molesto por la confusión.
-…bueno-miró en dirección contraría, tampoco le importó el vuelo apresurado de la banca o lo ignorante que fuera su interlocutor. Luego respondió-¿Qué haces aquí?
-Es un sueño-dijo Yuu sin dejar de reír.
-Claro que lo es…-ella miró entre las nubes y señaló-hay está mi casa. Mira al norte, están las figuras de hielo donde paseamos por primera vez, ¿recuerdas?
-Yo no…-intentó explicarle. Pensó que lo confundía. El movimiento de la banca los agitó, cada vez subía más rápido hasta quedar suspendidos en el espació.
-Me gustan tanto estos sueños. ¿A ti no? Es increíble como la mente puede lograr factores tan esplendidos. Yo, en el espacio, con el hombre más perfecto de la tierra. Tú, en el espacio, con la mujer más idiota del planeta-se echaron a reír.
Ella era diferente de lo que acostumbraba en su mundo. No dejaba de hablar, sus metáforas lo confundían, era como hablar con un acertijo o esperar a que un puzzle le resolviera sus problemas. Aquella sensación, le dio tranquilidad. Escapó por un momento de las interminables escenas que lo acompañaban en su monotonía. No sabía que tan fastidiado y aburrido estaba de la vida que otros le habían construido. Era como una broma del destino.
Las estrellas viajaban, se acercaban a la luna y Tshuva cantaba canciones desconocidas para él. La banca seguía andando. Ella estaba entretenida observando el firmamento y los planetas estelares.
-¿Esté es tu sueño?-preguntó Yuu, analizando, que nunca en su vida había tenido ésa clase de imaginación.
La joven no lo escuchó, seguía comparando las estrellas con nombres propios, que el movimiento brusco de la silla no la incomodó. Empezó a descender suavemente, los mecía. Yuu al sentir un mareo, la tomó de la mano con fuerza, fue la inercia y el miedo. Creyó que caerían. Su estómago se revolvió, sentía que lo perdía por la presión de un yunque.
-Agárrate fuerte-dijo ella y se lanzó a sus brazos con el mismo temor-…tengo vértigo
En un instante, estaban envueltos en un remolino de polvo estelar e iban cayendo en picada de regreso a la tierra, a tal velocidad que la presión les quitaba el oxigeno. Sus gritos se fundieron con las voces de la tierra que los llamaban. Algunos recuerdos los conmovieron. Yuu logró abrir un ojo, observó la mitad de la tierra sumida en la oscuridad. La otra brillaba. Traspasaban las nubes. Oían a las montañas respirar y ella no dejaba de cantar. La banca se rompía, los separaba. Ella logró susurrar en su oído: “Hay una forma de hacerme feliz, amor mío. Muérete”
Ella desapareció con otro remolino de imágenes y humo. Seguía cayendo, las luces de los edificios parpadeaban como una señal de aviso para no estrellarse frente a los cristales.
Despertó, empapado de sudor, dio un brincó que lo tiró de la cama.
Y eso es todo, simple, ¿no?
Gracias por leer