(no subject)

Nov 27, 2008 23:06



Autor: eliradcliffe
Fandom: Historia original
Claim: Emily, Elena
Tabla: Simbolica
Tema: #5 - Historia
Título: El inicio
Advertencias: Ninguna

Emily se sentía mal por Elena. No eran amigas realmente, pero el simple hecho de saber que la chica había sufrido por culpa de su primo le provocaba un profundo dolor de cabeza. Era una reacción extraña, lo sabia, pero no podía evitar sentirse así.

Debía admitirlo, no sabia con exactitud que había pasado entre ellos dos, pero de que Erick había sido el culpable de que Elena pareciera una zombi después de que tuvo un periodo en el que exhumaba felicidad, lo era. No le cabía duda de eso. Mucho menos después de que los encontró discutiendo acaloradamente en uno de los laboratorios de medicina.

Él era el culpable y ella, como si hubiese sido la que le había presentado el chico a Elena, se sentía culpable también. Y en parte lo era. Ella, desde el día que se la había encontrado en la solitaria cafetería a las seis de la mañana, había estado pensando en Elena y en el hecho de que nadie parecía saber nada de ella. Solo aquel chico guapo y popular que estaba en medicina parecía conocerla.

Le habló a Erick de ella unas mil veces mientras se dirigían al campo junto a sus demás compañeros y ya cuando llegaron a la cabaña e hicieron la repartición de habitaciones, Erick tenía a Elena entre ceja y ceja. Según él, hasta le provocaba dolor de cabeza escuchar su nombre. Pero era seguro que Emily había provocado una especie de obsesión en él. Erick decía que no conocía a la chica, así que el hecho de que su prima se la mencionara tantas veces, tendría que hacer algún efecto, ¿no? Y para rematar, le tocó compartir habitación con ella todo un mes.

Emily sabia que su primo, estando en la misma habitación con una mujer no se iba a quedar tranquilo y quizás había echo uso de su muy bien conocido poder de seducción para llevarse a Elena a la cama. Y quizás, ella se había negado y él la había forzado…

Agitó la cabeza de un lado al otro para sacarse esos pensamientos de la mente. Erick no era así. Él no tenía necesidad de hacer eso porque todas las mujeres se le ofrecían cada vez que tenían oportunidad y no era precisamente para ayudarlo con sus tareas. Pero Elena era tan diferente a las demás mujeres y él era tan obsesivo…

Perdida como estaba en sus cavilaciones no se había percatado de que había llegado al jardín trasero de la escuela, ese al que casi nadie iba porque estaba muy lejos del movimiento y el bullicio. Y justo allí, sola, sentada sobre un banco de piedra, con un libro entre sus manos, estaba Elena. Inmediatamente la vio, con sus características ropas anchas y su alborotado cabello castaño, sintió el irrefrenable deseo de sentarse a su lado y confortarla; se veía tan triste y tan sola. Aquel chico con el que solía verla de vez en cuando estaba, seguramente, en uno de sus planes de conquista, por lo que en esos momentos tenia cabeza para todo menos para ella.

Sin pensarlo dos veces se acerco a Elena y se sentó a su lado. Como la primera vez que la había visto, Elena tardo unos instantes en percatarse de que ya no estaba sola. Miro a Emily con unos ojos cargados de una tristeza que rozaba el alma de quien los mirase, y con su voz dulce e infantil se dirigió a ella.

- ¿Que haces aquí? Tú no eres de las personas que se aparecen por estos lados.

Era cierto. Ella, en todos los años que tenia estudiando en esa escuela, no se había acercado a esa zona porque era el lugar en el que los inadaptados sociales se pasaban sus ratos libres. Ella, como toda chica popular, no tenía nada que buscar por allí. O por lo menos no hasta ese momento.

-No lo se. Solo caminaba y llegué hasta aquí-le respondió con sinceridad- ¿No te molesta que me quede aquí a tu lado, verdad?

Elena, después de mirarla fijamente durante unos instantes, movió la cabeza en un gesto negativo. Emily le sonrió.

-Aunque no se que harás aquí. Esta no es tu zona y yo no soy el tipo de compañía que frecuentas-le dijo mientras se encogía de hombros. Era tan pequeña y tan frágil que daba ganas de estar con ella todo el tiempo para que nada le pasara. Abrazarla y no soltarla nunca. Quizás era eso lo que le pasaba a su primo con ella…

- ¿Y eso que mas da? Yo solo quiero hablar con alguien y aquí estas tu- Elena iba a replicar pero ella la detuvo con un movimiento de su mano-Voy a ser franca contigo, Elena. Se que entre tu y mi primo paso algo y se que es por eso que estas tan triste. Puedes contármelo. Y no te lo digo porque soy una chismosa que quiere saber que sucede en la vida de mi primo ni porque quiera publicarlo después en el diario de la escuela. No. Yo solo quiero saber que te pasó porque me interesa ayudarte… me siento culpable.

Elena la miró sorprendida unos instantes. ¿Cómo podía sentirse ella culpable cuando la única responsable era ella por haber sido tan estúpida y crédula? Por pensar que el chico mas popular de la escuela se iba a fijar en ella solo porque si cuando en cuatro largos años no había siquiera reparado en su presencia. No. Emily no tenía derecho a sentirse culpable; nadie más que ella podía sentirse así.
Además, ¿desde cuando Emily se preocupaba por ella? No eran amigas, ni siquiera compañeras de clases, por lo que el contacto entre ellas dos era prácticamente nulo. La única vez que había tenido algo parecido a una conversación fue precisamente el día del viaje. Y eso no le daba derecho a querer entrometerse en su vida.

- ¿A que viene ese repentino interés hacia mi persona?-le pregunto seria, mientras cerraba el libro y lo dejaba sobre sus piernas. Emily se fijó en que era un de los controversiales libros de Dan Brown. Algo relacionado con demonios o algo así.

-Elena, ya te dije mis razones-le dijo con un tono de voz calmado. El hecho de que Elena dudase de sus intenciones no parecía ofenderla- Yo solo quiero que hables con alguien, que te desahogues y con quien más que conmigo, que soy la única persona en todo este maldito lugar que conoce a Erick más que a su propia mano. Y, además, soy la única persona que se ha acercado a ti porque le preocupa como te ves. Estas mal, Elena, y si no te sacas eso que tienes metido en el pecho estarás peor.

-Yo no necesito…

-Lo necesitas- la interrumpió- Y yo soy la única persona que va a escucharte y a comprenderte. Porque yo se como te sientes, lo veo en tus ojos. Y se como se siente mi primo también…

- ¡No sigas hablándome de él!-exploto- No me interesa saber como se siente ni que tan bien se la esta pasando con sus nuevas conquistas. Nada que tenga que ver con él me interesa, ¿de acuerdo?- Emily asintió lentamente. Elena, respiró profundo varias veces para controlarse. Estando ya mas calmada, prosiguió hablando- ¿Qué ganas tu con esto? ¿Qué ganas con escuchar lo que en verdad paso?

-Nada, en realidad. Solo quiero… saberlo. Quizás eso me ayude a sacarme estas locas teorías que tengo en la cabeza. Quizás, porque la idea de que mi primo haya hecho lo que estoy pensando me enferma y quiera saber que él no es como lo estoy imaginando.

Elena estuvo meditando sus palabras un buen rato. Quería contárselo a alguien y Oscar, obviamente, no era la persona adecuada. Primero, porque inmediatamente Elena terminase de contarle su historia con Erick, él se pondría de pie y con aquella calma que lo caracterizaba, saldría de la casa dispuesto a golpear a su rival hasta dejarlo inconsciente; ganas no le faltaban. Y segundo, porque él, que odiaba a Erick desde lo mas profundo de su ser, no comprendería las razones que tuvo Elena para involucrarse con él aunque se las explicara con dibujos y manzanas verdes.

En cambio Emily era una chica, una posible amiga (y ella estaba altamente necesitada de una). Ella comprendería a la perfección lo que le pasaba y quizás le ayudase a comprender porque las cosas habían acabado de ese modo. Quizás le dijese que había hecho mal o porque la vida era tan injusta con ella.
Pero si se lo contaba, corría el riesgo de que ella se lo dijese a alguien más y pusiese aun mas abajo la poca reputación que le quedaba. Aunque a decir verdad, ya nada le importaba realmente. Ni siquiera
quedar como una tonta más en la larga lista negra de mujeres conquistadas y engañadas por Erick.

-Prométeme que no se lo contaras a nadie-Emily le tendió su mano para que ella se la apretara en señal de pacto.

-Te lo prometo. Y de ahora en adelante, este será nuestro secreto.

Y allí, en medio de un hermoso jardín pocas veces visitado por los alumnos, bajo la sombra de un gran árbol, Elena le contó todo a Emily, sin omitirle ningún detalle. Y ese acto fue el que le dio inicio a la larga y duradera amistad entre ellas dos. Porque ya era tiempo de que Elena tuviese una amiga.

autor: eliradcliffe, #tabla simbólica, o: elena&erick&emily&oscar

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