A Diego, como a la mayoría de la gente, ver arder el fuego lo deja ensimismado.
Esas motitas brillantes que chisporrotean al son de las llamas, y de tan rápido que pasa, casi parece que vaya a cámara lenta. El fuego se mueve sinuoso, formando siluetas y bailando, creciendo y menguando. Diego es una persona muy tranquila, y le sorprende que algo tan destructivo pueda llegar a ser tan sereno y relajado cuando está controlado.
No, bueno. En realidad nunca está controlado. Hace creer que sí, y mantendrá la calma hasta el final, pero en el fondo sólo está esperando el momento adecuado para soltar toda su fuerza. Porque la tiene, y lo sabe, y ese es el problema.
No es que sea malo, eso Diego lo sabe muy bien. O igual es que él se empeña en fisgar más allá de lo que se ve, pero eso es porque sabe que hay algo. Porque, a pesar de toda la destrucción que se le atribuye, de todos los males, de ser temido como un diablo; también es venerado como un dios, es el símbolo de la resurrección y de la purificación. Porque es difícil verlo, pero el fuego no quema, sólo es cálido. A veces demasiado, sí, pero eso no quiere decir nada. Porque a todo el mundo le gusta tumbarse en invierno al lado de la chimenea, y sentir, de pronto, que la casa es acogedora.
Porque tiene que haber una razón por la que a la lumbre se le llame hogar.
Diego agarró la manta que le cubría los pies y la abrió, poniéndosela a Xoán por encima. Ni siquiera le contestó, pero no importaba.
Y es que a Diego, como a la mayoría de la gente, le gusta pensar que tiene al fuego controlado.
Título: Tierra
Autor:
0_aredhel_0 Fandom: Authonomical Provinces Hespania
Disclaimer: Los personajes son de
vikokaoru Claim: Xoán/Diego. O algo así
Advertencias: Motivante (??)
Notas: Basado en un rol con
vikokaoru . La frase final corresponde a la canción Without Me de Eminem, que Diego adora :3
No era algo inusual, pero algo hizo que Xoán se detuviera a mirarlo con mayor atención.
En medio de la calle, entre dos baldosas medio sueltas de la acera, un montoncito de tierra cuidaba de una pequeña planta, que se erguía impasible. No estaba cerca de alguna pared, si no al lado de la carretera, pero no parecía molestarle, y eso que estar ahí significaba que estaba totalmente expuesta al humo de los coches, a las pisadas de la gente, a la rabia de cualquier niño o animal.
Era como un trocito de bienestar que, por otra parte, no pertenecía a ese lugar. No debía estar allí, si no en medio del campo; donde la tierra mullida y el verde brillante de las hojas no le hiciera recordar a uno que no tenía esas pequeñas maravillas.
O que las había perdido.
Había algo que le impulsaba a arrancarla, a quitarle esa sonrisa bobalicona con la que parecía que le miraba, pero fue incapaz. Otra parte de sí mismo le decía que debía respetar que hubiese sobrevivido en un ambiente hostil, que siguiente intentándolo una y otra vez, aunque sólo recibiese a cambio contaminación.
Pero tampoco iba a admirarla.
Se levantó sin más, dejando un pensamiento neutral sobre su pequeño descubrimiento. Aunque puede que la balanza se decantara por uno de los extremos cuando su cabeza lo traicionó, y una sola frase cruzó su mente:
It feels so empty without him.