LOGÍA PRIMERA . El LLanto Del Héroe.
Buscando el milagro, manteniendo el valor, a veces cuesta más, otras veces, simplemente es inútil. Sofocado. Cayendo por su barranco. Desprendiendose de su vergüenza, humillado sin más. Cabizbajo, la gravedad actúa.
Teatro de sueños, opera prima del dolor. Consonante perfecta. Tilde en el uno.
Obró y habló más de la cuenta, se precipito al vacío. Levantando las manos, llevándolas a la cabeza, agarrando el prado, la obra perfecta de Dios. La genuflexión, el frío en la frente.
Como un niño pequeño, joven milagro, intensidad encontrada, hoy más que nunca, sobriedad.
Noventa grados, lluvia de estrellas, un punto donde mirar, un punto donde encomendar los deseos. Su inquietud, tranquilidad turbada.
La fragilidad de un sueño, la dinastía de su honor.
Burlado, y atado de manos y piés.
Hoy llora, mañana quizás reirá. Pero solo será un espejismo.
Y el violín una vez más, se apagará. Para dejar paso al sueño. Al supuesto descanso del alma.
Ebanista, hilo de la muerte. Edificio ya acabado.
Puntos suspensivos.
Recuerdo de un corazón, lágrima. Débil latido, y una despedida fugaz.
Puede ocurrir lo que sea, pero el recuerdo perdurará.
Hoy como ayer.
Y ayer como máñana.
El preludio de la destrucción.
El sueño eterno, epílogo del infinito.
Nos veremos ahí, junto a mi corazón.
Que no se llore la muerte del héroe.
Y que el vacío de la soledad, rebose alegría y júbilo.
Obra póstuma, no volverá. Lo ha decidido.
Lejos de su casa, próximo a la derrota, una última vez.
Mirada, miedo, pero esperanza de que lo mejor, esta por llegar.
Una despedida agridulce, un adiós sin adornos.
Una vez, fué alguién para alguién.
Dos días, y sus ojos se cerrarán.
Que no se llore la muerte del héroe.
Lo hizo con la mejor intención.
Él,és.
Seis, nueve, catorce.
Teatro de sueños, opera prima del dolor. Consonante perfecta. Tilde en el uno.
Obró y habló más de la cuenta, se precipito al vacío. Levantando las manos, llevándolas a la cabeza, agarrando el prado, la obra perfecta de Dios. La genuflexión, el frío en la frente.
Como un niño pequeño, joven milagro, intensidad encontrada, hoy más que nunca, sobriedad.
Noventa grados, lluvia de estrellas, un punto donde mirar, un punto donde encomendar los deseos. Su inquietud, tranquilidad turbada.
La fragilidad de un sueño, la dinastía de su honor.
Burlado, y atado de manos y piés.
Hoy llora, mañana quizás reirá. Pero solo será un espejismo.
Y el violín una vez más, se apagará. Para dejar paso al sueño. Al supuesto descanso del alma.
Ebanista, hilo de la muerte. Edificio ya acabado.
Puntos suspensivos.
Recuerdo de un corazón, lágrima. Débil latido, y una despedida fugaz.
Puede ocurrir lo que sea, pero el recuerdo perdurará.
Hoy como ayer.
Y ayer como máñana.
El preludio de la destrucción.
El sueño eterno, epílogo del infinito.
Nos veremos ahí, junto a mi corazón.
Que no se llore la muerte del héroe.
Y que el vacío de la soledad, rebose alegría y júbilo.
Obra póstuma, no volverá. Lo ha decidido.
Lejos de su casa, próximo a la derrota, una última vez.
Mirada, miedo, pero esperanza de que lo mejor, esta por llegar.
Una despedida agridulce, un adiós sin adornos.
Una vez, fué alguién para alguién.
Dos días, y sus ojos se cerrarán.
Que no se llore la muerte del héroe.
Lo hizo con la mejor intención.
Él,és.
Seis, nueve, catorce.